Bogotá — Latinoamérica tiene una serie de retos estructurales que limitan su crecimiento y la alejan de la tendencia de las demás regiones, por lo que el mediocre desempeño esperado en este 2023 debería abordarse no como algo pasajero sino como “un problema de largo plazo”, dijo en entrevista con Bloomberg Línea el economista jefe del Banco Mundial (BM) para la región, William Maloney.
La pregunta de por qué el continente va mediocre es clave. En el corto plazo tiene algo que ver con el desempeño de las economías avanzadas, el desempeño de China, las tasas de interés en los países avanzados y con el precio de materias primas, pero también es un problema de largo plazo.
Economista jefe del Banco Mundial en LatAm, William Maloney.
Aun así, el manejo macroeconómico le ha permitido a la región navegar en medio de vientos en contra y esta es la segunda crisis mundial en la que la situación de Latinoamérica no llegó a ser peor que el resto de los mercados, afirmó.
Las declaraciones de Maloney coinciden con la divulgación este miércoles de una nueva estimación del BM sobre el crecimiento del PIB de Latinoamérica y el Caribe para 2023, cuya economía crecería el 2%, por encima de la proyección inicial del 1,4%.
“Es más o menos el mismo ritmo que experimentamos en la década de 2010, cuando crecimos un 2,2%, cuando el resto del mundo creció un 3,1%. Entonces, tenemos que verlo como un problema de largo plazo (…) hay retos más profundos que tenemos que enfrentar”, dijo.
Adelantó que desde el organismo multilateral, probablemente, van a seguir ajustando este año las estimaciones de crecimiento de la economía de LatAm y el Caribe en medio del cambiante panorama macroeconómico global.
Advirtió especialmente sobre los efectos del fenómeno de El Niño, que ya golpea a algunos países de la región con sequías, afectando la infraestructura y la agricultura: “Lo que se sabe es que probablemente El Niño será serio y probablemente sí tendrá impactos negativos”.
De hecho, se anticipa una reducción de 0,8 puntos porcentuales en el crecimiento de aquellos países ubicados en áreas tropicales y húmedas.
Entre tanto, para aquellos países ubicados en áreas templadas y áridas se espera una reducción de 0,7 puntos porcentuales.
Según la Organización Meteorológica Mundial (OMM), hay una probabilidad del 90% de que el fenómeno de El Niño continúe durante la segunda mitad de 2023.
En su más reciente informe, el BM insta a los gobiernos a implementar una serie de medidas que van desde el uso de herramientas predictivas para anticipar patrones meteorológicos, facilitar una mejor asignación de recursos para fortalecer la infraestructura hídrica y reforzar estructuras vulnerables.
“Asimismo, las autoridades también deben centrarse en mejorar la resiliencia a través de estrategias a largo plazo, sopesando la recuperación a corto plazo con una preparación sostenible ante futuras ocurrencias del El Niño”, de acuerdo al documento.
Un mejor crecimiento requiere acciones urgentes
Para William Maloney, las acciones que debe adoptar Latinoamérica y el Caribe para estimular el crecimiento se van a tardar: “Nos estamos acercando a un ritmo de crecimiento tradicional, que es muy por debajo de lo que está experimentando Asia del este o hasta Europa. Lo interesante es que el sur de Asia también está creciendo, está un 27% o 28% por encima de lo que estaba antes de la pandemia, entonces tenemos algunos problemas estructurales importantes que nos están impidiendo crecer”, ahondó.
En cambio, el PIB en América Latina es solo un 11% superior a su nivel prepandémico (2019).
Entre los desafíos estructurales profundos se refirió a las deficiencias en infraestructura, los bajos niveles educativos, la frágil inversión en investigación y desarrollo, problemas logísticos y la falta de competencia empresarial internacional.
“Nuestras empresas no enfrentan mucha competencia de afuera y a la vez no están proyectándose mucho en el mercado internacional. Tendremos que tener niveles de comercio mucho más altos”, dijo al referirse a la necesidad de aprovechar mejor los tratados de libre comercio y la proximidad a los mercados más grandes.
Consultado sobre los factores que contribuyeron a un ajuste al alza de la estimación de crecimiento para LatAm y el Caribe, se refirió especialmente a un mejor desempeño de la economía de EE.UU. frente a lo que esperaban hace seis meses.
El otro factor decisivo “es que hemos tenido algo de éxito en términos de la lucha contra la inflación. Entonces, por ejemplo, se ve que en Brasil y Chile van bajando las tasas de interés. Ambas cosas ayudan un poco en estimular las economías”.
De hecho, el economista elogió el manejo macroeconómico de la región en la lucha contra el aumento del costo de vida, destacando que las estimaciones frente a las tasas de inflación para el 2023 son inferiores a las de la OCDE.
“Nuestra inflación este año sería del 4,4%, mientras en la OCDE llegaría a 6,4%. Y la razón es que los bancos centrales en países como Brasil y Chile empezaron muy temprano (con el ciclo de subida de tasas de interés). Un año entero antes de la Reserva Federal (Fed) en Washington. La razón obviamente es que tenemos esa historia que no queremos repetir (sobre inflación descontrolada)”, comentó.
El crecimiento de LatAm por mercados
En la entrevista, el economista Jefe en el Banco Mundial se refirió a los distintos polos que se presentan en las estimaciones de crecimiento para Latinoamérica y el Caribe, en donde el mejor desempeño lo registraría Guyana, con una expansión del PIB del 29% en el 2023; de 38,2% en el 2024 y de 15,2% en el 2025.
Dentro de las mayores economías de la región, Panamá tendría el mejor desempeño con el 6,3% estimado para el 2023.
“Panamá tiene una economía bien diversificada con varias fuentes de ingresos, estamos ahora con problemas de El Niño en cuanto al Canal. Entonces eso podría traer más problemas en el futuro”, dijo Maloney.
En Centroamérica también destaca el crecimiento estimado para Costa Rica, en donde la proyección es del 4,2% para este año.
En Norteamérica, México crecería el 3,2% en el 2023.
En Sudamérica, después de Guyana, el mayor crecimiento lo registraría Paraguay (4,8%), seguido por Brasil (2,6%), Surinam (2%), Bolivia (1,9%), Colombia (1,5%), Uruguay (1,5%) y Perú (0,8%).
En cambio, la economía de Argentina se contraería un -2,5%, la chilena un -0,4% y de Venezuela no hay datos disponibles.
“En el caso de Chile ha habido un ajuste fiscal importante que todos esperaban que era necesario. Esto, combinado con una cierta moderación en el precio de las materias primas, probablemente afectó a Chile”, recalcó.
¿Qué tan prometedor es el nearshoring en LatAm?
William Maloney se mostró optimista con México, al reconocer que “tiene mucho potencial con todo el esfuerzo de nearshoring” y resaltó que “hay mucho interés por parte de inversores chinos y de otras partes del mundo”.
No obstante, consideró que hay “problemas estructurales para aprovechar eso mañana”, refiriéndose puntualmente a los retos en logística y, específicamente, a la calidad de puertos, que “no es muy fuerte”.
“Hay posibilidades para vincularse aún más con la economía de EE.UU., pero hay que tener decisión y hay que tener una visión. Planes claros sobre cómo van a eliminar las trabas que se tienen y hasta ahora no le visto”, recalcó.
Y aunque subrayó que Centroamérica también tiene oportunidades para aprovechar el nearshoring, con ejemplos concretos como el de Costa Rica, volvió a referirse a los problemas de infraestructura y estabilidad en algunos sectores.
En Sudamérica, resaltó que hay interés de inversión en el norte de Colombia, por lo que ese país “tiene que pensar en cómo atraerla”. De momento, la iniciativa propuesta por el embajador de Colombia a los EE.UU. de traer algunas empresas estadounidenses es un buen comienzo, dijo.
Explicó que si bien hay optimismo por lo que pasó entre 2021 y 2022 con la inversión extranjera en Latinoamérica, cuando se presentó un repunte importante, si se analizan los flujos totales del año pasado “son casi iguales a los que había hace una década”.
“Entonces no estamos experimentando una explosión de inversión. Pero también hay que desagregar un poco por región. El hecho es que México sí está recibiendo más inversión y más interés, mientras la inversión en el resto de América Latina ha estado en declive en los últimos 10 años. Y hay que hacernos la preguntas de por qué. Las razones son varias”, apuntó.
El panorama para el 2024
Maloney indicó que las expectativas para 2024 dependerán de varios factores, como la evolución de la política monetaria en países avanzados, el desempeño de China en medio de la desaceleración global y la lucha contra la inflación en Europa.
“Todos estos aspectos tienen impactos directos a través de nuestras exportaciones y nuestra inversión, pero también en el aumento de los precios de las materias primas que han sentido varios países”, afirmó.
Resaltó que China es clave porque absorbe muchas exportaciones regionales, especialmente en recursos primarios y también es una fuente de inversión importante en infraestructura, en minería, entre otras áreas: “Cuando China crece más lenta, nosotros también”.
“Entonces, en la medida en que la economía china se vuelve más complicada hay menos recursos para invertir”, concluyó.
Además, las decisiones de inversión también estarían condicionadas el próximo año al ruido político que pueda generarse en los distintos mercados en medio de las transiciones políticas: “Cualquier inversión nacional o internacional quiere tener confianza en las normas del juego por 20 años. Las inversiones son grandes, el período de retorno es largo. Entonces, cualquier ruido en el sistema que implica que van a cambiar las normas del juego en cualquier país, sea el mío, sea América Latina, tendrá el mismo impacto de reducir el interés en el país”.