Bloomberg — Antony Blinken, secretario de Estado, afirmó que lleva el mensaje de que “EE.UU. apoya a Israel” cuando partió hacia Tel Aviv este miércoles tras el ataque de Hamás que ha desencadenado una nueva guerra en Medio Oriente.
Está previsto que el jefe de la diplomacia de Estados Unidos se reúna este jueves con Benjamin Netanyahu, primer ministro, y otros altos cargos de Israel. El país ha atacado Gaza por aire y es posible que se prepare para una incursión por tierra tras el ataque de Hamás, el grupo militante que ha matado por lo menos a 1.200 israelíes. Las represalias israelíes han matado a más de 1.000 palestinos.
Preguntado acerca de la posibilidad de una invasión por parte de Israel a Gaza, controlada por Hamás, el secretario de Estado afirmó que no entraría en detalles sobre lo que puede hacer Israel.
“Lo que diferencia a Israel, EE.UU. y otras democracias en situaciones extremadamente difíciles como esta es el respeto por el derecho internacional”, declaró. “Nosotros hacemos todo lo posible para garantizar que en estas situaciones se eviten las víctimas entre la población civil”.
“Eso contrasta directamente con Hamás, que utiliza a las personas como escudos humanos”, dijo Blinken.
Desde Israel, Blinken tiene previsto visitar Jordania. No está claro si Blinken hará otras escalas mientras esté en Medio Oriente. Ha estado llamando a sus homólogos de la región en un esfuerzo por persuadir a quienes tienen influencia sobre Hamás para que presionen al grupo para que libere a decenas de rehenes, incluidos estadounidenses, al mismo tiempo que presiona para que la milicia Hezbolá, respaldada por Irán, en el Líbano tenga moderación.
La visita de Blinken seguirá a la del secretario de Asuntos Exteriores del Reino Unido, James Cleverly, que llegó a Israel el miércoles para mostrar la “solidaridad inquebrantable” de su país, dijo el Ministerio de Asuntos Exteriores.
Los ataques de Hamás que comenzaron el sábado incluyeron miles de cohetes disparados contra barrios israelíes y al menos 1.500 militantes de Hamás irrumpieron a través de la frontera y mataron y secuestraron a civiles y soldados. Los ataques cobraron la vida de al menos 22 ciudadanos estadounidenses y 17 más siguen desaparecidos, dijo el miércoles a los periodistas la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre.
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