Alemanes recurren a la típica siesta española para tolerar las olas de calor

Las altas temperaturas están obligando a los habitantes a cambiar sus rutinas

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Bloomberg — En mi infancia practicaba deporte durante horas al aire libre en los calurosos días de verano. Incluso en los últimos años salía a correr en las tardes de julio.

Estas últimas semanas, sin embargo, me he enfrentado a una pregunta incómoda: ¿por qué ya no soporto el calor como antes?

La respuesta es obvia. Ahora tengo 38 años y ya no quiero (o quizá no soporto) las incomodidades del pasado. El cambio climático, que está llevando al hemisferio norte a su verano más caluroso jamás registrado, me obliga a replantearme los peligros del calor.

Aquí en Europa, el aire acondicionado no es tan omnipresente como en Estados Unidos, donde crecí. Esta semana, un alto funcionario de sanidad alemán ha pedido a los empresarios que instalen más ventiladores en las oficinas, animen a los trabajadores a llevar ropa más ligera de lo habitual e incluso adopten descansos al mediodía, una especie de siesta española, cuando haga mucho calor.

Alemania no está entre los países menos preparados del continente. El Reino Unido, Suiza y Noruega están peor, según un artículo publicado en Nature Sustainability la semana pasada.

En Europa, el verano pasado (hasta ahora el más caluroso registrado) se produjeron más de 60.000 muertes relacionadas con el calor, y los ancianos, sobre todo las mujeres, son los más expuestos, según otro estudio. El abanico de consecuencias del calor, desde la exacerbación de los problemas respiratorios hasta la alteración del sueño, puede incluir también la salud mental, como explicó el jueves mi colega John Tozzi.

Raquel Nunes, profesora adjunta de Salud Pública en la Facultad de Medicina de Warwick (Inglaterra), afirma que las cifras de mortalidad no deberían ser tan elevadas.

Los países deben hacer un mejor uso de las alertas tempranas sobre olas de calor, argumenta. Los departamentos locales de salud y los médicos deberían llegar a los más vulnerables con consejos específicos.

Todos conocemos algunos de los consejos prácticos: beber mucha agua, comer ligero, evitar salir durante el calor del mediodía. En su Portugal natal, dice Nunes, casi todo el mundo sabe que debe permanecer en casa entre las 11.00 y las 16.00 horas durante las olas de calor.

Pero los mensajes oficiales no suelen captar la atención de las personas adecuadas, según Nunes, que sugiere mirar más allá de las características físicas para identificar a los más vulnerables al calor. Aconseja dirigirse a las personas con ingresos más bajos, menos educación o círculos sociales más reducidos, por ejemplo, y prestar atención a las personas que viven en los pisos superiores de un edificio de apartamentos cuando sube el calor.

Todos vamos a tener que mejorar nuestros conocimientos al respecto a medida que las poblaciones envejecen junto con el calentamiento global.

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