Bloomberg — Un nuevo informe revela que la mayor parte de las instituciones financieras no evalúa la vulnerabilidad de sus carteras a las amenazas de la naturaleza tan rigurosamente como lo hacen para medir el impacto del cambio climático, una deficiencia que podría traducirse en mayores costos, más litigios y un impacto en su reputación.
Únicamente un 20% de las entidades financieras calculan su vulnerabilidad a los riesgos relacionados con la naturaleza, frente al 85% que calcula su exposición potencial a los efectos del cambio climático, indica el informe de CDP, que colabora con las compañías en la comunicación de su impacto medioambiental. Este análisis está basado en la información facilitada a esta organización sin ánimo de lucro en el 2022 por más de 550 entidades bancarias, aseguradoras y propietarios de valores que suponen unos US$8 billones en capitalizaciones bursátiles.
“La consideración de la naturaleza no es todavía una prioridad para muchas” firmas financieras, dijo CDP. Siguen “en gran parte ignorando los riesgos”.
Entre los principales riesgos está el incremento de los costos. BNP Paribas SA explicó a CDP que si se constata que las entidades bancarias están contribuyendo a la deforestación, se podrían exponer a potenciales riesgos económicos “de hasta el 25% respecto a su valor en el mercado” como consecuencia de litigios, pérdida de prestigio y otros factores. Las entidades financieras también se exponen a este peligro como consecuencia de los préstamos y garantías que otorgan a las empresas. El Foro Económico Mundial (WEF) estima que la creación de valor económico asciende a US$44 billones, es decir, más del 50% del producto interior bruto (PIB) mundial, y que este depende moderadamente o en gran medida de la naturaleza y sus servicios.
Desde la firma del acuerdo climático de París en 2015, los bancos y los administradores de dinero se han enfrentado a una presión cada vez mayor para evaluar la amenaza que representa el calentamiento del planeta, así como su contribución al mismo. Sin embargo, los investigadores también advirtieron que el objetivo principal del pacto, limitar el calentamiento a 1,5°C, no se puede cumplir sin proteger y restaurar la naturaleza. Los ecosistemas terrestres y marinos, por ejemplo, actualmente absorben la mitad de las emisiones de carbono provocadas por el hombre y juegan un papel vital en la regulación del clima.
La respuesta de la industria financiera al riesgo de la naturaleza ha sido mediocre hasta ahora. CDP descubrió que, si bien casi el 95% de las firmas financieras dijeron que sus estrategias comerciales o planificación financiera ahora están “influenciadas” por el cambio climático, menos de un tercio presta una atención similar a los problemas forestales y la seguridad del agua. Eso refleja el enfoque de sus directorios sobre el tema: el 91% de las instituciones financieras que reportan a CDP tienen supervisión a nivel de directorio de temas relacionados con el clima, en comparación con el 32% con supervisión de temas relacionados con los bosques y el agua.
Un análisis separado de Jefferies (JEF) muestra que la industria financiera va a la zaga de las corporaciones no financieras en cuanto a conciencia y preparación para la escasez de agua dulce. Las firmas financieras “ven estos temas como importantes, pero no como una prioridad inmediata”, dijo CDP.
Existe un impulso hacia el cambio. Un reciente acuerdo internacional sobre biodiversidad, descrito como el Acuerdo de París para la Naturaleza, podría persuadir a los inversores para que se tomen más en serio los riesgos relacionados con la naturaleza. Y varias empresas, entre ellas BlackRock Inc. (BLK), UBS Group AG (UBS)y HSBC Holdings PLC (HSBC), han respaldado el Taskforce on Nature-related Financial Disclosures (Grupo de trabajo sobre la naturaleza relacionada con información financiera), un marco para que las organizaciones informen y actúen sobre los riesgos relacionados con la naturaleza.
CDP también ofreció ejemplos de lo que considera mejores prácticas. En Brasil, Banco Santander SA monitorea la vulnerabilidad de sus clientes ante la escasez de agua. Mientras tanto, la aseguradora holandesa Aegon espera que las empresas en las que invierte evalúen y gestionen cómo sus actividades pueden impulsar la deforestación o la pérdida de biodiversidad.
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