Bloomberg — Más de dos semanas después de que Israel declarara la guerra a Hamás y alistara a cientos de miles de soldados en una llamada a filas sin precedentes, crecen los llamamientos dentro del país para que se replantee el alcance de una invasión terrestre que se esperaba para cualquier día.
Personas familiarizadas con las discusiones del gabinete de guerra del primer ministro Benjamin Netanyahu dicen que la presión proviene de numerosas preocupaciones: el temor a que Hezbolá en Líbano entre desde el norte con sus misiles, el destino de unos 200 rehenes en Gaza y el riesgo de bajas militares israelíes.
Esto no significa que las tropas no vayan a entrar en Gaza -incluso puede que pronto-, ya que mientras tanto continúan los ataques aéreos. Pero la naturaleza de su operación se está reconsiderando a diario, ya que algunos veteranos de la seguridad instan a la cautela para que Israel responda metódicamente y no con furia para vengar la embestida de Hamás del 7 de octubre, que dejó 1.400 israelíes muertos.
“No se hace ningún daño esperando con una operación terrestre”, dijo Yaakov Amidror, exasesor de seguridad nacional, en televisión a última hora del domingo. “Cada día que pasa nos beneficia y perjudica a Hamás, y cuanto más tiempo pase, menos se necesitará la fuerza aérea en Gaza, por lo que será posible desplazarla hacia el norte”.
Desmantelar Hamás -etiquetada como organización terrorista por Estados Unidos y la Unión Europea- sigue siendo el objetivo. El ministro de Defensa, Yoav Gallant, reiteró el viernes que el objetivo último de Israel es crear una “nueva realidad de seguridad” para la región. Eso, sin embargo, requiere paciencia, según los veteranos de la seguridad.
Otros afirman que cuanto más se retrase el movimiento terrestre, más probable será que cambie de naturaleza, centrándose más en objetivos específicos en lugar de en una amplia toma de control. De hecho, la palabra que se usa cada vez más es “maniobra” en lugar de “invasión”.
Liberación de rehenes
Las negociaciones sobre rehenes centradas en extranjeros y personas con doble nacionalidad también están desempeñando un papel. Los gobiernos occidentales están presionando a Qatar, que ha donado enormes sumas para proyectos de infraestructuras en Gaza y acoge a dirigentes políticos de Hamás, para que libere a los rehenes.
Esto se produciría tras la liberación de dos estadounidenses el pasado viernes, con la mediación de Qatar. Las conversaciones están avanzando, según las personas familiarizadas con la situación. Hablaron bajo condición de anonimato.
Netanyahu, a quien se ha culpado del fallo de seguridad del 7 de octubre, parece ahora más cauto sobre el uso de tropas dentro de Gaza que algunos miembros del estamento militar y de defensa, dijeron las personas. Alguien que mantiene conversaciones con el dirigente israelí dijo que la sensación es que Israel puede tomarse su tiempo porque su ejército está golpeando a Hamás con toda la dureza de que es capaz actualmente.
Israel ha bombardeado Gaza con mayor intensidad desde el aire y con artillería pesada, matando a más de 4.500 personas, según el Ministerio de Sanidad dirigido por Hamás. Hay indicios de que Hamás se está debilitando, dijeron las personas familiarizadas, lo que significa que los ataques aéreos pueden continuar durante más tiempo.
Pero cualquier invasión terrestre sigue entrañando enormes riesgos para las tropas israelíes. Se cree que Hamás dispone de una red de túneles subterráneos que no ha sido destruida y donde los militantes estarían esperando para responder.
Implicación estadounidense
Estados Unidos está desempeñando un papel importante en la planificación israelí, ofreciendo asesoramiento y apoyo al tiempo que presiona suavemente a los altos funcionarios para que se enfrenten a cuestiones incómodas. Entre ellas, las consecuencias de destruir un movimiento que es político y religioso, además de militar, y el riesgo de perder las nuevas relaciones de Israel en el mundo árabe.
Los estadounidenses también están advirtiendo contra un número excesivo de víctimas civiles y presionando para que entre ayuda humanitaria en Gaza, donde 2 millones de palestinos intentan desesperadamente evitar la muerte. Al mismo tiempo, Estados Unidos ha aumentado su propio perfil militar en la región, añadiendo dos flotas basadas en portaaviones, más sistemas antimisiles y tropas.
Los funcionarios israelíes dicen que necesitan enviar dos mensajes distintos y opuestos: El primero es a otros grupos respaldados por Irán, como Hezbolá, para decirles que Israel puede actuar como ellos si es necesario y obligar a sus enemigos a pagar un precio terrible. El otro es para Washington y otras capitales occidentales, que Israel comparte sus valores sobre la vida humana y no es como los militantes islámicos.
“Es la civilización contra la barbarie”, dijo Netanyahu el lunes al Primer Ministro griego, Kyriakos Mitsotakis, uno de los dignatarios visitantes cuya presencia parece haber retrasado la guerra total. “Estamos del lado de la civilización. Tenemos que unirnos, todos juntos, contra Hamás”.
Otra señal de que los dirigentes israelíes se están replanteando la guerra terrestre proviene de la repentina prominencia de un escéptico militar, Itzhak Brik, general de división en la reserva y becario en lucha antiterrorista en la Universidad Reichman, al norte de Tel Aviv. Hace unos meses, Brik grabó un video en el que afirmaba que el ejército israelí no está preparado para afrontar los retos que le esperan. Se opone al envío de tropas a Gaza.
Brik fue ignorado en gran medida, pero ahora es tratado por algunos como un visionario y se reunió dos veces recientemente con Netanyahu, cuyos partidarios han inundado las redes sociales con el vídeo. En él predijo que Hezbolá lanzaría 5.000 misiles al día sobre Israel y enviaría 8.000 soldados para ocupar el norte.
Luego, en una inquietante predicción de lo que ocurrió en el sur este mes, añadía que los militantes entrarían en las ciudades y tratarían de masacrar a los residentes, y que el ejército sería incapaz de detenerlos.
Todo ello apunta a la necesidad de una mayor preparación y de asegurarse de que Estados Unidos está a bordo, según Avi Melamed, antiguo oficial de inteligencia y autor sobre asuntos árabes. “Tómense su tiempo”, dijo por teléfono. “Debe haber coordinación entre Israel y Estados Unidos. Es muy posible que esto esté ocurriendo ahora. Pero debemos ser pacientes”.
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