Uruguay enfrenta “prueba” fiscal previo a las elecciones 2024, según Fitch

La calificadora de riesgo estadounidense adelantó que le va a mantener la nota de crédito al país sudamericano, pero teme que haya un deterioro de cuentas públicas

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“Las proyecciones fiscales (de Uruguay) podrían revisarse aún más, a la luz del deterioro continuo en 2023, y el marco fiscal del país enfrenta una prueba en la antesala de las elecciones de 2024″, advirtió un informe de la calificadora de riesgo estadounidense Fitch Ratings.

La firma financiera aclaró, de todas formas, que si bien la última actualización presupuestaria de Uruguay proyecta un déficit fiscal para 2023 más amplio de lo que las autoridades habían previsto previamente, el mismo es consistente con las expectativas que tenían los analistas de la empresa cuando mejoraron la calificación soberana del país a ‘BBB’/Estable desde ‘BBB-’ el 7 de junio.

Según Fitch Ratings, la “capacidad de las autoridades” para “revertir el actual deterioro fiscal y evitar un deslizamiento fiscal” previo a las elecciones, algo que ha caracterizado a Uruguay en el pasado, “será una nueva prueba” para el marco fiscal actualizado.

“No está claro cuánto del deterioro es cíclico versus estructural (y probablemente afectará a futuros resultados), dada la combinación de impactos temporales de la sequía con recortes de impuestos, presiones de indexación y aumentos del gasto que tendrán efectos más duraderos”, reflexionaron los analistas de Fitch Ratings.

El déficit previsto

En junio pasado, el Ministerio de Finanzas de Uruguay presentó la actualización anual del presupuesto quinquenal, que prevé un déficit fiscal del gobierno central de 3,2% del PIB en 2023, en comparación con su pronóstico anterior de 2,6%. Luego, el déficit se reduce a 2,3% del PIB en 2026, ligeramente superior al 2,1% previamente previsto.

La Rendición de Cuentas incorpora la decisión del gobierno de aumentar el límite de financiamiento neto de USD 2,2 mil millones debido a los efectos de una severa sequía. El límite de financiamiento neto es el tercer pilar de la regla fiscal de Uruguay que se actualizó en 2020, pero puede aumentarse hasta un 30% en caso de emergencia. Esta disposición se utilizó durante la pandemia en 2021.

El gobierno también amplió ligeramente su proyección de déficit estructural a 2.7% del PIB desde 2,5%. Esto a pesar de una revisión al alza del crecimiento potencial por un comité independiente de expertos, lo que significa que la brecha de producción ahora se estima en 2,2% en lugar del 0,8% anteriormente.

El consejo fiscal independiente, conocido como el CFA, aún no ha emitido formalmente su opinión sobre el aumento del límite de financiamiento neto y el mayor déficit estructural. La creación del CFA en 2021 para evaluar el cumplimiento de la regla fiscal ha respaldado la mejora en la credibilidad fiscal de Uruguay.

El compromiso fiscal respecto de las sostenibilidad de las pensiones

Según Fitch Ratings, la aprobación por parte del Congreso de reformas que mejoran la sostenibilidad a largo plazo del sistema de pensiones tiene un impacto fiscal insignificante hasta la década de 2030, por lo que no es decisivo para el cumplimiento de la regla fiscal.

No obstante, Fitch Ratings sostiene: “Sin embargo (la reforma) fue un impulsor importante de nuestra mejora de calificación soberana, ya que demuestra un compromiso más fuerte con la responsabilidad fiscal que en años anteriores, cuando las reglas de pensiones se relajaron”.

Aumento de la deuda/PIB

“Nuestras previsiones actuales de déficit son consistentes con un aumento leve de la deuda/PIB en nuestro período de pronóstico, del 58.3% en 2022 al 61.0% en 2025″, sostuvieron los analistas de Fitch Ratings.

Los analistas reseñaron que los resultados fiscales más débiles de lo previsto podrían ejercer presión al alza sobre la trayectoria de la deuda, pero la ratio de deuda solo es 1,4 puntos porcentuales más alta que en 2019, reduciendo la brecha con la mediana de la categoría ‘BBB’, que ha aumentado 12,6 puntos porcentuales al 55% desde la pandemia. El gobierno ha priorizado el financiamiento interno y la desdolarización de la estructura de la deuda, reduciendo la vulnerabilidad de la ratio a la volatilidad de la moneda.