Bloomberg — Esta semana, los neurólogos que participaron en el mayor encuentro de investigación sobre la enfermedad de Alzheimer celebrado en EE.UU. tuvieron una sensación de optimismo que hacía años que no experimentaban.
Tan solo pocos meses después de la aprobación en EE.UU. de Leqembi, un fármaco contra el Alzheimer de Eisai Co. (4523), los neurólogos, normalmente adustos, se mostraron esperanzados ante los avances en terapias más sencillas y frente a la posibilidad de una respuesta más rápida y en diversos frentes a la enfermedad en los años venideros.
Dennis Selkoe, neurólogo de la Facultad de Medicina de Harvard, explica que “la gente ha sido muy pesimista y negativa” en épocas anteriores a causa de los muchos ensayos fracasados contra el Alzheimer. En la actualidad, “existe un optimismo legítimo”. Los neurólogos están empezando a conversar con los enfermos y las personas que los atienden acerca de los riesgos y las ventajas de las terapias, según Selkoe, lo que supone un cambio bien recibido.
En el marco de la reunión sobre Ensayos Clínicos de la Enfermedad de Alzheimer, que se celebró en la ciudad de Boston, los investigadores de Eisai expusieron los resultados preliminares sobre una nueva formulación inyectable de Leqembi que se podría administrar en el hogar, lo cual eliminaría la necesidad de largos traslados a los centros de infusión. Eisai además expuso datos que apuntan a que los enfermos podrían obtener más beneficios si se les trata en las primeras fases del Alzheimer; su competidor Eli Lilly & Co. (LLY) presentó un análisis parecido sobre su fármaco similar, aunque todavía experimental. Los investigadores afirman que, en conjunto, estos estudios indican que algún día se podría detener o retrasar considerablemente la aparición de la enfermedad en sus primeras fases.
El cambio ha tardado en llegar. Hace menos de 10 años, la especialidad se encontraba en un estado casi desesperado cuando un ensayo tras otro sobre el Alzheimer fracasaba, mientras los investigadores se preguntaban si entendían algo sobre las causas de la enfermedad y cómo tratarla. Finalmente, Leqembi ha dado a médicos y fabricantes de medicamentos un punto de apoyo que están buscando transformar en un ataque total contra la enfermedad que destruye el cerebro y que afecta a unos 6 millones de personas sólo en Estados Unidos, y es la principal causante de los costos anuales de la demencia en alrededor de US$345.000 millones.
“He estado en este campo durante mucho tiempo y tenemos un impulso que nunca había visto”, dijo Jeffrey Cummings , investigador del Alzheimer en el departamento de salud cerebral de la Universidad de Nevada, Las Vegas. “Tenemos éxitos y son importantes y también son primeros pasos”.
El avance clave de los últimos años ha sido la reivindicación de la teoría de que el amiloide, una proteína cerebral anormal, desempeña un papel en la causa de la enfermedad de Alzheimer y que reducir sus niveles ayudaría a frenar el daño. Ahora que un gran ensayo ha demostrado que Leqembi, el fármaco reductor de amiloide de Eisai y Biogen Inc. (BIIB), frena la enfermedad, la situación ha cambiado, dijo Selkoe de Harvard.
El camino a seguir está lejos de estar claro. Tomar Leqembi requiere un régimen intensivo de infusiones dos veces al mes. Se acompaña de escáneres cerebrales, primero para establecer que hay amiloide en el cerebro del paciente y luego para detectar efectos secundarios como inflamación cerebral y sangrado que requieren un seguimiento cuidadoso. El fármaco es el primero que ha demostrado ralentizar el avance de la enfermedad, pero sólo en aproximadamente un 27%.
Pero la evidencia de que se puede frenar el Alzheimer ha revitalizado el campo. Biogen destacó los resultados de los ensayos preliminares de un fármaco experimental que se dirige a otra proteína relacionada con el Alzheimer llamada tau, diciendo que vio “tendencias favorables” en las medidas de cognición y actividad diaria. Los medicamentos que atacan la enfermedad en diferentes frentes, como la tau, algún día podrían combinarse con agentes antiamiloideos para lograr un efecto mayor, dijeron los médicos.
Selkoe dijo que estaba particularmente intrigado por los nuevos hallazgos de un ensayo anterior de Eisai que analizó a pacientes con niveles bajos de tau. Según los resultados presentados el miércoles en la reunión, aproximadamente el 60% de los pacientes con niveles bajos de tau que recibieron Leqembi mejoraron después de 18 meses con el medicamento, en comparación con sólo el 28% de los que recibieron placebo.
“Todos los datos que escuchamos hoy sugieren que cuanto más tiempo se trate, más probabilidades habrá de obtener un beneficio”, dijo Selkoe en una entrevista el miércoles por la noche. “Y en algunos casos, si la enfermedad es muy leve al principio, es posible que incluso se experimente alguna mejoría, algo que nunca se nos ha permitido decir”.
Roche Holding AG, una de las empresas cuyos primeros intentos de desarrollar fármacos reductores de amiloide fracasaron, también informó resultados positivos en la reunión. En una prueba inicial de una tecnología de anticuerpos llamada “brainshuttle”, el amiloide se eliminó completamente del cerebro del 75% de los pacientes que recibieron la dosis más alta después de sólo 28 semanas, informó la compañía. Los pacientes en los ensayos en curso han visto tasas relativamente bajas de inflamación y hemorragia cerebral hasta ahora, dijo Roche.
Los avances son tan rápidos que los investigadores están empezando a comparar el Alzheimer con otra enfermedad temida en la que nuevos medicamentos están alargando la vida.
“Realmente creemos que este campo se parecerá al cáncer dentro de cinco años”, dijo Howard Fillit , director científico de la Alzheimer’s Drug Discovery Foundation.
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