Más allá de EE.UU. y España, ¿a dónde migran los latinoamericanos?

La migración intrarregional no es una tendencia nueva y los problemas sociopolíticos la están incentivando, tanto en Centroamérica como en la región Andina

Migrantes haitianos buscan refugio temporal en el pueblo de Bajo Chiquito, provincia de Darién, Panamá.
18 de septiembre, 2023 | 02:00 AM

Bloomberg Línea — La crisis económica, política y social de Venezuela causó uno de los mayores desplazamientos humanos de las últimas décadas en el mundo, llegando a una cifra de 7,3 millones de personas que han abandonado el país y de las cuales 6,1 millones residen en otros países de América Latina y el Caribe, según cifras del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) hasta junio de 2023.

Este movimiento se ha seguido en detalle por múltiples organismos internacionales, pero sus cifras no deben restarle importancia a las tendencias migratorias de la región, pues por lo menos 41 millones de latinoamericanos viven fuera de su país de origen, “convirtiendo a la región en la que más número de migrantes tiene en el mundo”, dice el Banco Mundial (BM).

Estados Unidos ha sido uno de los mayores receptores de la migración latina, así como España. Al cierre de 2022, la frontera terrestre entre Panamá y Colombia -ruta hacia Norteamérica- mostró un aumento interanual del 86%, con un total de 248.284 entradas irregulares, según ONU Migración.

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El número de encuentros en la frontera Suroeste de Estados Unidos aumentó 27% en 2022 (2.577.669 en total) comparado con el 2021, con nacionalidades sudamericanas apareciendo por primera vez entre las nacionalidades principales.

Y España, hasta la mitad de 2022, alojaba por lo menos a 1,5 millones de latinos, de un total de 5,3 millones de migrantes extranjeros, según las cifras oficiales del gobierno.

Las dinámicas migratorias en LatAm

En todo este escenario, América Latina y el Caribe es un región testigo de otras dos tendencias: la migración intrarregional y los retornos, que se da en personas que terminan su ciclo o son devueltos a su punto de partida.

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La movilidad migratoria “se ha dado particularmente porque las personas buscan oportunidades laborales y de mejora económica en otros países, que les permitan acceder a puestos de trabajo o emprendimientos que puedan ayudarles a asegurar el sustento presente y también futuro para sus familias. Pero también hay unas razones tipo familiar que se explican a partir de que ya hay migrantes de estos países en los otros países y empiezan procesos de reagrupación familiar que hacen que los flujos migratorios aumenten”, dijo Donna Cabrera, antropóloga especializada en migraciones contemporáneas y profesora de la Universidad Javeriana en Colombia, a Bloomberg Línea.

El sustento económico para los familiares en el país de origen es un componente esencial de la migración en la región. El año pasado, América Latina y el Caribe participó con US$145.000 millones de las remesas globales.

Los peatones cruzan el Puente Internacional Simón Bolívar en su reapertura cerca de la frontera con Colombia en Táchira, Venezuela, el domingo 7 de agosto de 2022.

Para Cabrera, también se debe sumar al Covid-19 como un impulsor de dos efectos en la migración: primero, la movilidad estuvo detenida por un periodo largo de tiempo a partir de las restricciones impuestas por los países, y segundo, cuando empiezan a abrirse las fronteras, y cuando las personas empiezan a tener las posibilidades económicas para emprender el viaje, se reanudan estos proyectos migratorios.

“Se puede ver un incremento al inicio del levantamiento de las restricciones por Covid-19 y obviamente también el impacto que el Covid-19 ha tenido en temas tanto de generación de empleos, ha incidido en que las personas busquen otros escenarios para poder desarrollar sus proyectos de vida y conseguir trabajos adecuados”, añadió.

Centroamérica: origen y destino de los migrantes

La migración intrarregional es un movimiento que Centroamérica ha vivido por décadas. ¿Las razones? La agitación económica y política, y el clima cada vez más extremo que atraviesan El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua, han hecho que migrar fuera del istmo sea cada vez más frecuente. Sin embargo, es común encontrar a población que, motivada por la proximidad geográfica e impulsada por factores estructurales, como las desigualdades en el desarrollo económico y social, emigre al país vecino.

Esta migración intrarregional no es nueva. Varias investigaciones evidencian que desde tiempos de la independencia y la conformación de identidades, la región se ha visto relacionada por su historia, conflictos e intereses comunes.

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El economista y político salvadoreño Héctor Dada Hirezi ha sido uno de los analistas de este fenómeno. Explica que la migración intrarregional es fruto de los desequilibrios de desarrollo entre los países y entre regiones de países vecinos, así como de la existencia de demandas de fuerza de trabajo no satisfechas internamente en los países receptores.

Entre tanto, el Observatorio Centroamericano del Desarrollo Social (OCADES) identificó en un reporte cómo se distribuye la migración intrarregional del istmo centroamericano.

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Belice recibe a migrantes del Triángulo Norte; Costa Rica figura no solo como destino de nicaragüenses, sino que también de salvadoreños, panameños, guatemaltecos y hondureños; El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua reciben flujos migratorios intrarregionales relativamente más diversos; y Panamá tanto a migrantes del sur de la región, como del norte.

Ese movimiento migratorio ha hecho de Centroamérica una de las regiones con el mayor porcentaje de emigrantes relativos a su población total; sobresalen El Salvador, con 15% de su población en el exterior, Nicaragua con cerca del 13% y Honduras con 12%, de acuerdo con las cifras de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).

Dinámicas de migración intrarregional en Centroamérica.

Costa Rica, tierra de migrantes

Desde 1980, la Cepal indicaba un fuerte lazo migratorio entre los países de la zona norte de Centroamérica; en aquel momento, motivado por la situación de inestabilidad política y guerra que se vivía en la región, que aunque posteriormente mostró un descenso, evidenciaba ya a Belice y Costa Rica como países de atracción de población.

Entonces, Costa Rica reunía cerca del 60% de la migración intrarregional; hoy en día, según la ONU, el 10,15% de la población en el país es migrante, ubicándose en el puesto 63 de los países receptores en el mundo y uno de los mayores receptores netos en Latinoamérica y el Caribe. El origen de estos migrantes es variado, pero se estima que cerca del 80% son de origen nicaragüense, por tanto, son los que más aportan a la fuerza productiva.

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Sobre el tema, el Centro de Estudios Transdisciplinarios de Centroamérica (CETCAM) analizó la migración nicaragüense en Costa Rica y su contribución al país. El análisis explica que el mayor impacto de la mano de obra nicaragüense en el mercado laboral se encuentra en la agricultura, la construcción, el trabajo doméstico y el comercio.

Sin embargo, los migrantes nicaragüenses se encuentran en desventaja al integrarse al mercado laboral costarricense, “porque el 81% tiene la secundaria incompleta y apenas un 6% tiene algún grado de educación superior”, dice el estudio.

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¿Qué pasa con la migración en la región Andina?

Más allá del éxodo venezolano, la región Andina también es tierra de migrantes. Colombia, Ecuador y Perú han sido protagonistas de movimientos frecuentes hacia Estados Unidos, España y dentro del mismo Cono Sur. Solo en 2022, más de 200.000 personas intentaron atravesar el Tapón del Darién, la selva que separa Colombia con Panamá con el objetivo de llegar hacia Norteamérica.

Pero hay otros países receptores que deben entrar en el espectro.

Cabrera dijo a Bloomberg Línea que el movimiento intrarregional en Sudamérica también ha marcado dinámicas específicas. Por ejemplo, en el caso de Perú y Bolivia, los países del cono sur, particularmente Argentina, han permanecido como un destino importante de la migración.

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Agrega que en el caso de Colombia, Chile también se ha consolidado como un país de destino y “existen otros países, como es el caso de Italia, que tanto para Ecuador como para Perú se han convertido en un destino importante”.

Perú y Brasil, destaca, también tienen dinámicas migratorias interesantes, porque las oportunidades económicas de Brasil han atraído a los ciudadanos peruanos y la misma migración entre los países de la región: “Peruanos en Colombia, colombianos en Perú, ecuatorianos en Colombia, bolivianos en Perú, han caracterizado también esos flujos migratorios constantes que complementan las necesidades del mercado de trabajo”.

Cientos de migrantes llegan a diario a la comunidad indígena de Bajo Chiquito, en Panamá, tras haber caminado durante días a través de la selva en Darién. Foto: OIM/Idiam Osorio.

Los motivos para la migración andina

Para la experta en migración, las situaciones sociopolíticas son claves en los desplazamientos entre países.

La seguridad fue una de las razones por las cuales migraron los colombianos durante una buena parte del tiempo, explica Cabrera. Particularmente desde finales de los años 80 y hasta la actualidad, las razones de seguridad se han incrementado como razón de salida para algunos de los migrantes ecuatorianos y cuestiones también vinculadas con aspectos sociopolíticos tanto en Perú como en Bolivia.

Pero sumó como ingrediente la educación, pues hay estudiantes de países andinos que se van al exterior a realizar estudios y que logran insertarse laboralmente, y esto también puede caracterizar los flujos migratorios, aunque sea una parte pequeña.

“Es importante, tanto para este caso como en otros, considerar que aunque hay unos destinos tradicionales, España y Estados Unidos, la restricción de políticas migratorias en estos dos destinos lleva a que los migrantes diversifiquen las opciones de países a los que pueden migrar como una alternativa, también para seguir implementando el proyecto migratorio, aunque ya no se realice a los países de tradicional migración”, finalizó.

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