Bogotá — Lograr los objetivos climáticos va a suponer para Latinoamérica realizar inversiones en activos físicos relacionados con la transición energética equivalentes al 9,4% del PIB regional o alrededor de US$20 billones, de acuerdo a una nueva encuesta de la consultora McKinsey & Company, Inc.
El camino hacia la transición energética va a implicar un gasto anual en activos físicos para energía y sistemas de uso de la tierra que aumentará en alrededor de US$700.000 millones sobre la línea de base.
Así como la vulnerabilidad de la región al cambio climático probablemente aumentará los riesgos físicos, podría conducir hacia una transición de las instituciones financieras, a medida que aumentan los flujos de capital orientados a la sostenibilidad.
“A medida que la inversión pública en conservación y resiliencia climática contribuye a ampliar la gama de oportunidades para la inversión privada complementaria, las instituciones financieras pueden ayudar a satisfacer la demanda mediante el desarrollo de su capacidad para identificar, medir y gestionar los impactos de los riesgos relacionados con el clima”, señaló.
Estas inversiones están en línea con los objetivos planteados por las economías regionales de cara la transición energética para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) bajo el Acuerdo Climático de París.
McKinsey recuerda que a finales del 2022 un 80% de los países de la región habían actualizado sus contribuciones determinadas a nivel nacional (NDC, por sus siglas en inglés).
Por ejemplo, México actualizó sus metas en noviembre del año pasado y ahora buscará reducir un 35% las emisiones en relación con la línea de base para 2030 (originalmente se planteó un 22%).
Por la misma vía, Brasil ahora es más ambicioso en sus metas climáticas, ya que ahora espera reducir las emisiones un 37% desde los niveles de 2005 para 2025 y en 50% para 2030.
Ya para el 2050 se plantea lograr la neutralidad climática.
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“Al ampliar su compromiso más allá del clima, varios países latinoamericanos se han unido a la iniciativa 30x30 de High Ambition Coalition, que trabaja para proteger al menos 30 % de las áreas terrestres y marinas del mundo para 2030″, indicó.
Sobre las oportunidades de financiamiento climático, precisamente Brasil y México concentran más de la mitad de las necesidades de inversión en Latinoamérica.
Mientras Brasil concentra un 34% de las oportunidades de financiamiento climático, México abarca el 19%.
Le siguen Argentina (11%), Colombia (5%), Chile (5%), Perú (5%), Ecuador (3%), Panamá (1%) y Costa Rica (1%).
Entre tanto, el resto de los mercados en Latinoamérica concentran el 16%.
Los autores del informe destacan que más allá de la transformación de sus economías nacionales, “los países latinoamericanos cuentan con ricas dotaciones y recursos naturales que serán fundamentales para la transición energética global”.
La oportunidad de Latinoamérica de aprovechar el potencial de la transición energética se traduce en la cantidad de recursos minerales y las fuentes de energía renovable de las que dispone, así como la capacidad para compensar las emisiones de carbono a través de la reforestación y la forestación.
También incide en su fortaleza la expansión de la producción de biocombustibles líquidos en mercados como Argentina, Brasil, Colombia y Guatemala, que permitirán hacer más limpia la movilidad de cara a las metas ambientales.
Además, sectores como los de agricultura, ganadería y pesca, que representan el grueso del sector primario de Latinoamérica, ofrecen “amplias oportunidades para invertir en agricultura, ganadería y pesca sustentables”.
El reporte expone que Latinoamérica alberga 13 de los 50 países más susceptibles a los choques relacionados con el clima.
Desde McKinsey & Company, Inc. advierten que las crisis climáticas podrían empujar de 2,4 millones a 5,8 millones de personas a la pobreza extrema para el 2030 en la región.