Bloomberg Línea — Aunque el concepto de inteligencia artificial (IA) no es nuevo desde su planteamiento y utilización en algunas industrias, ha sido la IA Generativa (IAG) la que ha demandado mayor atención por parte de empresas, gobiernos y organismos en cuanto a su potencial, riesgos y reglamentación. Lo anterior, por cuenta de un atractivo principal: aumentar la productividad.
Los llamados de atención no han sido pocos. Incluso Elon Musk, el multimillonario propietario de X, anteriormente conocido como Twitter, y de Tesla Inc. (TSLA), ha llamado la atención sobre la necesidad de una “estructura regulatoria” para la inteligencia artificial, después de asistir a una cumbre a puertas cerradas en el Senado de Estados Unidos en septiembre.
Parecen ser tan sensibles los alcances de estas herramientas, que Musk pidió a inicios del año, junto a otros investigadores y líderes de la industria tecnológica, que los desarrolladores detuvieran el entrenamiento de los poderosos modelos de IA. Meses después creó xAI, para “entender la auténtica naturaleza del universo”, y competir con ChatGPT de OpenAI.
La regulación, el centro del debate
Es así como regular la inteligencia artificial es un mensaje cada vez más insistente. En América Latina, solo Brasil, Chile y Perú cuentan con regulaciones específicas relacionadas con la IA, de acuerdo con el Índice Latinoamericano de Inteligencia Artificial (ILIA), medido en 12 países de la región.
El informe señala que “la mayoría de los países (11 de 12) cuenta con avances regulatorios en temas fundamentales para la IA pero más transversales, como protección de datos y ciberseguridad”, y advierte que todavía existen brechas en esta materia.
Para Adalberto José García, consultor de ciberseguridad en Control Risks, la IA representa un aspecto clave en cuanto al desarrollo económico de América Latina si se entiende como una región emergente y en desarrollo.
“Sin embargo, la implementación de nuevas tecnologías de automatización como la IA apenas comienza, muchas empresas ven con miedo estas tecnologías, este miedo causa que incluso legislaciones gubernamentales impidan su completo desarrollo. Existe una incertidumbre generalizada, al tener en cuenta las tasas de empleabilidad y alfabetización digital”, dijo, en entrevista con Bloomberg Línea.
El ILIA, que tiene en cuenta factores sociales de percepción, tendencias, investigación, desarrollo y gobernabilidad, deja claro también que ningún país de la región destaca transversalmente en todas las áreas y que un trabajo colaborativo sería una medida ideal.
La legislación debe centrarse en ética y sesgos de la IA
Como se dijo, los avances en regulación están enfocados en protección de datos y ciberseguridad, pero para los expertos la legislación entorno a la IA tiene que ir un paso más adelante y centrarse en otros aspectos que garantizarán su correcta adopción.
La falta de un “marco regulatorio unificado para toda la región” podría potenciar la adopción de la IA en múltiples sectores, ya que las empresas y los fabricantes de estas tecnologías no tienen claridad sobre las normativas y su alcance, explica Carlos Diaz, VP Data NOLA de Keyrus, al ser consultado por Bloomberg Línea.
Es así como involucra la ética y los sesgos en las regulaciones que se hacen urgentes en la región, pues considera que se debe evaluar el impacto de poner la IA “en producción con ciertas labores que requieren un mayor análisis humano”.
En esto coincide Jorge Bernal, COB de Digital Ware Advisor, quien dijo a este medio que las nuevas legislación deben garantizar que la IA pasen por un filtro que esté libre de sesgos que discriminen razas, géneros, entre otros, al tiempo que se priorice la ética en el uso de la IA. “Que estos algoritmos no infringen la intimidad de las personas y realizan recomendaciones que afectan a otros. Otro tema es la autonomía a ser regulada y que tanto la IA puede actuar sin el control de un humano”, expresó.
Una gobernanza colaborativa
Diferentes foros y artículos han sugerido que la regulación de la IA no se haga país a país, razón por la que los Estados no deberían trabajar solos hacia este fin. Lo sugieren incluso Armando Guio y Elisabeth Sylvan, del Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF) en un texto.
Es así como los expertos han hablado de una regulación consistente a nivel global. La Unión Europea comenzó este año, con el liderazgo de España, un intento de regulación general para el uso de esta tecnología en su territorio, que podría resultar siendo el primero de mayor magnitud en el mundo.
“Si la región construyera una infraestructura de datos compartida generaría un recurso competitivo de escala mundial. Así mismo, si los países comparten los resultados de sus experimentos de regulación, programas de alfabetización en IA y enfoques de participación comunitaria, pueden aprender unos de otros qué es lo que mejor funcionará en la región”, escribieron Guio y Sylvan.
Para los expertos consultados, un paso fundamental en este proceso será avanzar en medidas de capacitación e introducir programas asequibles para todas las personas.
“La Inteligencia Artificial es una herramienta que se puede aprovechar mejor en colaboración, específicamente entre países. Latinoamérica es una región diversa, cada país presenta diferentes desafíos, desarrollos y avances, que, vistos de manera conjunta, pueden aportar un gran conocimiento. Todos los países podrían aprender algo de los demás”, añadió García.
¿Reformas laborales que tengan en cuenta la IA?
Uno de los mayores temores con la IA Generativa es el trabajo, pues diferentes organismos, como el Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés), entre otros, han explorado las profesiones que cambiarían con la IA o los trabajos que podrían terminar siendo automatizados, creando alarmas en el mercado laboral.
En palabras de García, los avances tecnológicos y de automatización como la IA, deben ser promovidos dentro de las empresas, creando conciencia, desmintiendo mitos y capacitando al personal en su uso.
“Una respuesta gubernamental debe tener en cuenta los desafíos de cada región o país, no se debe responder desde el miedo o la incertidumbre que rodea este tipo de tecnologías como la IA, sino tener bases fundamentadas y crear medidas flexibles que sean aplicables a cada región”, dijo, al agregar que los poderes legislativos no deben ignorar este tipo de avances tecnológicos.
Sin embargo, para Díaz, antes de adelantar reformas laborales, es indispensable realizar una evaluación detallada del impacto de la IA y la IAG en la fuerza laboral y en la economía. Esto incluye: comprender cómo estas tecnologías pueden aumentar la productividad, reducir los costos, crear nuevos empleos, entrenamientos y cambiar los procesos en los diferentes sectores económicos.
Una vez entendidos estos factores, “las reformas laborales son necesarias para garantizar que los beneficios de estas tecnologías se distribuyan de manera justa y que los empleados estén protegidos con la constante evolución de la IA”, puntualizó.