El trabajo duro en Casino apenas ha comenzado

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Bloomberg Opinión — No ha sido un buen fin de semana para los iconos franceses.

Primero la muerte de la cantante y actriz franco-británica Jane Birkin. Ahora, la perspectiva de que Casino Guichard Perrachon SA caiga en manos extranjeras, con el destacado empresario Jean-Charles Naouri a punto de perder su control sobre el minorista.

Tras la retirada de sus rivales el domingo, el inversor checo Daniel Kretinsky parece encaminado a hacerse con el control de Casino, propietaria de las cadenas Monoprix y Franprix, líderes en la venta de alimentos y ropa cerca de donde vive y trabaja la gente.

Aunque esto parece el final del juego para Casino, no es la última apuesta por la cadena que forma parte del enrevesado imperio cargado de deudas de Naouri. Kretinsky debe finalizar el acuerdo y, lo que es aún más importante, revitalizar al minorista que ha trabajado bajo una deuda neta de 6.000 millones de euros (US$6.700 millones).

La propuesta de Kretinsky siempre pareció la más convincente desde el punto de vista financiero. El rival, 3F, dirigido por el multimillonario de las telecomunicaciones Xavier Niel, pretendía controlar Casino pero aportando poco capital (sólo 175 millones de euros de una propuesta de 900 millones de euros) y apoyándose más en los fondos de cobertura para respaldar su oferta.

Esa puede ser una de las razones por las que 3F, a pesar de representar la perspectiva de un rescate francés de Casino y hacer promesas más explícitas sobre el empleo, no consiguió el apoyo del gobierno francés.

Si añadimos un desagradable aviso de beneficios la semana pasada y que Attestor Capital, el principal acreedor garantizado que apoyó la oferta de 3F, cambió su lealtad a Kretinsky, a 3F no le quedó más remedio que abandonar.

Sin embargo, el acuerdo de 3F habría sido más favorable para los acreedores garantizados. Sólo proponía convertir una parte de sus participaciones en capital, mientras que la propuesta original de Kretinsky los habría eliminado a todos.

Consciente de ello, y para ganarse el apoyo de los acreedores garantizados, Kretinsky, en colaboración con Fimalac, de Marc Ladreit de Lacharriere, modificó su oferta y convertirá 1.300 millones de euros de deuda garantizada en capital, en lugar de la totalidad de 1.500 millones de euros, de modo que los prestamistas pierdan una parte menor de sus participaciones.

Los accionistas se quedarán con casi nada de cualquier manera, quizá tengan menos del 1% de la empresa tras la recapitalización, según Clement Genelot, analista de Bryan Garnier & Co.

Aunque Kretinsky está ahora en la pole position, hay que llegar a un acuerdo con Casino. Debe presentar la propuesta al tribunal francés que supervisa las conversaciones con los acreedores para reestructurar su balance.

Si el inversor checo se hace con el control del minorista, ahí empezará realmente el trabajo duro. La advertencia de beneficios de la semana pasada, en la que Casino dijo que esperaba que los beneficios de todo el año antes de intereses, impuestos, depreciaciones y amortizaciones fueran inferiores a 300 millones de euros, por debajo de los 440 millones de euros presentados en un plan de negocio a finales del mes pasado, subraya lo difícil que es el panorama.

Aunque Monoprix y Franprix son activos de calidad, el sector minorista francés es ferozmente competitivo, con importantes actores de propiedad privada, como Auchan SpA y Leclerc SA, y muchos operadores franquiciados, que toman decisiones en función de sus propias y estrechas agendas financieras, y no en nombre de las grandes corporaciones, cuyo objetivo es proteger sus márgenes.

Dada la probable infrainversión en los activos de Casino, que refleja el hecho de que la empresa lleva muchos años fuertemente endeudada, cabe preguntarse si los 1.200 millones de euros de capital de Kretinsky serán suficientes para revitalizar la empresa. Según Genelot, podrían necesitarse entre 2.000 y 3.000 millones de euros para dar la vuelta al minorista. Eso probablemente signifique más ventas de activos, incluidas las participaciones en Latinoamérica y los activos no estratégicos restantes en Francia.

También está la cuestión de qué ocurre con Rallye SA, la siguiente empresa en la cadena de control de Naouri, que posee el 52% de Casino. Rallye también está muy endeudada y entró en un procedimiento de salvaguarda en 2019, lo que le da más tiempo para liquidar sus préstamos. Debe realizar importantes pagos en virtud del plan en 2025. Ahora se enfrenta al reto adicional de que las acciones de Casino, uno de sus principales activos, pueden valer muy poco.

Esta nota no refleja necesariamente la opinión del consejo editorial o de Bloomberg LP y sus propietarios.