Bloomberg — Una startup acaba de cotizar en la Bolsa de Valores de Canadá con un modelo de negocio basado en una provocadora predicción: la cocaína legal está a punto de llegar.
Safe Supply Streaming Co. apuesta por la llamada tercera ola de cambios políticos que despenalizarían las drogas duras, tras medidas similares que generalizarían el cannabis y los psicodélicos. Planea adquirir empresas que puedan beneficiarse, como fabricantes de tiras reactivas de fentanilo, clínicas de adicción y bebidas energéticas que contengan hoja de coca, según su CEO, Bill Panagiotakopoulos.
La empresa estaba valorada en unos 11,9 millones de dólares canadienses (US$8,6 millones) al cierre del miércoles, sobre la base de sus aproximadamente 79 millones de acciones, en comparación con una valoración de 20 millones de dólares canadienses en su ronda de financiación más reciente. Safe Supply ha presentado a los inversores estimaciones de que la cocaína legal en la provincia canadiense de Columbia Británica, que recientemente despenalizó la droga, podría suponer un mercado de US$3.200 millones.
Los fundadores de Safe Supply están impulsando una amplia visión de la despenalización mundial, promoviendo leyes que traten la venta de drogas como cualquier producto normal, regulándolas, vendiéndolas y gravándolas con impuestos, basándose en la creencia de que la legalización aliviaría la crisis de la droga y frenaría las muertes por sobredosis.
En una presentación cuya portada muestra a un joven en equilibrio sobre la rama de un árbol por encima de un horizonte urbano nocturno, Safe Supply presenta su plan de negocio como una forma de “construir un mundo mejor y ayudar a poner fin de forma responsable a la guerra contra las drogas”.
“Vamos a empezar a construir un ecosistema, a salir como cabeza de playa, a conseguir una capitalización de mercado como empresa pública y a empezar a adquirir todos estos negocios que el público en general aún no sabe que son negocios de narcóticos”, dijo Michael Astone, que forma parte del consejo asesor de Safe Supply y es director general de ArcStone Securities & Investments, uno de los patrocinadores financieros de la empresa.
Varios gobiernos han adoptado la visión de la legalización de las drogas duras. Portugal las despenalizó en 2001, y el estado estadounidense de Oregón hizo lo propio en 2020. A principios de este año, entró en vigor el experimento de despenalización de Columbia Británica, que abarca desde la heroína hasta la metanfetamina. Y hace unos meses, las autoridades de Berna (Suiza) anunciaron un programa piloto para legalizar la venta de cocaína.
Canadá tiene un programa de “suministro seguro” destinado a prevenir las sobredosis mediante el suministro de opiáceos, estimulantes y otras drogas. Empresas canadienses como Lucy Scientific Discovery y Filament Health han pregonado acuerdos con el Ministerio de Sanidad canadiense que les permiten investigar la cocaína.
Sin embargo, no hay datos que apoyen la idea de que un suministro legal y regulado de cocaína frenaría el costo de las muertes por sobredosis. Aunque Vancouver ha introducido políticas para hacer más seguro el consumo de drogas, sigue sumida en una epidemia de adicción y delincuencia relacionada con las drogas.
Jason Hockenberry, jefe de departamento de la Escuela de Salud Pública de Yale, afirmó que la legalización probablemente eliminaría el estigma de las drogas, fomentando la experimentación, un uso más extendido y, finalmente, la adicción. “Si preguntas a una persona si la probaría, puede que te diga que no. Pero entonces conocen a alguien que les dice: ‘Tomo cocaína todos los viernes por la noche’, y eso les hace cambiar de opinión”, afirmó.
Hockenberry no estaba familiarizado con el Streaming de Suministro Seguro. Pero trazó una analogía basada en su modelo de inversión. “Si Anheuser-Busch o Bacardi dijeran de repente que van a invertir parte de sus ingresos en clínicas Betty Ford, ¿te imaginas la reacción? “Nunca saldría adelante”.
Ronan Levy, exdirector general de la fracasada empresa de psicodélicos Field Trip Health & Wellness y miembro del consejo asesor de Safe Supply, refutó esa caracterización. “No lo vemos como un conflicto”, dijo en una respuesta por correo electrónico. “Existe una necesidad inmediata y creciente de nuevas inversiones en centros de adicción y tratamiento”.
Entre los inversores de Safe Supply se encuentran Jonathan Goldman, vástago de una empresa inmobiliaria canadiense, y Steve Arbib, fundador de MedReleaf, uno de los primeros productores de cannabis. Ambos invirtieron en Safe Supply mediante una colocación privada, según la empresa, y a través de participaciones en Origin Therapeutics. Safe Supply anunció a principios de mes una adquisición inversa de Origin, una empresa de psicodélicos, para salir a bolsa.
Goldman no devolvió un mensaje en busca de comentarios, y Arbib declinó hacerlos.
“Estamos hablando con inversores y family offices que ganaron dinero con el cannabis y entienden el negocio de los narcóticos”, dijo Astone. “No todos creerán que se avecina una oleada”.
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