Buenos Aires — En un contexto de fuerte aceleración en el precio de los alimentos, la inflación de agosto se disparó a un rango histórico. De acuerdo con estimaciones del sector privado, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) del último mes se ubicó entre un 11% y 12%, lo que implicaría que superó al máximo de abril 2002, y habría igualado al registro del mes previo a la convertibilidad.
Si bien se debe esperar hasta el miércoles 13 de septiembre para conocer los resultados del IPC que difunde el INDEC, las consultoras ya realizaron sus proyecciones respecto de qué sucedió en un mes en el que la economía sufrió el impacto de la incertidumbre electoral y la devaluación convalidada por el equipo económico.
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De acuerdo con el relevamiento de precios minoristas de C&T para la región GBA, en agosto hubo un aumento mensual promedio de 11%, lo que implicó un alza de 131% en doce meses. “Así, la variación mensual superó el pico previo de 10,4% en abril de 2002, inmediatamente luego de la salida de la Convertibilidad, e igualó la de marzo de 1991, el mes previo al arranque de ese programa”, evaluó la consultora que conduce Camilo Tiscornia.
“Agosto es un mes favorable desde el punto de vista estacional, ya que la inflación suele moderarse luego del pico que tiene en julio por el turismo”, analizó en su último informe.
En tanto, Facimex espera que la inflación de agosto “se ubique en torno al 12%”. Con datos al 25 de agosto, el IPC-OJF de la consultora de Orlando Ferreres midió para la semana pasada una inflación del 3,2% para el nivel general y 4,2% para la núcleo.
“Todas las métricas mensuales del IPC-OJF brindaron señales de clara aceleración y alcanzaron cifras récord para el indicador de Ferreres”, advirtió.
Los rubros que impulsaron la inflación de agosto
De acuerdo con el sondeo de C&T Asesores Económicos, el rubro de mayor incremento en el mes fue alimentos y bebidas, con un 14,5%: “La carne fue el componente que más creció en el mes (22%), un movimiento que reflejó tanto el salto del tipo de cambio como los efectos de las medidas oficiales de julio, que encarecieron los costos de producción, y el cambio en el ciclo ganadero”.
“Se sumaron incrementos similares en frutas y verduras, y aceleraciones significativas en el resto de los rubros, especialmente, panificados”, analizó y remarcó que “el efecto de la devaluación se verificó con especial intensidad en equipamiento y mantenimiento del hogar, a través de los artículos para el hogar”.
“En salud, los medicamentos aumentaron 16%, siguiendo la evolución del tipo de cambio”, calculó el estudio y aseguró que “la indumentaria también se aceleró y creció 10% en el mes, ritmo similar al de la educación, que recogió alzas de esa magnitud en los colegios y en los útiles”.
Agosto, con cifras de inflación récord
Aurum Valores calculó que la semana que cerró el 23 de agosto tuvo la inflación más alta de la serie histórica que se remonta hasta 2013.
“Con este dato es cada vez más probable que veamos una inflación de dos dígitos en agosto y que la misma supere el máximo reciente de abril de 2002″, advirtió.
Por su parte, Consultatio puntualizó: “Las mediciones de alta frecuencia mostraron que la suba de precios en la semana post-devaluación fue la mayor de la que se tenga registro desde la salida de la hiper”.
Qué esperar de la inflación en Septiembre
Para este mes que comienza, los pronósticos de las consultoras no son favorables. Desde C&T Asesores Económicos calculan que la inflación de septiembre será “más alta que la de agosto”.
Consultatio apunta a un índice de al menos 10% para ambos meses: “En este contexto de extrema presión por el lado cambiario, el consenso de mercado es que la inflación de agosto y septiembre será de dos dígitos”.
“La receta del gobierno implica echarle más leña al fuego. En primer lugar, los congelamientos de precios, lejos de tener un impacto significativo a la baja, generan mayor desabastecimiento sobre el segmento regulado e incentivan incrementos en el segmento no regulado”, apuntó.
“A su vez, las medidas de refuerzo de ingresos se enfocan en el sector de ingresos bajos y medios, con una propensión marginal a consumir cercana a uno; es decir, el estímulo fiscal se vuelca plenamente a la demanda en un momento en que la escasez de divisas presiona la oferta a la baja”, estimó.