Bloomberg — Corea del Norte planea lanzar un satélite a finales de este mes, según los medios de comunicación japoneses, disparando un cohete espacial mientras Corea del Sur y EE.UU. realizan ejercicios militares conjuntos que han irritado a Pyongyang.
El Gobierno japonés ha recibido notificación de Corea del Norte de que pretende lanzar un satélite entre el 24 y el 31 de agosto, informaron el martes Kyodo News y la cadena nacional NHK. La Guardia Costera japonesa ha sido notificada de tres posibles zonas de peligro marítimo relacionadas con el lanzamiento: dos al oeste de la península coreana y la tercera al este de la isla filipina de Luzón, según Kyodo.
Esto indicaría que Corea del Norte pretende seguir una trayectoria de vuelo similar, hacia el sur, a la utilizada en un intento fallido de poner un satélite en órbita el 31 de mayo. En aquella ocasión, el país disparó su cohete Chollima-1 en su primer lanzamiento espacial en unos siete años, que falló pocos minutos después del despegue debido a aparentes problemas con el encendido de su segunda etapa, enviando restos al Mar Amarillo.
Corea del Norte lleva décadas protestando contra las maniobras militares conjuntas de Estados Unidos y Corea del Sur. Sus medios de comunicación estatales criticaron los últimos ejercicios, conocidos como Escudo de la Libertad de Ulchi, que comenzaron el lunes y se prolongarán hasta finales de mes.
Pyongyang amenazó con “castigar a las fuerzas hostiles que amenazan la soberanía de nuestro Estado”, según informó el martes la Agencia Central de Noticias de Corea, calificando los ejercicios de preludio de una invasión destinada a derrocar a sus dirigentes, un estribillo que ha utilizado a menudo.
También criticó la reunión celebrada el viernes entre Joe Biden, el primer ministro japonés, Fumio Kishida, y el presidente surcoreano, Yoon Suk Yeol, en el retiro presidencial estadounidense de Camp David, en la zona rural de Maryland. La KCNA dijo que los tres líderes se reunieron “para detallar, planificar y formular la provocación de una guerra nuclear en la península coreana”.
La histórica reunión supuso la adopción de medidas para contrarrestar las amenazas de Corea del Norte mediante el intercambio de información en tiempo real sobre sus lanzamientos de misiles, así como planes para reforzar el entrenamiento militar conjunto entre los tres, que en los últimos meses ha incluido ejercicios de derribo de misiles y caza de submarinos.
Las resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas prohíben a Corea del Norte realizar pruebas de misiles balísticos, pero Pyongyang lleva mucho tiempo afirmando que tiene derecho a un programa espacial civil para el lanzamiento de satélites. Estados Unidos y sus socios han advertido de que la tecnología derivada del programa espacial norcoreano podría utilizarse para hacer avanzar sus misiles balísticos.
El líder Kim Jong Un ha declarado que quiere poner en órbita un satélite espía para vigilar a las fuerzas estadounidenses desplegadas en la región. Aunque Seúl cree que, en el mejor de los casos, un satélite de este tipo sería rudimentario, podría ayudar a Pyongyang a afinar sus listas de objetivos mientras despliega nuevos misiles diseñados para lanzar ataques nucleares en Corea del Sur y Japón, que acogen al grueso del personal militar estadounidense en la región.
Tras el lanzamiento fallido de Pyongyang el 31 de mayo, Corea del Sur rescató el satélite espía del mar, lo que le proporcionó una rara visión directa de las capacidades de Pyongyang, aunque llegó a la conclusión de que la tecnología tenía escaso valor militar.
El programa espacial de Pyongyang ha ido perdiendo importancia a lo largo de los años, a medida que el Estado aumentaba enormemente su capacidad para construir misiles balísticos intercontinentales capaces de portar cabezas nucleares que podrían alcanzar a Estados Unidos.
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