Bogotá — Aunque el peso de la balanza comercial de Latinoamérica con Israel no es tan significativo en comparación con sus socios más clave como EE.UU., la región sí podría sentir los efectos de la guerra en Oriente Medio tras el ataque de Hamás en diferentes vías que van desde el acceso a productos tecnológicos y de defensa, los precios del petróleo y mayor volatilidad en los mercados.
Además, las cuestiones geopolíticas también podrían incidir ante las distintas posiciones que han asumido los Gobiernos latinoamericanos frente a la guerra en Medio Oriente y el distanciamiento que han tomado de Israel algunos mandatarios como el colombiano, Gustavo Petro.
El Gobierno de Israel ya ha anunciado la suspensión de las exportaciones de equipos de seguridad a Colombia como represalia por las “declaraciones hostiles y antisemitas” del presidente Gustavo Petro, que ha equiparado las acciones israelíes sobre la Franja de Gaza con las de la Alemania nazi.
Salvo excepciones, los lazos diplomáticos y de cooperación de Latinoamérica con Israel son estrechos, mientras que del lado del comercio exterior, países como México y Colombia -pese a su posición actual de respaldo a Palestina- tienen relaciones definidas por medio de TLC.
Este tipo de acuerdos en la región tienen antecedentes desde diciembre de 2007, cuando se firmó el Tratado de Libre Comercio (TLC) entre Israel y el bloque del Mercosur, entrando en vigor de manera progresiva en Uruguay (2009), Paraguay (2010), Brasil (2010) y Argentina (2011).
Entre tanto, Costa Rica esperaba iniciar las negociaciones de un TLC con Israel este mes, pero la guerra en Oriente Medio podría afectar el calendario.
En 2022, Brasil exportó a Israel bienes por US$1.883,5 millones, un avance significativo frente a los US$597,9 millones alcanzados en el 2021. Entre tanto, el gigante sudamericano importó desde Israel US$2.118 millones.
Ese mismo año, las exportaciones de México a Israel totalizaron los US$249,854 millones, mientras que las importaciones se ubicaron sobre los US$993,470 millones.
En Argentina, las ventas externas a ese país fueron de US$401 millones el año pasado y las importaciones de US$193 millones.
Y en Colombia, las exportaciones se calculan en US$1.075 millones y las importaciones de US$176 millones.
En todo caso, “los países de LatAm no son fuertes exportadores hacia Israel. Por ejemplo, Colombia exporta principalmente café, carbón y flores que se seguirán demandando a pesar de la guerra”, dijo en entrevista con Bloomberg Línea la doctora en Economía en la Universidad del Rosario, Clara Inés Pardo.
Los analistas señalan que uno de los sectores que podrían verse más afectados en esta relación comercial en Latinoamérica e Israel es el tecnológico, producto de los choques externos producidos por la guerra en Oriente Medio.
El sector de la alta tecnología representa casi la mitad de las exportaciones de Israel y además abarca cerca del 15 % del PIB de ese país.
“Israel y en muchísima menor escala Gaza no son los grandes socios comerciales (de LatAm), pero este conflicto sí tiene una esfera de alcance global en la medida en la que se ha generado un rechazo generalizado en las acciones de este grupo contra población civil”, respondió a este medio el analista en el holding financiero Credicorp, Diego Camacho.
El analista ve posibles consecuencias geopolíticas en la medida en la que los países de la región tomen diferentes posiciones frente a la guerra en Oriente Medio.
“Hemos visto como los escasos países que en el fuero de sus dirigentes no han condenado estas acciones, se han visto expuestos a llamados de atención por parte de los principales del mundo. Negarse a reconocer estos hechos como actos repudiables, puede traer unas consecuencias geopolíticas en el futuro cercano”, ahondó.
Los choques de la guerra en Oriente Medio en el comercio de Latinoamérica
El economista brasileño Rodney Ribeiro, de WIT Invest, explica a Bloomberg Línea que Israel es un país que prácticamente vive de su tecnología. Por otro lado, es un mercado que importa muchos productos, principalmente agrícolas y materias primas.
Particularmente, es un gran importador de alimentos de América Latina y este conflicto “seguramente provocará una dilución e inestabilidad en las relaciones comerciales”, mientras Israel se centra en la protección de su Estado.
“No cabe duda de que se pondrá en peligro la estabilidad regional, lo que provocará un aumento de los costes, como los seguros de los cargamentos. Los retrasos en la entrega de mercancías también repercutirán negativamente en la balanza comercial entre las naciones latinoamericanas e Israel”, explicó.
En el caso de Brasil, anticipó que sí es probable que las exportaciones brasileñas se vean afectadas en Oriente Medio.
Los principales productos que vende a ese mercado son carne y aves de corral, azúcar, soja y mineral de hierro, en el que la cuota de Brasil hasta septiembre de 2023 fue del 4,3%, según la encuesta realizada por el Instituto Brasileño de Economía de la FGV, indicó.
Mientras que México, otro de los mercados estratégicos, exporta automóviles de pasajeros; teléfonos (incluyendo celulares); vehículos para el transporte de mercancías; unidades de memoria; y unidades de proceso.
Y los principales productos importados son medicamentos, equipo médico, procesadores y controladores; circuitos modulares; unidades de control o adaptadores; y placas, láminas y tiras de plástico.
Ribeiro resume que, a diferencia de la guerra entre Rusia y Ucrania, una posible interrupción del comercio entre América Latina e Israel tendría un impacto más localizado, centrado en los productos agrícolas exportados y las tecnologías importadas, sin generar necesariamente un efecto cascada en otros mercados mundiales.
“Lo importante en estos momentos es vigilar todo el sistema geopolítico mundial. Cuestiones como la implicación de otros países en las guerras Rusia-Ucrania e Israel-Hamás podrían tener consecuencias muy duras para todo el sistema mundial, ya que las economías atraviesan un proceso recesivo”, apuntó.
Incertidumbre por el petróleo y la reacción en Latinoamérica
De otra parte, la guerra en Oriente Medio ha desatado de nuevo incertidumbre global y pone presión a los mercados petroleros, que reaccionaron casi que inmediatamente con subidas a inicios de la semana pasada, aunque a lo largo de los días los precios volvieron a nivelarse.
Diego Camacho, analista en Credicorp, reflexiona que el canal más directo de las posibles implicaciones de la guerra en Medio Oriente está en el aumento del precio de los combustibles y especialmente en el precio del crudo.
Matizó que esta posibilidad está atada a los escenarios en los que la situación no se resuelve y la guerra va escalando a situaciones en las que otros países se ven involucrados, principalmente aquellos que son productores importantes de petróleo.
“Por lo pronto, no se aprecia un efecto de consideración en el precio (Brent). Incrementó una vez conocido el acto terrorista, pero se ha mantenido estable en torno a US$87/bbl”, respondió a Bloomberg Línea el expresidente de la Asociación Colombiana del Petróleo (ACP) Francisco José Lloreda Mera.
El especialista en el sector consideró que los mercados se mantienen en alerta, pero expectantes a la espera de cómo evolucionará el conflicto y van reaccionando a la par las grandes potencias; “si se involucran y hasta dónde, y si afecta la guerra en Ucrania. Es prematuro para saber cómo afectaría al resto del mundo y a Latinoamérica”.
“Desde finales de septiembre, cuando llegó a US$94/bbl, el precio empezó caer, hasta situarse en US$84/bbl el 5 de octubre. El 9 de octubre, a raíz del ataque a Israel, sube a un promedio de US$86/bbl, baja un poco el 11 y el 12 sube de nuevo hasta US$87/bbl. Es decir, ya venía cayendo y la subida de ahora no llega ni súpera los US$94″, apuntó.
Clara Inés Pardo sintetizó que las subidas iniciales del petróleo respondieron más a temas geopolíticos y al miedo de los inversionistas.
Una intervención por parte de Irán es vista particularmente con preocupación por parte de los analistas, en la medida en la que este país es el cuarto productor de petróleo de la OPEP. “Al ser Latinoamérica un productor de petróleo, se podría ver beneficiada si la tendencia al alza sigue. Todo dependerá de los tiempos del conflicto y si se logra una solución rápida”, apuntó.
Camacho, por su parte, opina que el “escalamiento del conflicto, lo que viene generando es una mayor aversión al riesgo”.
Y “lo que algún país pudiese ver como ganancia temporal por el avance del precio del crudo, seguramente va a quedar anulado por el incremento de la aversión al riesgo, que normalmente tiende a afectar a naciones emergentes”, anticipó.
La aversión al riesgo por el escalamiento del conflicto y las perturbaciones al comercio mundial se podrían reflejar en depreciaciones de las monedas de los países emergentes, tasas de interés más altas en los mercados globales y una caída de la dinámica comercial.