Bogotá — El ‘boom’ global de la demanda de energías limpias supondrá una oportunidad de negocio millonario para Latinoamérica y el Caribe gracias al potencial que tiene de producir minerales críticos como el grafito, bauxita, níquel, zinc, litio, cobre o neodimio, concluyó el reporte World Energy Outlook 2023.
El informe que publica la Agencia Internacional de la Energía (AIE) muestra que los ingresos procedentes de la producción de minerales críticos en Latinoamérica y el Caribe llegaron a los US$100.000 millones en 2022.
Pero con el aumento de la demanda de tecnologías energéticas limpias globalmente, se espera que estos minerales se vuelvan indispensables y con ello la región se vea beneficiada: “El aumento de la demanda de tecnologías energéticas limpias ofrece a Latinoamérica y el Caribe grandes posibilidades de ampliar la producción y la exportación de minerales esenciales, aprovechando su bien establecido sector minero y sus importantes reservas de minerales”.
De acuerdo a la AIE, con el aumento de la demanda de estos minerales, los ingresos de Latinoamérica por su venta se podrían multiplicar por 1,5 para el año 2030 en el denominado escenario de promesas anunciadas (Announced Pledges Scenario O APS), que es el rumbo que tomaría la región si los Gobiernos cumplen con los objetivos climáticos que se trazaron.
En este escenario, para el 2050 se proyecta que los ingresos provenientes de los minerales críticos superen a los de la producción combinada de combustibles fósiles en la región, que caerían a US$145.000 millones.
Esto ocurriría “a medida que los países de todo el mundo cumplen los compromisos anunciados para limitar los impactos del cambio climático”, según el informe.
En un escenario más positivo, el de emisiones netas cero para 2050 (Net Zero Emissions o NZE) se proyecta que los ingresos provenientes de la producción de minerales críticos aumenten hasta los US$246.000 millones.
El potencial del litio para Latinoamérica
Latinoamérica jugará un papel clave en este proceso de transición energética al ser una fuente directa de estos minerales estratégicos para la producción de baterías que mueven, entre otros artefactos, a los carros eléctricos.
Latinoamérica y el Caribe, por ejemplo, tiene la mitad de las reservas de litio globales y en la actualidad suministra un 35% del total.
Los países que forman el llamado “triángulo del litio”, que abarca a Argentina, Bolivia y Chile, podrían verse más beneficiados de este contexto.
Mientras Chile representa el 30% de la producción de litio, Argentina abarca el 5%.
Y si bien en Bolivia también hay un potencial significativo alrededor del litio, la falta de infraestructuras le está jugando en contra.
Aun así, en el informe se destaca que la firma china CATL espera invertir en ese país más de US$1.000 millones en un proyecto de litio.
“Hasta ahora, la extracción de litio se ha concentrado en los salares de Chile, pero se espera que la mina Kachi empiece a funcionar en Argentina en 2024, y la mina Grota do Cirilo acaba de iniciar su producción en Brasil”, resalta.
Otros minerales estratégicos con potencial en LatAm
Además del litio, que es clave para casi todos los tipos de baterías de almacenamiento actuales, el cobre también representa una oportunidad para que la región tome un lugar protagónico en la transición energética.
En el reporte World Energy Outlook 2023 se explica que el cobre sustenta la expansión de las energías renovables y las redes eléctricas.
En lo que respecta específicamente al cobre, Latinoamérica contribuye con un 40% de la producción mundial, siendo los principales actores Chile (con un 24% de la contribución de la región) y Perú (10%).
Si bien la producción de cobre estuvo rezagada por varios años, ha comenzado a repuntar y países como Chile tienen metas ambiciosas de producción, al pasar de las 5,7 millones de toneladas métricas actuales a 9 para 2050.
Además, obras como la construcción de un megapuerto en Perú para facilitar las exportaciones podrían contribuir a la expansión de este segmento, de acuerdo a los autores del texto.
La Agencia Internacional de la Energía considera que la región podría “expandirse hacia otros materiales como el níquel -un componente clave en baterías y electrolizadores- y los elementos de tierras raras necesarios para los motores de los vehículos eléctricos y las turbinas eólicas”.
Para capitalizar estas oportunidades ve importante aumentar a toda costa la producción de estos minerales, incluidos los recursos no desarrollados.
Asimismo, es importante para la región mejorar las prácticas para un suministro responsable y sostenible de cara a las exigencias de los mercados internacionales.
Y con esto en mente, pasar de la producción de minerales a la de productos procesados para sacar mayores réditos de esta demanda de energías limpias.
Los escenarios de la energía y el petróleo en LatAm
El crecimiento demográfico y económico impulsarán también a nivel local la demanda de energía en Latinoamérica y el Caribe.
Es así que el suministro total de energía en la región se expandirá un 10% de 2022 a 2030 y un 35% en 2050 en el escenario de políticas declaradas (Stated Policies Scenario o STEPS), que se refiere a la trayectoria que tomaría la región con base a las políticas gubernamentales actuales.
De acuerdo al informe, las fuentes de bajas emisiones pasarán de representar más del 60% de la generación total en 2022 a más del 80% en 2050.
No obstante, uno de los grandes desafíos es que “la ligera disminución de la proporción de combustibles fósiles en el suministro energético no es suficiente para evitar que las emisiones de CO2 relacionadas con la energía en la región aumenten un 10% por encima de los niveles actuales en 2050″.
En el actual contexto, añade, “la crisis energética mundial ha planteado cuestiones de seguridad energética a muchos países importadores netos, creando potencialmente una oportunidad para que los productores y los países ricos en recursos de la región aumenten su propia producción y exportación”.
En el escenario de promesas anunciadas, las exportaciones netas suben de 0,6 mb/d en 2022 a 2,3 mb/d en 2035, con el impulso de Guyana y Brasil, a medida que la demanda se desacelera en Latinoamérica y el Caribe.
En un contexto como este se “sigue permitiendo algunos nuevos desarrollos de exploración y producción si son competitivos en costes y presentan bajas intensidades de emisiones”.
No obstante, “los nuevos yacimientos de petróleo y gas de todo el mundo se enfrentarían a importantes riesgos comerciales si la demanda mundial sigue la senda del escenario de cero emisiones netas para 2050 (NZE), que limita el calentamiento global a 1,5 grados Celsius”.
En todo caso, los autores aclaran que “la dependencia de los mercados de exportación hace que estas proyecciones sean muy sensibles al ritmo de las transiciones mundiales, que varían sustancialmente en los escenarios en función de la solidez de las políticas gubernamentales”.