Bloomberg Línea — Cada cuatro años, con las elecciones presidenciales de Brasil, la economía sostenible se enfrenta a una serie de cambios en las políticas públicas que pueden retrasar su crecimiento, según los expertos en el tema. Desde los incentivos hasta las agendas ambientales, todo cambia – y los inversores y las empresas necesitan adaptarse rápidamente a los nuevos escenarios.
Para Alexandre Baldy, asesor especial de la fabricante de coches eléctricos BYD, uno de los principales problemas de Brasil en este ámbito es la aplicación de las políticas creadas.
“En este caso, cuando vemos a Brasil, sus políticas públicas no son efectivas porque son difíciles de realizarlas – por ejemplo, el etanol, mientras que el gobierno tiene políticas al respecto, también es propietario de Petrobras. Vemos que las idas y vueltas no permiten que las empresas inviertan con tranquilidad en ciertos temas”, dijo Baldy en el panel ‘Brasil para exportación: ¿Cuánto vale la economía verde?’ del Bloomberg Línea Summit 2023, realizado el lunes (23), en São Paulo. El panel también contó con la participación de Paula Kovarsky, vicepresidenta de estrategia y sostenibilidad de Raízen, y Wolfgang Schwerdtle, jefe de inversiones directas para LatAm de GIC (Fondo Soberano de Singapur).
Según Baldy, los cambios están provocando inseguridad en varios sectores. “Cuando hablamos del segmento automotriz, especialmente de coches eléctricos, que es un ambiente competitivo, las políticas públicas son fundamentales para dar tranquilidad a los consumidores”, explicó.
Paula Kovarsky, de Raízen, está de acuerdo. “Tenemos que ser extremadamente cuidadosos: no porque cambia el gobierno tenemos que cambiar lo que está funcionando”, dijo. “No podemos vivir con este cambio frecuente de escenario y objetivo. Y tenemos que centrarnos en las industrias en las que Brasil ofrece una diferencia competitiva, como la producción de energía limpia”.
El costo de la transición energética
Wolfgang Schwerdtle, responsable de inversiones directas para LatAm de GIC estima que el coste de la transición energética podría rondar los US$3 billones al año – y, según él, algunos sectores no podrán abandonar la matriz de combustibles fósiles de una vez por todas.
“Hay varias soluciones para la transición energética, y las necesitamos todas. Necesitamos muchos proyectos diferentes, mucho capital, mucha innovación. Brasil tiene la responsabilidad de participar en este cambio en todo el mundo, especialmente como exportador”, afirmó.
Baldy, de BYD, cree que Brasil carece de una normativa clara y de un proyecto a largo plazo para la transición energética del país. “Brasil no es el país del futuro, pero es el país del presente en la economía verde”.
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