Evo Morales planea vuelta al poder en Bolivia tras chocar con su antiguo protegido

Sus sueños, no obstante, se solapan con una crisis económica, y su pronunciamiento sacudió los mercados y dividió a su partido gobernante

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Bloomberg — Una de las principales figuras de la izquierda latinoamericana durante este siglo está de nuevo bajo los reflectores. Evo Morales, que presidió Bolivia por 14 años dijo que volverá a competir por la presidencia.

Morales busca emular el retorno del brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, quien tras dos períodos presidenciales se vio envuelto en escándalos de corrupción y pasó tiempo en prisión antes de volver a ganar una nueva contienda electoral.

Al igual que Lula, Evo también cayó en desgracia. Tras intentar aferrarse al poder luego de perder un referéndum sobre límites a los períodos presidenciales, huyó del país tras una elección disputada (que él asegura le fue robada) y vivió en el exilio en México y Argentina antes de volver al país tras la victoria electoral de su otrora protegido Luis Arce.

Pero repetir el triunfo de Lula no será fácil: los sueños de Morales de volver a la presidencia se solapan con una crisis económica, y su pronunciamiento sacudió los mercados, dividió a su partido gobernante y estableció un enfrentamiento con su antiguo protegido y actual presidente Luis Arce.

Morales, de 63 años, que salió de la pobreza para convertirse en el primer presidente indígena del país, dijo el domingo que la decisión de buscar de nuevo el máximo cargo se debía a los ataques contra él por parte del gobierno al que ayudó a ser elegido.

Cuando aún faltan dos años para la votación, el anuncio de Morales refleja una ruptura que ha dividido al gobernante partido socialista MAS entre los partidarios de Arce y los leales al ex presidente, con cada bando acusando al otro de corrupción y mala conducta.

“Hay una gran pelea por quién puede tener la bandera del MAS” en las próximas elecciones, dijo Jaime Dunn, un consultor financiero con sede en La Paz.

Arce ganó las elecciones de 2020 de forma aplastante con el respaldo de Morales, y muchos bolivianos supusieron que el ex presidente ejercería una influencia significativa sobre su antiguo ministro de Finanzas. Pero al asumir el cargo, Arce, de 59 años, trazó su propio curso, ignoró las sugerencias sobre cambios ministeriales y políticas, y ambos se distanciaron.

En la lucha por el poder, Arce tiene ventaja porque, como jefe de Estado, controla más recursos, dijo Dunn. Arce aún no ha dicho si buscará un segundo mandato, y sólo ha hecho vagos llamamientos a la unidad dentro del partido MAS desde el anuncio de Morales.

Sangría de reservas

La ruptura se produce en medio de una creciente crisis de la balanza de pagos en la economía andina sin litoral, al tiempo que el banco central desangra las reservas para defender su vínculo monetario de alrededor de 6,9 bolivianos por dólar.

A principios de año, el país se vio sumido en un pánico financiero cuando el banco central estuvo a punto de quedarse sin dólares. Sólo un controvertido cambio legal del Congreso permitió al banco retrasar el día del juicio final vendiendo sus reservas de oro.

Los inversores se alarmaron por un informe de este mes que mostraba que al banco le quedaban 26 toneladas del metal, un 40% menos que en abril.

“En este entorno, la división en el MAS aumenta la inestabilidad política en el país”, dijo Carlos Toranzo, economista y politólogo residente en La Paz.

La división podría beneficiar potencialmente a un candidato no perteneciente al MAS en 2025, aunque la debilitada oposición no está actualmente en condiciones de sacar provecho del desorden del partido gobernante, dijo.

Marea rosa

Morales, Lula y Chávez formaron parte de una oleada de líderes de izquierda conocida como Marea Rosa que dominó la política latinoamericana durante la década de 2000. Algunos de los otros líderes, como el ecuatoriano Rafael Correa y la argentina Cristina Fernández de Kirchner, también se enfrentaron a los antiguos aliados que les sucedieron.

Tras su llegada al poder en 2006, Morales presidió un fuerte crecimiento económico y una caída de la pobreza, al tiempo que aumentaban indicadores como la esperanza de vida y el número de niños que terminaban la escuela primaria. Esto ayudó a convertir al antiguo líder campesino en un icono de los movimientos socialistas de todo el mundo.

Pero esa historia empezó a perder brillo a partir de 2015, cuando los precios de las exportaciones de gas natural de la nación se desplomaron, encaminando a la economía hacia la crisis que la azota hoy.

Tras su año en el exilio, Morales pudo volver a casa una vez que el MAS retomó el poder con Arce como líder en 2020.

Los bonos soberanos de Bolivia con vencimiento en 2028 se desplomaron el lunes más de 2 centavos, a unos 58 centavos el dólar, tras el anuncio de Morales.

Dado que Morales carga con la mayor parte de la culpa de la crisis actual, “su regreso asustaría a cualquier inversor privado”, dijo Dunn.

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