Bloomberg — Tras implantar un programa piloto para probar una semana laboral de cuatro días en varias empresas de EE.UU. y Canadá, los resultados mostraron que los empleados experimentaron una reducción de su jornada laboral media aún mayor en el transcurso de un año, al tiempo que las compañías encontraron nuevas maneras de ahorrar tiempo.
El estudio, realizado por la organización sin ánimo de lucro 4 Day Week Global, siguió de cerca a 41 empresas en su transición a semanas laborales más cortas. La investigación se centró en el seguimiento del impacto sobre la salud, el bienestar y los resultados empresariales de los empleados.
En el transcurso de los seis meses de prueba, las empresas consiguieron reducir la semana laboral media de los empleados de 38 horas a menos de 33 horas. Esta importante disminución les acercó al objetivo de una semana laboral de 32 horas, conseguido mediante cuatro jornadas de ocho horas.
Los investigadores atribuyen este nuevo recorte de las horas de trabajo al ingenio de las empresas para encontrar formas más eficientes de funcionar, en lugar de limitarse a aumentar la intensidad del trabajo. El ahorro de tiempo se consiguió mediante estrategias como la reducción del número de reuniones, la racionalización de los procesos de comunicación y la asignación de tiempo de concentración para minimizar las distracciones. Estas medidas permitieron a los empleados mantener la productividad al tiempo que disfrutaban de las ventajas de una semana laboral más corta.
El estudio sugiere que los beneficios de pasar a una semana de cuatro días pueden durar y fortalecerse con el tiempo, en lugar de disiparse.
“Una preocupación que oímos con frecuencia es que no hay forma de mantener los resultados de nuestros ensayos de seis meses, ya que la novedad acaba desapareciendo, pero aquí estamos un año después, con unos beneficios que siguen aumentando”, afirma Dale Whelehan, director ejecutivo de 4 Day Week Global, en el informe. “Esto es muy prometedor para la sostenibilidad de este modelo”.
Las puntuaciones de salud física y mental autodeclaradas se mantuvieron estables durante todo el año, mientras que el equilibrio entre vida laboral y personal siguió mejorando. Al mismo tiempo, sin embargo, aumentaron los índices de agotamiento y disminuyó la satisfacción laboral de los trabajadores, aunque ambos siguen siendo mejores que antes. “Esto sugiere que los efectos positivos de una semana de cuatro días sobre la satisfacción vital pueden estar más arraigados en el bienestar general de los individuos que en la satisfacción laboral por sí sola”, escribió en el informe la investigadora principal, Juliet Schor, profesora del Boston College.
El horario abreviado aumentó la capacidad de las empresas para contratar y retener a su personal, ya que casi un tercio de los empleados que habían pensado seriamente en dejar el trabajo dijeron que ahora era menos probable que lo hicieran. Cuando se les preguntó cuánto tendrían que cobrar para volver a los cinco días, casi la mitad dijo que necesitarían aumentos significativos para planteárselo, mientras que aproximadamente uno de cada 10 dijo que ninguna cantidad de dinero sería suficiente. Ninguna de las empresas expresó su deseo de volver al horario convencional de lunes a viernes.
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