Bloomberg Línea — De un puestico de venta de perros calientes, o “hot dogs”, Yevgueni Prigozhin, un cocinero ruso que se convirtió luego en un multimillonario empresario a cargo de catering y licitaciones con el gobierno de Vladimir Putin, le enfrenta ahora por diferencias en las acciones emprendidas durante la guerra en Ucrania, y avanza en su acto de rebeldía como comandante del grupo de mercenarios Wagner.
Prigozhin, de 62 años, ya había estado elevando sus desacuerdos con las autoridades rusas desde hace algunos meses. En algunos audiovisuales promovidos a través de su canal en Telegram cuestionaba que mientras decenas de sus integrantes morían defendiendo los intereses del Kremlin en Ucrania, los responsables del gobierno se mantenían sentados en sus grandes mesas de madera.
“De alguna manera no hacemos nada bien”, había dicho Prigozhin, al frente de la autodenominada compañía militar privada Wagner, que comanda hasta 50.000 combatientes en Ucrania, de acuerdo a lo expuesto por el Ministerio de Defensa del Reino Unido en enero.
El empresario y jefe del grupo de mercenarios, quienes en su mayoría provienen de las cárceles rusas, se refería a fracasos del ejército ruso en su intento por tomar Kiev desde febrero del año pasado. El viernes, Prigozhin aseguró que la justificación de Rusia para su guerra en Ucrania era una “mentira” y solamente una “excusa” para la promoción propia del ministro de Defensa, Sergei Shoigu.
Su intención ahora, de acuerdo a lo declarado ayer tras apoderarse de “todas las instalaciones militares” en Rostov-on-Don, al sur de Rusia, es alcanzar una reunión con las autoridades. De lo contrario promoverá una “marcha de la justicia” hasta Moscú.
Putin ha calificado las acciones de traición y ha advertido que castigara a los involucrados, sin hacerle mención directamente. Prigozhin, por su parte, ha insistido en que no se rendirá. Las conversaciones y referencias entre ambos no eran tan duras años atrás.
Putin y Prigozhin si bien no sostenían una relación de amistad estrecha, sí eran vinculados por acuerdos y respaldos en los negocios. Ambos se criaron en San Petersburgo, aunque no fue hasta mucho después que Putin le descubrió sus habilidades en los servicios de alimentos y en 2010, le ayudó con la construcción de su fábrica a través de préstamos estatales.
Prigozhin, quien cumplió una condena de 10 años durante los últimos tiempos de la Unión Soviética, empezó a ser calificado como chef o cocinero de Putin. Incluso, el mandatario ruso invitaba a presidentes de visita en el país a cenar en los lujosos restaurantes del multimillonario.
Nació además la conexión militar, con el líder de los mercenarios como propietario del grupo Wagner, involucrado en las principales operaciones en las zonas de conflicto en la guerra en Ucrania. La muerte de muchos de sus combatientes habría sido el detonante del enfrentamiento con la cúpula militar rusa, a quienes los declaró unos “incompetentes”.