Bloomberg — China planea ampliar una prohibición sobre el uso de iPhones en los departamentos sensibles a las agencias respaldadas por el gobierno y las empresas estatales, una señal de los crecientes desafíos para Apple Inc. (AAPL) en su mayor mercado extranjero y base de producción mundial.
Varias agencias han comenzado a dar instrucciones a los empleados para que no lleven sus iPhones al trabajo, dijeron personas familiarizadas con el asunto, confirmando un reportaje del Wall Street Journal. Además, Pekín pretende extender esta restricción mucho más ampliamente a multitud de empresas estatales y otras organizaciones controladas por el Gobierno, dijeron las personas, que pidieron no ser identificadas al tratarse de un asunto delicado.
Si China sigue adelante con estas medidas, el bloqueo sin precedentes será la culminación de años de trabajo para eliminar el uso de tecnología extranjera en entornos sensibles, coincidiendo con el esfuerzo de Pekín por reducir su dependencia del software y los circuitos estadounidenses. Esto amenaza con erosionar la posición de Apple en un mercado que genera alrededor de una quinta parte de sus ingresos y en el que fabrica la mayor parte de los iPhones del mundo a través de extensas fábricas que dan empleo a millones de chinos.
No está claro cuántas empresas u organizaciones podrían llegar a adoptar restricciones sobre los dispositivos personales, y todavía no ha habido ninguna orden judicial formal o escrita, dijeron las personas. Es probable que las empresas u organizaciones estatales varíen en cuanto al rigor con el que apliquen dichas prohibiciones, y que algunas prohíban el uso de dispositivos Apple en el lugar de trabajo, mientras que otras podrían impedir por completo que los empleados utilicen dichos dispositivos.
Las empresas estatales chinas, como el gigante petrolero PetroChina Co, emplean a millones de personas y controlan vastas zonas de una economía planificada centralmente. Dada la relación de Apple con Pekín y su importancia para la economía, “históricamente se la ha considerado relativamente a salvo en China de las restricciones gubernamentales”, dijo el analista de KeyBanc Capital Markets Brandon Nispel en un informe el miércoles. “¿Está cambiando el Gobierno su postura?”.
Un representante de Apple, con sede en Cupertino (California), no respondió a una solicitud de comentarios. La Comisión de Supervisión y Administración de Activos de Propiedad Estatal y la Oficina de Información del Consejo de Estado no respondieron a las solicitudes de comentarios.
La posibilidad de que China se vuelva contra Apple sacudió a los inversores el miércoles. Las acciones cayeron un 3,6% en Nueva York, su mayor caída en un solo día desde el 4 de agosto. Esta mañana, a las 4h10 de Nueva York, las acciones de la empresa retrocedían -1,78% en las operaciones previas a la apertura de las bolsas. Apple se había revalorizado un +46% este año antes de la caída, en el marco de un repunte más amplio de los valores tecnológicos.
La empresa es muy popular en China, a pesar del creciente resentimiento hacia los esfuerzos estadounidenses por contener el sector tecnológico del país asiático. Los iPhones de Apple figuran entre los más vendidos del país y son habituales tanto en el sector público como en el privado.
Pero el bloqueo de los dispositivos coincide con la intensificación de los esfuerzos para desarrollar tecnología nacional que pueda igualar o incluso superar la innovación estadounidense. La semana pasada, el lanzamiento de un smartphone de Huawei Technologies Co. que contenía un avanzado procesador fabricado en China causó revuelo a ambos lados del Pacífico. Los medios de comunicación estatales celebraron un triunfo anticipado contra las duras sanciones estadounidenses, mientras que un legislador estadounidense pidió una investigación sobre posibles violaciones de estas restricciones.
Hace tiempo que se desaconseja el uso de dispositivos extranjeros en organismos sensibles, sobre todo porque Pekín ha intensificado en los últimos años una campaña para reducir la dependencia tecnológica de Estados Unidos, rival geopolítico de China.
Los empleados de algunos organismos reguladores del gobierno central han recibido instrucciones a través de grupos de chat y en reuniones para que dejen de llevar este tipo de dispositivos a la oficina, según informó anteriormente el Wall Street Journal, citando a personas familiarizadas con el asunto. No está claro el alcance de las órdenes, según el periódico.
En 2022, Pekín ordenó a las agencias del gobierno central y a las corporaciones respaldadas por el Estado que sustituyeran los ordenadores personales de marca extranjera por alternativas nacionales en un plazo de dos años, lo que supuso uno de los esfuerzos más agresivos para erradicar la tecnología extranjera clave de sus órganos más sensibles.
La administración Biden, por su parte, ha intentado limitar las exportaciones de equipos semiconductores de gama alta a China. Y el principal fabricante de chips de China, Semiconductor Manufacturing International Corp., está siendo investigado por suministrar componentes a Huawei, una empresa que Estados Unidos ha incluido en su lista negra.
Aunque los lazos entre Estados Unidos y China se deterioran, Apple sigue dependiendo en gran medida del país asiático, tanto como socio fabricante como mercado para sus productos. El consejero delegado Tim Cook celebró esta relación durante un viaje a China a principios de año, calificándola de “simbiótica”.
China fue también uno de los aspectos más destacados de los resultados de Apple el trimestre pasado, ayudando a compensar un periodo generalmente lento. La empresa se prepara para presentar sus últimos iPhones la semana que viene, preparando el terreno para un trimestre festivo que es invariablemente su periodo de mayores ventas del año.
--Con la colaboración de Mark Gurman, Jing Zhao y Jessica Sui
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