Fentanilo: la epidemia mortal y silenciosa que baja desde el norte

El fentanilo se convirtió en el principal asesino de estadounidenses entre 18 y 49 años y la amenaza comienza a hacerse fuerte en Latinoamérica

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En el mundo de las drogas, hay una amenaza que ha estado creciendo silenciosamente, cobrando vidas a un ritmo alarmante. Esta es la historia del fentanilo, una forma sintética de opioides analgésicos que ha transformado la realidad de Estados Unidos y que comienza a bajar hacia Latinoamérica.

El fentanilo, desarrollado por primera vez en 1959 como un anestésico intravenoso, fue diseñado para aliviar el dolor en contextos médicos. Es producido legalmente y utilizado con fines legítimos en todo el mundo. Sin embargo, a lo largo de los años, se ha infiltrado en el mercado ilegal de drogas, convirtiéndose en una opción barata y abundante. Su popularidad aumentó durante el aislamiento de los confinamientos pandémicos.

En 2022, los datos provisionales de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU. revelaron una estadística aterradora: más de dos tercios de las 107.081 muertes por sobredosis de drogas en el país estuvieron relacionadas con opioides sintéticos como el fentanilo. Así se convirtió en el principal asesino de estadounidenses entre 18 y 49 años, compartiendo este triste podio con otras drogas sintéticas peligrosas como el tramadol, la metanfetamina, el captagon, el MDMA y la ketamina.

En 2021, las tasas de mortalidad por fentanilo aumentaron a casi 22 por cada 100.000 habitantes, según el Centro Nacional de Estadísticas de Salud.

El desembarco del fentanilo en EE.UU.

El fentanilo se afianzó en el mercado negro de Estados Unidos en 2014, cuando llegaba directamente por correo, principalmente desde China como polvo de alta pureza que se mezclaba con heroína.

China fue la fuente dominante de fentanilo hasta 2019, cuando Beijing, bajo presión de Estados Unidos, lo clasificó como sustancia controlada, pero la medida terminó desviando una mayor parte del comercio a través de México y los cárteles de ese país.

El expresidente Donald Trump (2017-2021) puso en marcha una serie de medidas para hacer frente a la epidemia de fentanilo y acusó en varias ocasiones al presidente chino, Xi Jinping, de fracasar a la hora de tomar medidas.

Con el tiempo, México sustituyó a China como principal país exportador de fentanilo, aunque el país asiático sigue siendo el principal productor de los ingredientes para su fabricación.

La facilidad y la economía de producir fentanilo han llevado a que esta droga desplace en gran parte a la heroína.

“En Estados Unidos las personas acuden a los sistemas de salud y de aseguramiento para que los médicos les receten esta droga aduciendo fuertes dolores”, argumenta a Bloomberg Línea el doctor Federico Moncada, especialista en toxicología, perteneciente a la Red de Toxicología de América Latina y el Caribe (RETOXLAC). “Sin embargo, en la región centroamericana eso sí es un poco más regulado. Incluso, por ejemplo, en el caso de Honduras, para uno poder recetar fentanilo tiene que contar con una receta especial que es expedida por el colegio médico, además del registro con la farmacia de donde se expende”.

El rol de México en la producción de fentanilo

Las organizaciones criminales mexicanas rápidamente llenaron la brecha de oferta. Los cárteles mexicanos, en particular el de Sinaloa y el de Jalisco, se han convertido en los principales traficantes de fentanilo hacia Estados Unidos. Simplemente cruzan la frontera utilizando compartimentos secretos de automóviles o incluso escondiendo la droga en los cuerpos de las personas, a las que comúnmente se la denomina mulas.

El presidente Joe Biden ha calificado al fentanilo como la “la amenaza de droga más mortífera que nuestra nación haya enfrentado jamás”. Sin embargo, su administración ha recibido críticas por no detener su flujo, incluso propuestas de acción militar en México que provocaron tensiones diplomáticas.

Por su parte, el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, niega que el fentanilo se produzca en México, aunque un video presentado por su oficina en abril decía que el gobierno había localizado 37 sitios donde los precursores de etapa final se convertían en fentanilo terminado y se prensaban en pastillas.

Según da cuenta una investigación la agencia Reuters, el giro de la heroína al fentanilo se refleja en los campos estadounidenses, donde las plantaciones de amapola en las cadenas montañosas occidentales y meridionales de los Estados Unidos fueron reemplazadas por pequeños laboratorios en entornos urbanos. Esto reduce los riesgos comerciales y aumenta las ganancias de los cárteles.

Si bien México y Estados Unidos han regulado los principales precursores del fentanilo, los químicos criminales han innovado nuevas rutas para sintetizar fentanilo a partir de “pre-precursores” no regulados, según datos de la DEA. Otros productos químicos utilizados en la síntesis de fentanilo también se utilizan en la fabricación de productos para el hogar, como pintura, caucho, herbicidas y hasta medicamentos de venta libre como el ibuprofeno.

El efecto económico en las ciudades tomadas por el consumo del fentanilo

“Ejércitos de zombis”. Si bien es una catalogación poco feliz, así denominan los habitantes de las ciudades con mayor penetración del fentanilo a las personas que se pasean por las calles sin rumbo y sin conciencia del tiempo y el espacio.

Este paisaje afectó mucho las economías de dichas ciudades, pandemia de por medio, generando un cóctel letal para su desarrollo financiero.

Ejemplo de ello es lo sucedido en San Francisco, donde según da cuenta Bloomberg, el alcalde de San Francisco, London Breed, está buscando armar una combinación de incentivos fiscales, zonificación renovada y esfuerzos mejorados de seguridad pública para revivir el centro de la ciudad, una ciudad que además enfrenta un récord de vacantes de oficinas y un lento retorno de trabajadores.

“San Francisco, una ciudad en auge económico durante mucho tiempo, ha visto su recuperación de la pandemia retrasada en medio de bajas tasas de regreso a la oficina, la caída del valor de las propiedades y una crisis continua de personas sin hogar y drogas”, publicó Bloomberg.

“Los últimos años han sido difíciles y los desafíos que tenemos por delante son aún más difíciles”, dijo Breed, señalando “preocupaciones por la seguridad pública, una creciente crisis del fentanilo, oficinas vacías y negocios cerrados”.

Tal es así que, Market Street punto referencial de San Francisco y que albergaba en sus alrededores prestigiosas marcas de lujo, hoy cuenta con imponentes edificios vacíos como consecuencia del cambio radical de la ciudad y de la modificación de los hábitos de consumo que irán cada vez más hacia el comercio on line o en zonas suburbanas.

La salida de Nordstrom de la propiedad de Unibail-Rodamco-Westfield SE se sumó a los al menos 26 minoristas que han abandonado el área desde 2020. A fines del mes pasado, la tasa de desocupación minorista en el centro San Francisco aumentó al 18%, en comparación con el promedio nacional del 9% para los centros comerciales y casi el 3% para el comercio minorista en general, según CoStar Group.

¿Cómo se vive la epidemia en el norte de América?

El abuso de drogas es un problema mundial. Según Statista, se estima que el 5,8% de la población mundial consumo de drogas ilegales, aunque varían de un país a otro y tiene que ver con las leyes que rigen en cada uno de ellos sobre el uso de drogas.

La tasa de mortalidad por sobredosis de drogas en los Estados Unidos aumentó significativamente durante la última década, principalmente por el uso de opioides recetados, la heroína y los opioides sintéticos fabricados ilícitamente.

La CDC indicó que para 2021, las regiones más afectadas en los Estados Unidos son Connecticut, Maine, Massachusetts, New Hampshire, Rhode Island y Vermont, así como los estados de Delaware, Maryland, Pensilvania, Virginia, Virginia Occidental y Washington D.C.

Según da cuenta la agencia EFE, en Canadá también subieron las muertes por sobredosis relacionadas con opioides sintéticos, con el fentanilo como la principal sustancia.

Aunque en Canadá no ha alcanzado los niveles devastadores que caracterizan a la epidemia en los Estados Unidos, el abuso y las sobredosis continúan siendo un problema significativo y en crecimiento en el país. La crisis, que comenzó con un aumento en las recetas de opioides, evolucionó hacia el fentanilo, que ahora se encuentra en numerosas drogas ilegales.

Un informe de la Oficina de Naciones Unidas para la Droga y el Delito (ONUDD) señala que se encontraron muestras de esa droga en el 86% de los fallecidos por sobredosis de opioides en los primeros seis meses de 2021. En ese año, unas 8.000 personas murieron en Canadá por sobredosis de opioides

El Gobierno de Canadá ha tomado medidas para abordar la crisis de opioides, incluyendo la educación pública, la provisión de tratamiento para los adictos y la lucha contra la proliferación de estos. Un ejemplo es la apertura de sitios de consumo supervisados, donde las personas adictas pueden consumir sus drogas en un entorno seguro y bajo la supervisión de personal capacitado.

En una encuesta de 2021, el 56% de los canadienses apoya firme o moderadamente la implementación de más estrategias de “reducción de daños”, como los sitios de inyección supervisados.

Los últimos datos de 2020, dados a conocer por Statista, indican que las provincias con las tasas más altas de muertes por sobredosis de opioides son Columbia Británica, Alberta y Saskatchewan. Sin embargo, Ontario registró el mayor número de muertes por sobredosis de opioides en 2020, con un total de 2.425. En ese momento, las personas de entre 30 y 39 años representaban el 27% de todas las muertes relacionadas con opioides en Canadá, la proporción más alta entre todos los grupos de edad.

Las cifras varían significativamente entre las provincias, con el fentanilo involucrado en el 91% de las muertes por sobredosis accidentales de opioides en Columbia Británica en 2020, y en el 88% de las muertes en Alberta y Ontario.

La amenaza que se viene

Además de los precursores del fentanilo, las empresas chinas “fabrican otras drogas sintéticas” que hacen que la amenaza sea “incluso más mortal”. Una de ellas es la xilacina, conocida como tranq o droga zombi. Este analgésico veterinario se suele mezclar en la actualidad con fentanilo, siendo extremadamente peligrosa porque la naloxona, un antídoto que puede reanimar a una persona al revertir una sobredosis de opioides, no es eficaz contra sus efectos.

También preocupan los nitacenos, que no están aprobados para uso médico en Estados Unidos, y son mucho más potentes que el fentanilo. La evolución es constante y los traficantes buscan cambiar las fórmulas todo el tiempo.

“Hoy por hoy es más más complejo el tema de la combinación, que el uso del fentanilo en sí. Por lo menos para Latinoamérica porque el acceso al fentanilo es mucho más regulado. Ya ha habido casos en Panamá donde se encontró a personal médico que estaba haciendo abuso de esta sustancia dado a su fácil acceso”, explica Moncada y concluye: “Hoy por hoy es más más complejo el tema de la combinación que del uso del fentanilo en sí”.