Bloomberg — Según el director de una agencia de las Naciones Unidas, los elevados precios del arroz, impulsados recientemente por la prohibición de las exportaciones de la India, entrañan el riesgo de inestabilidad política en Asia y África.
Los precios del arroz, alimento básico de medio mundo, han alcanzado su nivel más alto en casi 15 años después de que el principal exportador empezara a frenar sus exportaciones. India representó casi el 40% del comercio mundial de arroz en los últimos tres años. La escalada de los precios alimenta la preocupación por la inseguridad alimentaria de miles de millones de personas que dependen de este cereal en Asia y África.
“El arroz, sobre todo en África, puede provocar conflictos o disturbios sociales, lo que en este momento sería bastante peligroso”, declaró Álvaro Lario, responsable del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola, en una entrevista el jueves en Nueva York.
La prohibición de las exportaciones está trayendo recuerdos de 2008, cuando una crisis mundial del arroz puso en peligro a 100 millones de personas, muchas de ellas en el África subsahariana. Por aquel entonces, tanto Vietnam como India restringieron las exportaciones. La escasez de alimentos también ha contribuido a los disturbios en el pasado, con el aumento de los precios del trigo que ayudó a desencadenar la Primavera Árabe que derrocó gobiernos hace poco más de una década.
Las repercusiones de las prohibiciones “van más allá de las fronteras de los países” que aplican tales medidas, afirmó Lario. El arroz es la “principal preocupación” para la seguridad alimentaria, incluso más que el trigo, dijo.
“Las prohibiciones a la exportación tienen un gran impacto, especialmente en los más vulnerables, al elevar los precios y provocar un shock en los mismos”, dijo. “Generalmente no son positivas, ni para las poblaciones locales a medio plazo, ni para los demás países”.
Algunas regiones de África que dependen en mayor medida de las importaciones de arroz ya están notando las repercusiones de la subida de precios, afirmó Lario.
“Tenemos que entender que muchas de estas personas que consumen este tipo de cultivo están a veces al borde de la pobreza”, dijo.
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