Bloomberg — Las megainundaciones, es decir, las más graves registradas hasta ahora en un lugar determinado, pueden predecirse analizando inundaciones pasadas en otras regiones similares del mismo continente, según un estudio publicado esta semana en Nature Geoscience.
Este tipo de inundaciones extremas no son infrecuentes -el estudio identificó 510 inundaciones de este tipo entre 1999 y 2021 sólo en Europa- y los pueblos y ciudades no suelen estar preparados para sus catastróficos impactos. En julio de 2021, una megainundación entre ríos de Alemania, Países Bajos, Bélgica y Luxemburgo causó 200 víctimas mortales y más de US$40.000 millones en daños.
Los investigadores intentaron determinar si ciertas megainundaciones en Europa podrían haberse predicho con antelación estudiando otras inundaciones anteriores en el continente en regiones con hidroclimas (clima geográfico y patrones hídricos) similares. Mediante el análisis de los datos de descarga de los ríos, descubrieron que el 95,5% de las megainundaciones observadas caían dentro de los límites de las crecidas máximas previstas en regiones similares.
“En casi todos los casos, fue posible anticipar el orden de magnitud de estas megainundaciones utilizando datos de otros lugares similares del continente”, afirma Miriam Bertola, investigadora hidrológica de la Universidad Técnica de Viena y autora principal del estudio.
Los resultados revelan la importancia de la comunicación entre países a la hora de prepararse y prever inundaciones. Según Bertola, es raro que los datos y estudios nacionales traspasen las fronteras nacionales en Europa debido a la normativa.
“Todas estas megainundaciones, basadas en datos locales, parecen realmente sorprendentes. Este estudio demuestra realmente que tenemos que empezar a compartir datos y conocimientos con nuestros vecinos, de otros países”, afirmó.
A medida que el planeta se calienta, la necesidad de anticiparse a las inundaciones es más urgente que nunca. Las temperaturas más cálidas provocan una mayor evaporación de lagos y océanos, que cae en forma de fuertes precipitaciones. Dependiendo de dónde caiga, las crecidas de los ríos pueden ser mayores y más frecuentes en algunos lugares y menores y menos frecuentes en otros.
Según Fred Hattermann, vicedirector del departamento de investigación de resiliencia climática del Instituto de Investigación del Impacto Climático de Potsdam en Alemania, quien no participó en el estudio, Europa está más influenciada por las condiciones atmosféricas húmedas del norte del Atlántico, ya que se encuentra bajo los vientos del oeste, que soplan de oeste a este.
Debido a estas condiciones, “cabe suponer que las inundaciones y megainundaciones en Europa aumentarán en número e intensidad”, afirmó.
Según Hattermann, es necesario hacer más para comprender la realidad de las inundaciones en un planeta más cálido, ya que fijarse en las inundaciones del pasado tiene sus limitaciones.
“En un clima cambiante, no creo que baste con fijarse sólo en los datos históricos”, dijo, pero añadió que podría ser útil alimentar las previsiones climáticas futuras para predecir con mayor exactitud los escenarios de megainundaciones.
Con todo, las herramientas de previsión utilizadas en el estudio son prometedoras para preparar a las comunidades ante estas inundaciones masivas, ya que el elemento sorpresa puede ser el aspecto más peligroso de una catástrofe.
Según Hattermann, las autoridades podrían utilizar esta metodología para implantar un sistema de alerta que podría salvar vidas e infraestructura crítica. “Si estás en Polonia, en Eslovaquia o en Escandinavia, podrías echar un vistazo al peor caso estimado en tu zona: al menos podrías prever qué podría ocurrir”.
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