Bloomberg Línea — Las autoridades hondureñas hicieron que los reclusos se sentaran semidesnudos en filas mientras daban inicio a una redada en tres prisiones el lunes 26 de junio.
Las táctica se asemejó a las prácticas del presidente Nayib Bukele en el vecino El Salvador, aunque el secretario de Seguridad, Gustavo Sánchez, dijo que no se está copiando “absolutamente nada”. “No nos podemos apegar a la política de otro país. Antes se criticaba porque no se hacía nada y ahora se critica porque se está haciendo”.
Las acciones son parte de la Operación Fe y Esperanza, en la que las Fuerzas Armadas de Honduras, a través de la Policía Militar del Orden Público (PMOP), comenzaron a tomar el control de los centros penales del país.
Esto surge luego de una disputa entre pandillas que dejó 46 reclusas muertas en la Penitenciaria Nacional Femenina de Adaptación Social (PNFAS), en Támara, a 20 kilómetros de Tegucigalpa.
En los reportes referidos a la masacre, se dio a conocer que las reclusas pertenecientes a la pandilla Barrio 18 contrabandearon armas de fuego, machetes y un líquido inflamable.
En la mañana del 20 de julio sometieron a las guardias para despojarlas de las llaves e irrumpieron en los bloques de celdas que albergaban a miembros de la Mara Salvatrucha. Allí, atacaron a las víctimas a disparos y machetazos, a otras, las encerraron en una celda les arrojaron el carburante y les prendieron fuego.
La presidenta Xiomara Castro calificó el hecho de un “monstruoso asesinato de mujeres” y un día después anunció que la PMOP, un brazo armado creado durante la administración de Juan Orlando Hernández (2014-2022), asumirá el control de todas las cárceles del país.
En las operaciones simultáneas del lunes, en las que participan todas las unidades de la PMOP, equipos de inserción helicópteros, fuerzas de contención y requisa ha dejado, hasta el momento, la extracción de armas de fuego, explosivos, sustancia y objetos de uso prohibido en los presidios de Morocelí, El Paraíso (la Tolva); el Centro Penitenciario Nacional de Támara; y en PNFAS, donde ocurrió la tragedia el 20 de junio.
“Municiones, armas de grueso calibre, cargadores, chimbas, teléfonos celulares y satelitales, explosivos de fabricación caseras, radios, routers, sierras eléctricas, todo esto es parte de lo encontrado solamente en un módulo de La Tolva”, dijo José Manuel Zelaya Rosales, secretario de Defensa de Honduras.
El funcionario agregó que las cárceles del país dejarán de seguir siendo escuelas del crimen.
Honduras es considerado uno de los países más peligrosos del mundo debido a los altos niveles de violencia de maras y actividad criminal. El sábado 24 de junio, 13 personas fueron asesinadas a tiros en un billar en Choloma, al norte del país, lo que llevó a la presidenta Castro a implementar toques de queda en la ciudad, así como en la segunda ciudad más grande del país, San Pedro Sula.
La mandataria dijo que las medidas, bajo la Operación Candado Valle de Sula, son para dar “seguridad ante el brutal y despiadado ataque terrorista a que están sometidos por los matones a sueldo entrenados y dirigidos por los cabecillas del narcotráfico que opera impunemente en el corredor de la droga”.
El comisionado de la Policía Nacional, Miguel Pérez Suazo, dijo que las autoridades detuvieron a un sospechoso en los asesinatos del salón de billar y estaban buscando a otros.
“No descartamos que estos crímenes puedan ser una especie de venganza por lo que sucedió en la prisión de mujeres”, agregó Pérez Suazo.
El consejo de Ministros de Relaciones Exteriores y Comercio Exterior del Sistema de la Integración Centroamérica (SICA), expresó “su apoyo solidario” al gobierno hondureño, “esperanzados en que las medidas adoptadas y las operaciones conjuntas que realizan las fuerzas del orden en ese hermano país alcancen su objetivo de lograr la desarticulación del crimen organizado y los culpables sean identificados y sancionados”.
