BCE vuelve a subir sus tasas y deja abierta la puerta a alza en septiembre

La entidad elevó su tasa de depósito en 25 puntos básicos, a 3,75%, en línea con lo esperado por los mercados

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Bloomberg — El Banco Central Europeo volvió a subir este jueves sus tasas de interés en 25 puntos básicos y mantuvo sus opciones abiertas para la reunión de septiembre, al tiempo que una campaña de endurecimiento sin precedentes se acerca a su fin.

La novena subida desde julio llevó la tasa de depósito a 3,75%, en línea con las expectativas de los mercados. La falta de claridad con respecto a la próxima reunión significa que el banco puede volver a subir sus tasas o esperar dependiendo de su análisis sobre la evolución de la inflación en la región.

“Las futuras decisiones del Consejo de Gobierno garantizarán que los tipos de interés oficiales del BCE se fijen en niveles suficientemente restrictivos durante el tiempo que sea necesario para lograr un retorno oportuno de la inflación al objetivo a medio plazo del 2%”, señaló el BCE en un comunicado. “El Consejo de Gobierno seguirá aplicando un enfoque dependiente de los datos para determinar el nivel y la duración adecuados de la restricción”.

El Consejo de Gobierno también decidió fijar la remuneración de las reservas mínimas en el 0%.

Al igual que en Estados Unidos, donde la Reserva Federal subió las tasas el miércoles, los analistas e inversores consideran que el BCE se encuentra ahora en un punto máximo de los costos de financiación, o a un paso de él. Sin embargo, las autoridades de Fráncfort deben actuar con cautela, ya que el endurecimiento de la política monetaria se hace sentir cada vez más. El crecimiento de la economía de la zona euro es precario, mientras que la demanda de préstamos bancarios se ha desplomado.

Aunque los cambios en la política monetaria suelen tardar entre 12 y 18 meses en hacerse sentir, cada vez hay más pruebas de que el efecto de la serie de subidas del BCE, que ya lleva un año, está llegando a las empresas y los hogares.

Junto con la caída más pronunciada de la demanda de crédito empresarial en la zona euro, la primera economía del bloque -Alemania- lucha por salir de la recesión. Por su parte, el sector servicios del continente empieza a tambalearse tras la persistente debilidad del sector manufacturero.

La esperanza es que la ralentización de la expansión económica frene suficientemente la inflación, lo que se conoce como aterrizaje suave. Pero la presión sobre los precios persiste. La inflación subyacente, un indicador muy vigilado que excluye la energía y los alimentos, se aceleró el mes pasado hasta igualar el 5,5% de la inflación general.

En los prolegómenos de esta semana, la mayoría de los responsables de la política monetaria del BCE ofrecieron escasas orientaciones sobre la evolución de las tasas más allá de julio, reiterando simplemente que cualquiera que sea el máximo alcanzado se mantendrá durante un largo periodo.

Incluso funcionarios tradicionalmente halcones como el presidente del Bundesbank, Joachim Nagel, y el gobernador holandés, Klaas Knot, afirman que septiembre sigue abierto y que dependerá de los datos.

Es posible que se fijen en otras experiencias de finales de ciclo. Se espera que el Banco de la Reserva de Australia vuelva a subir los tipos en agosto, tras dos pausas, mientras que el Banco de Inglaterra respondió a la persistente inflación con una subida de medio punto en junio, tras haber ralentizado su ritmo anteriormente. En Chile, el banco central podría recortar los tipos para reducir los riesgos de recesión.

Una de las cosas que sin duda traerá septiembre para los funcionarios del BCE es una nueva serie de proyecciones económicas trimestrales, que actualmente muestran que la inflación todavía supera el 2% a finales de 2025. Más cerca de la reunión, Lagarde también puede estar mejor posicionada para ofrecer pistas sobre el pensamiento cuando pronuncie un discurso en el retiro anual de la Fed en Jackson Hole en agosto.

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