Bloomberg — Nayib Bukele, presidente de El Salvador, aprovechó su discurso ante los mandatarios del mundo para hacer una encendida defensa de su política en materia de seguridad, caracterizada por la mano dura contra la delincuencia, y aseguró que su país continuaría hundido en un encarnizado caos si él hubiera seguido los consejos de personas ajenas al país.
“De haberles prestado atención, continuaríamos perdiendo a miles de salvadoreños por culpa de estos terroristas”, manifestó Bukele ante la Asamblea General de la ONU este martes. “Gracias a Dios que les ignoramos”.
La nación de América Central ha encarcelado a más de setenta mil supuestos miembros de pandillas durante los últimos 18 meses, lo que la convierte, por mucho, en el país con la más alta población carcelaria per cápita del mundo. Sus políticas han hecho que el índice de popularidad alcanzado por Bukele en su país esté por las nubes, y han provocado que otros políticos de Latinoamérica las imiten.
Diversas organizaciones de derechos humanos han denunciado la ausencia de garantías procesales y de transparencia. Por su parte, Bukele, de 42 años, ha declarado que sus políticas han sido objeto de ataques reiterados por parte de “intelectuales, periodistas, políticos y organismos de todo el planeta.”
Bukele dijo que los menores niveles de inseguridad están ayudando a revertir la migración masiva que el país registró en las últimas décadas, y afirmó que la mayoría de los salvadoreños en Estados Unidos quieren regresar a su país. Millones de personas huyeron de la pobreza, la violencia de las pandillas y la guerra civil de 1979 a 1992, principalmente a EE.UU., que alberga, por lejos, la mayor proporción de la diáspora de El Salvador.
“Ya no somos la capital mundial de la muerte y lo conseguimos en tiempo récord”, afirmó. Hoy, El Salvador compite con Canadá por ser el país más seguro del continente, agregó.
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