Bloomberg Línea — “El deseo es la esencia de la joyería”, suele decir el diseñador Michael Greene, uno de los favoritos de los famosos en Beverly Hills, cuando se trata de encargar una pieza exclusiva de diamantes para una ocasión especial, como el anillo de compromiso utilizado por Paris Hilton en 2018.
Hay, sin embargo, deseos más caros que otros. En las joyerías de lujo de São Paulo, la pieza de mayor valor encontrada en los catálogos de las tiendas es un broche de una cacatúa de cresta amarilla con gemas de colores y vendida por Tiffany por 6,6 millones de reales (US$1,25 millones). Es el “Bird on a Rock”.
Rodeado de discreción, privacidad, exclusividad y seguridad, el mundo de la alta joyería en Brasil representa menos del 10% de la cuota de mercado del sector, según un informe de la casa de análisis Eleven Research divulgado a los clientes el año pasado, a partir de datos de la consultora Euromonitor.
El nivel prepandémico del mercado de joyería en Brasil era de alrededor de 13.200 millones de reales (US$2.765 millones) y cayó a 10.900 millones de reales (US$2.283 millones) en 2021; pero el segmento de joyería de lujo específicamente creció 35% en comparación con 2019, lo que refuerza el argumento de la resiliencia de la alta joyería en escenarios económicos adversos, según Victoria Minatto y Guilherme Domingos, autores del informe de Eleven.
El mercado brasileño de joyería sigue fragmentado en marcas locales y regionales, casi sin presencia internacional: Vivara (VIVA3) destaca como líder del sector con una cuota de mercado del 9,5%, seguida de Morana (2,4%), HStern (2,3%) y Pandora (2%).
No todas las marcas son consideradas por los actores del mercado mundial del lujo como ejemplos de la llamada “alta joyería”, un segmento centrado en la creación y producción de joyas consideradas obras de arte por su excelencia en el diseño, la calidad de los materiales y su meticulosa ejecución.
Colecciones limitadas y exclusivas
Un gemólogo de una marca internacional, que pidió el anonimato por no estar autorizado a hablar públicamente, explicó a Bloomberg Línea que las piezas de alta joyería son hechas a mano por artesanos especializados, quienes dedican mucho tiempo para garantizar la perfección en cada detalle, utilizando técnicas tradicionales en colecciones limitadas, personalizadas o únicas.
Según la fuente, algunas marcas brasileñas se centran en la producción a ritmo industrial, para escalar con precios más competitivos, sin priorizar una experiencia exclusiva a los clientes.
En Brasil, Cartier (2,1% de las ventas totales) y Tiffany & Co (1,5%) son las marcas internacionales de joyería de lujo con mayor participación en el mercado nacional, según el informe de Eleven Research. La brasileña HStern también ofrece piezas de alta joyería.
Bloomberg Línea habló con representantes de joyerías de lujo como Tiffany, Bulgari, Cartier, Van Cleef & Arpels y HStern sobre sus piezas más valiosas disponibles para los clientes en tiendas ubicadas principalmente en centros comerciales de lujo dirigidos al público de altos ingresos, como JK Iguatemi, Shopping Iguatemi y JHSF Cidade Jardim, todos en São Paulo.
Los vendedores de HStern y Van Cleef, que pidieron el anonimato por no estar autorizados a hablar públicamente, explicaron que los clientes interesados en las joyas más caras suelen reservar con antelación sus visitas.
Según ellos, las piezas de mayor valor se guardan en un lugar seguro fuera de la tienda por medidas de seguridad contra robos. En los escaparates sólo se exhiben las joyas menos raras y de menor precio.
En Tiffany, la “joya de la corona” es “Bird on a Rock”, una creación del diseñador francés Jean Schlumberger (1907-1987), que diseñó la pieza en los años 60 tras encontrar una cacatúa amarilla que inspiró su imaginación, según el joyero. Desde entonces, el broche ha sido recreado con gemas de colores para exhibir el diamante Tiffany. La pieza disponible en Brasil cuesta, como se mencionó anteriormente, 6,6 millones de reales (US$1,25 millones).
Las gemas de color de cada pieza “Bird on a Rock” fueron seleccionadas y engastadas manualmente por artesanos. La joyería detalla la composición de la joya: platino y oro amarillo de 18K (quilates) con un diamante Fancy Intense Yellow, diamantes blancos y un zafiro rosa, un diamante Fancy Intense Yellow brillante rectangular modificado de más de 12K, 71 diamantes blancos talla brillante de más de 1K en total y un zafiro rosa redondo de 0,01K.
El quilate simbolizado por la “K” es una medida que se refiere a la cantidad de oro presente en la aleación metálica de la joya. Un quilate o 1K representa 1 parte de oro por cada 24 partes de metal. Esto significa, por tanto, que el oro 24K tiene 24 partes de oro por cada 24 partes de metal.
Entregas a París y Nueva York
En HStern, la joya más valiosa para venta hoy en Brasil es el collar Alumbramento, una creación de noviembre de 2022 para celebrar el centenario del nacimiento de Hans Stern, fundador de la marca.
Con un precio de 3,54 millones de reales (US$741.500), el collar de oro blanco de 18K incluye dos turmalinas verdes de 35,29 quilates en total, cuatro aguamarinas de 50,72 quilates en total y 667 diamantes de distintas tallas (baguettes rectangulares, brillantes redondos y navettes).
El peso de las gemas talladas se expresa siempre en quilates (símbolo ct). Un quilate corresponde a 200 miligramos, es decir, un gramo equivale a cinco quilates (1 g = 5 ct).
Un collar de diamantes de 540.000 reales (US$113.115) es la pieza más cara disponible en la única tienda brasileña de la francesa Van Cleef & Arpels, que se encuentra en el centro comercial JK Shopping de São Paulo. Un vendedor dijo a Bloomberg Línea que el catálogo tiene joyas de mayor valor, más raras o personalizadas, pero el cliente tiene que ir a los locales de París (sede) y Nueva York.
El transporte de estas joyas a Brasil encarece el producto, pues exige un fuerte esquema de seguridad, y la entrega en otro país es más delicada. La tienda Van Cleef & Arpels en JK Shopping fue inaugurada en 2012. El collar estaba protegido en una cúpula de cristal.
En la página web brasileña de Van Cleef & Arpels, el collar transformable Snowflake Collerette tiene un precio superior, de 6,2 millones de reales (US$1,3 millones), pero sólo se compra por teléfono. El collar lleva platino, oro blanco de 18K recubierto con rodio y 619 piedras de diamante que totalizan 69,73 quilates.
Especializada en diamantes, Van Cleef & Arpels dijo, a través de su asesor en Brasil, que sigue la política de no divulgar públicamente los precios y, por lo tanto, no quiso confirmar la información transmitida por su vendedor de que el collar es su joya más cara a la venta en su tienda física en el país.
En la tienda de HStern, una vendedora también contó a Bloomberg Línea sobre las preocupaciones del segmento con la seguridad, que exige el monitoreo por cámaras y la presencia de guardias de seguridad en las entradas.
HStern confirmó, a través de su asesoría, que sus piezas exclusivas de alta joyería suelen estar guardadas en cajas fuertes, cuya ubicación es confidencial por la marca y se presentan a los clientes interesados sólo con cita previa.
Las joyerías mundiales no exponen sus creaciones más valiosas en tiendas, a menudo dedicadas sólo a subastas. Es el caso de Bulgari, que vendió el mayor diamante azul en una joya de su marca (Bulgari Laguna Blu Diamond) por US$25,2 millones en un evento de la casa de subastas Sotheby’s Geneva Luxury Week en mayo, tras una batalla de pujas de cuatro minutos, según un comunicado de la joyería.
Los diamantes azules, de todo tipo y tamaño, figuran entre los de color considerados más raros. El diamante azul calificado como Fancy Vivid (el tono más brillante que puede mostrar un diamante) por encima de 10K apareció en un collar Bulgari High Jewelry de Bulgari utilizado por la actriz Priyanka Chopra Jonas. Fue la joya más valiosa de Bulgari puesta a la venta. Menos de diez diamantes Fancy Vivid Blue de más de 10K se han subastado en todo el mundo en las últimas décadas, según la marca.
Comercio electrónico y geografía
Las mayores ciudades de la región sudeste de Brasil albergan a gigantes de la alta joyería, debido a la mayor concentración de público de muy altos ingresos en capitales como São Paulo y Río de Janeiro.
Referencia en el mundo del lujo (joyería, relojería, fragancias, marroquinería y accesorios), Cartier considera, por ejemplo, dicha región como la más expresiva en ventas, pero señala el potencial de otros estados brasileños.
Desde 2019, año del lanzamiento de su comercio electrónico en Brasil, la maison francesa ha reforzado sus canales digitales con el objetivo de ampliar su presencia nacional. Solo hay dos tiendas físicas, una en el centro comercial Shopping Iguatemi y otra en el centro comercial Shopping Cidade Jardim.
El anillo más caro anunciado en el catálogo de Cartier en Brasil cuesta 385.000 reales (US$80.646). Llamado Anillo Panthère, está hecho con oro blanco de 18K, ónice, engastado con dos esmeraldas y 392 diamantes talla brillante que suman 1,18 quilates. Desde 1914, la maison ha reinventado esta joya icónica con inspiración felina.
Un collar Panthère de Cartier, en oro blanco de 18 quilates, engastado con 195 diamantes talla brillante que suman 5,68 quilates, más esmeraldas, ónice, tiene un precio de 835.000 reales (US$174.909).
Según vendedores que hablaron con Bloomberg Línea bajo condición de no ser identificados, los clientes brasileños de alta joyería demandan más piezas de diamantes, esmeraldas y zafiros.
La turmalina Paraíba, una rareza debido a su intenso y brillante color turquesa, descubierta por primera vez en la década de 1980 en el estado del mismo nombre, también es muy valorada en el mercado de piedras preciosas, especialmente por coleccionistas y entusiastas de las gemas explotadas por pocas minas en el mundo.
El rubí, en cambio, es menos cotizado en Brasil, ya que es una piedra más cara. Quienes buscan piezas que batan récords y la máxima exclusividad prefieren pujar en casas de subastas de prestigio.
A principios de junio, la casa de subastas Sotheby’s, de Nueva York batió un récord con la venta de un rubí llamado Estrela de Fura – descubierto en Mozambique – por US$34,8 millones. La gema, de 55,22 quilates, fue considerada el rubí más caro jamás vendido en subasta. Nunca antes en la historia de la casa un quilate de rubí ha costado US$630.288, dijo Sotheby’s en su cuenta de Instagram, que mostró la subasta.
En la misma semana, la tradicional casa de subastas logró vender un raro diamante rosa de 10,5 quilates, bautizado como Eternal Pink, hallado en Botsuana, por algo menos de US$35 millones.
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