Bloomberg Línea — Los guatemaltecos irán a las urnas el domingo 25 de junio para elegir un nuevo presidente, vicepresidente, diputados del Congreso de la República y 20 escaños en el Parlamento Centroamericano.
Con casi dos docenas de candidatos presidenciales para elegir, una segunda vuelta es casi inevitable.
Este escenario se daría el 20 de agosto de 2023, en caso de que ningún candidato presidencial obtenga la mayoría absoluta de los votos en la primera vuelta (50% de los votos). Para este proceso, competirían los dos primeros lugares que resulten en los comicios de este domingo.
El ciclo electoral ha sido caótico en Guatemala, puesto algunos de los candidatos presidenciales más populares fueron declarados inelegibles para postularse en decisiones judiciales que sectores califican de cuestionables.
Por el momento, los principales aspirantes son: Zury Ríos, hija del expresidente y genocida convicto Efraín Ríos Montt; Sandra Torres, una exprimera dama que había sido acusada de financiación electoral ilícita en el pasado; y el diplomático y periodista Edmond Mulet, muestran sondeos de Prensa Libre y la firma ProDatos.
A pesar de los 30 partidos políticos inscritos y los 22 aspirantes presidenciales, la democracia guatemalteca se encuentra en un momento crítico, pues sólo el 17% de la población dice que confía en el sistema electoral, según el informe anual 2021 de Latinobarómetro, ubicando al Tribunal Supremo Electoral (TSE) de Guatemala entre las cinco instituciones electorales de la región con menor nivel alcanzado.
La agencia Prensa Comunitaria Kilómetro 169 muestra que los esfuerzos por realizar jornadas de empadronamiento fueron escasos, principalmente para alcanzar a un sector joven que participe en estas elecciones. Según el Instituto Nacional de Estadística, hay 2,7 millones de personas entre 18 y 25 años.
El padrón electoral en este mismo rango de edad indica que se registraron únicamente 1,3 millones, es decir, que casi 1,4 millones de jóvenes se quedaron fuera de la posibilidad de elegir.
Entre tanto, las elecciones en Guatemala suelen ser decididas por muy pocos, con el 69.7% de los votantes elegibles en 2015, y el 53% en las elecciones anteriores en 2019.
Para cuando llegan a la segunda vuelta, como lo han hecho durante años, se deciden con una participación de alrededor del 40%. Hace cuatro años, el presidente Alejandro Giammattei ganó con menos de 2 millones de votos, o el 11% de la población.