Bloomberg Línea — La encuesta Workhuman de 2023, realizada por Adecco y enfocada en el comportamiento y el sentimiento de la fuerza laboral, demostró que el 36% de los empleados planea dejar sus trabajos este año; al tiempo que predice que las elevadas tasas de rotación del 20% se mantendrán en el futuro inmediato, y hasta el 65% de los trabajadores se siguen reevaluando sus trayectorias profesionales.
Las cifras anteriores demuestran que en la actualidad, los trabajadores se plantean de manera constante dejar su trabajo, sea tomando la decisión por cuenta propia o recurriendo a una tendencia laboral que se popularizó después de la llegada de la pandemia del Covid-19: la renuncia silenciosa.
En la quiet quitting (renuncia silenciosa) los empleados se limitan a realizar las actividades mínimas exigidas en su rol, poniendo como prioridad el equilibrio entre trabajo y vida, y a la espera de las decisiones de la compañía.
Entonces... ¿renunciar o ser despedido?
Una encuesta realizada por Zety, la red profesional, encontró que 9 de cada 10 personas han dejado un trabajo en su vida y un 62% se sienten orgullosos de su decisión.
Sobre esta población de 1.000 trabajadores encuestados, un 57% renunció a su último trabajo, un 26% fue despedido y un 17% atribuye a otros motivos la terminación de ese empleo.
En Estados Unidos, por ejemplo, alrededor de 50,5 millones de personas renunciaron a sus trabajos en 2022, superando los 47,8 millones en 2021, de acuerdo con los datos del Bureau of Labor Statistics. Esta cifra se compara con los 15,4 millones de estadounidenses que fueron despedidos el año pasado, según Zippia.
Esta es la radiografía de las personas que decidieron renunciar a su trabajo:
- Sexo: el 61% de las mujeres dejaron un trabajo frente a un 52% de hombres.
- Edad: el 60% tenía 25 años o menos, frente a un 52% que estaba entre los 26 y los 40 años.
- Industria: el sector en el que más trabajos se dejaron fue la educación, donde un 61% renunció. Después, los sectores de manufactura con un 52%.
- Experiencia laboral: un 66% tenía más de 11 años de carrera. Un 53% renunció con una experiencia laboral de 3 a 5 años.
- Tamaño de la empresa: un 64% trabajaba en una compañía con más de 501 empleados, frente a un 54% en empresas de 51–200 empleados.
“Por el contrario, la única diferencia notable respecto a ser despedido se pudo observar en las respuestas dadas por diferentes grupos de edad. Un 33% de los encuestados fueron despedidos entre los 26 y los 40 años, frente un 16% con 25 años o menos”, explicó Zety.
En cuanto a la pregunta central, sobre si es mejor ser renunciar o ser despedido, un 51% de los encuestados consideró que dejarlo era una mejor manera de terminar el empleo, mientras que el 31% prefirió ser despedido, y el 18% consideró que ninguna forma es mejor que la otra.
Los sentimientos al ‘dejar’ un trabajo
Terminar un vínculo laboral es, como ya se dijo, una tendencia. Y en la mayoría de los casos, según las cifras de Adecco, se atribuye también a factores como la flexibilidad, la salud mental, los vínculos sociales y la cultura laboral.
Las cifras apoyan el cierre de esa relación laboral: un 48% de los encuestados fue feliz al dejar su trabajo, 29% se muestran neutros con la decisión y un 23% se mostraron deprimidos, dijo Zety.
Otros sentimientos que se involucran en este proceso son:
- El 54% afirma que un despido les asusta más que la muerte.
- El 64% cree que la finalización de un empleo les haría sentir inútiles.
- El 75% siente vergüenza de ser despedido. Uno de cada tres lo ha ocultado a su familia.
- El 64% afirma que, a la larga, el despido ha resultado beneficioso para su carrera.
Un reciente estudio de Grupo Adecco México y Awards of Happiness, indicó que 44% de los colaboradores se sienten solos en su trabajo y desean más interacción con sus compañeros, mientras que un 39% ha experimentado síntomas de ansiedad durante el año. “Así mismo, 59% considera que su empresa no se ocupa de su bienestar”, se precisó.
“Estos resultados deberían preocupar a las empresas, ya que una plantilla emocionalmente agotada es perjudicial para los trabajadores como para la empresa en términos de productividad, además de fomentar entornos tóxicos”, señala Pedro Galván, CEO de Awards of Happiness y Fundador de ALCEB.