Bloomberg Línea — Las aerolíneas vienen apostando en el combustible de aviación sostenible (SAF) para posibilitar el proceso de descarbonización del sector. El insumo ya se utiliza en todo el mundo, pero uno de los principales desafíos para ampliar la demanda es garantizar el suministro estable y previsible de la materia prima. Del lado de los que producen, esta es una oportunidad única, según la visión de Raízen (RAIZ4), que pretende liderar este mercado con etanol de segunda generación (E2G).
“Ya estamos vendiendo para la producción de SAF y las conversaciones que tenemos con los fabricantes son para grandes contratos. Tenemos más demanda de la que podemos atender”, dijo el CEO de Raízen, Ricardo Mussa, en una entrevista con Bloomberg Línea en la sede de la empresa en São Paulo.
“La discusión que tengo con el cliente de SAF es la siguiente: viene y me dice que necesita un contrato a diez años, una garantía de suministro. ‘No quiero suministrar sólo una planta, sino cinco’”, dice el ejecutivo. “O me dice: ‘Raízen me garantiza lo que producirá la planta de E2G que entrará en funcionamiento en 2028, pero yo quiero adelantarla a 2025′”. El reto, según Mussa, es elegir a qué cliente comprometer el suministro de una planta pensando en cómo maximizar la relación.
El etanol de segunda generación de Raízen se produce a partir de los residuos del proceso de fabricación del etanol común (de primera generación) y del azúcar y es la principal apuesta de la compañía con la vista puesta en el crecimiento en los próximos años y década, aunque se reduzca la aportación actual al resultado.
Esa fue la principal tesis para captar fondos con inversores globales en la OPI (oferta pública inicial de acciones) hace casi dos años. En la época, la oferta movió 6.900 millones de reales (US$1.416,5 millones).
En el caso del mercado de FAE, el directivo explicó los motivos que justifican la valoración de este cliente para el etanol de segunda generación.
El transporte aéreo genera entre el 2,5% y el 3% de las emisiones de CO2 en todo el mundo y la electrificación de las aeronaves se considera, desde el punto de vista operativo, un reto importante, debido a cuestiones como el peso de las baterías, por lo que el uso de combustibles sostenibles se señala como el camino que gana viabilidad económica.
Según el ejecutivo, se trata de un mercado único porque consigue cobrar al consumidor – ya sea empresas o individuos – por la descarbonización, a diferencia de una industria de gran consumo, por ejemplo, cuyo poder de fijación de precios es limitado.
La Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) estima que la producción mundial de combustibles renovables debería alcanzar una capacidad de al menos 69.000 millones de litros (55 millones de toneladas) en 2028. Según la entidad, las FAE representarán una parte de esta producción a través de nuevas refinerías y la ampliación de las instalaciones actuales.
En 2022, la producción de SAF se triplicó respecto al año anterior y alcanzó unos 300 millones de litros. IATA informa de que ya hay más de 130 proyectos relevantes de combustible renovable anunciados por más de 85 productores de 30 países.
Mussa señaló que, dado que el combustible de aviación sostenible se produce a partir de diversos residuos, contar con un suministro estable de materia prima es uno de los principales obstáculos que deben superar las empresas del sector. En este sentido, según él, Raízen tiene una ventaja competitiva precisamente por ser un actor que, además, es uno de los mayores productores de caña de azúcar del mundo.
Factor desencadenante de la acción
Según Mussa, lo que pasa en el mercado de SAE se aplica a E2G en general: no hay duda de que la demanda será mayor de lo que la empresa puede satisfacer.
“Tenemos dos grandes prioridades. En primer lugar, la productividad agrícola. Y también la entrega del plan de construcción y explotación de las plantas de etanol de segunda generación”, reforzó Mussa.
Las incertidumbres están relacionadas con el funcionamiento eficaz de la tecnología y su coste. También está el reto de contratar y cualificar mano de obra para las plantas. “La segunda planta de E2G está prácticamente lista. Imagino que el mercado pensará: ‘empezaron a operar la segunda planta y todo está bien’”, dijo el CEO de Raízen en relación a lo que podría ser un detonante para la acción. Según él, la productividad de la primera planta de segunda generación ha aumentado desde la inauguración, con producción de más litros”.
Raízen tiene actualmente un plan para construir 20 plantas de etanol de segunda generación hasta 2030, la mayoría en el estado de São Paulo. Hoy, hay cinco en construcción al mismo tiempo. Según Mussa, cada día la empresa está más cerca de la “segunda planta, la tercera, la cuarta”, es decir, de la realidad operativa con escala. “Cuando el mercado se dé cuenta, ya habrá ocurrido y el inversor verá una cifra enorme en mis resultados”.
En un escenario de creciente descarbonización, y no sólo del sector automotriz, el ejecutivo dijo que Raízen está en condiciones de vender este insumo con sobreprecio en el mercado externo. “Tenemos 5.000 millones de euros en contratos. No tendríamos todo eso si el mercado no creyera [en el producto]. En otras palabras, tenemos una clara ventaja competitiva en un mercado que paga mucha prima por tener acceso al producto”.
“Nuestras ventas al sector industrial prácticamente se han duplicado en cinco años”, afirma. “Es un sector que tiene características de nicho, y eso es positivo porque escapa a la característica de commodity. Hemos conseguido agregar un premio”.
Una limitación para Raízen con la vista puesta en el crecimiento de la producción de E2G a medio plazo es la disponibilidad de biomasa propia, algo que, según el ejecutivo, actualmente es suficiente para cubrir la demanda de la compañía hasta la vigésima planta. A partir de ahí, hay algunas posibilidades sobre la mesa, como licenciar la tecnología de producción, que está patentada y abarca desde los equipos diseñados por la empresa hasta la liga metálica utilizada en su fabricación.
“Puedo licenciarla a empresas de Brasil y del extranjero. Será una nueva vía de crecimiento. Hemos creado algo único, patentado, que puede dar mucho crecimiento con poca inversión. Es un resultado en vena, porque no tiene riesgo de ejecución ni operativo y no necesita dinero”.
“El riesgo del etanol de segunda generación ha bajado mucho. Comercialmente hemos eliminado ese riesgo. Hay mercado en Japón, en California, en el segmento de los plásticos, en el farmacéutico, hay muchas oportunidades”, dijo. “Es sobre todo etanol para exportar a países desarrollados, a mercados que pagan la prima. Brasil está en otro momento”.
Riesgos en el escenario
A pesar de la confianza del ejecutivo en la estrategia, el mercado plantea algunos puntos de atención en la ejecución del plan de la empresa. Raízen está en un momento de pico de inversiones, lo que lleva a preocupaciones sobre la generación de caja y el endeudamiento.
En el campo, los inversores están atentos a los posibles impactos del fenómeno climático de El Niño, que puede provocar lluvias que perturben la cosecha de caña de azúcar en los próximos meses.
La competencia en el mercado de distribución de combustibles también preocupa, según un gestor que sigue a la empresa y al sector y que prefiere no ser identificado. En este contexto, la fuente dijo que las acciones de Raízen están descontadas en relación con São Martinho (SMTO3) y Vibra (VBBR3), competidores de la empresa en los sectores del azúcar y el etanol y la distribución, respectivamente.
Mussa, por su parte, afirmó que Raízen no tiene un competidor directo. “No hay ninguna empresa como la nuestra [con operaciones verticalizadas desde el campo hasta las estaciones de servicio]. Nunca me ha gustado la comparación de la suma de las partes. Nuestra fuerza es la integración, lo que hace que Raízen sea única”, dijo el ejecutivo.
Los analistas llaman la atención sobre la decisión de Petrobras (PETR3, PETR4) de abandonar la política de paridad internacional de precios de los combustibles, algo que, según Mussa, aún no se ha probado en la práctica. “Sabremos el efecto cuando y si las cotizaciones suben. A día de hoy aún no hemos notado nada que repercuta en nuestra operación”.
El ejecutivo señaló la existencia del programa RenovaBio de fomento a la producción y el uso de biocombustibles en Brasil como un importante factor de compensación financiera ante un eventual aumento del consumo de gasolina y consecuente caída de la demanda de etanol, dado que desde su creación en 2017, establece metas de descarbonización y la necesidad de compras de créditos (CBIOs) generados por los productores de biocombustibles.
Al hacer balance desde la OPI en agosto de 2021, el ejecutivo señaló que ha habido cambios en el mercado, a favor y en contra. En su evaluación, el principal viento en contra fue el clima, que afectó los resultados del campo. “La productividad agrícola estuvo por debajo de lo que imaginábamos”.
Fue un punto destacado por los analistas Leonardo Alencar y Pedro Fonseca, de XP, que afirmaron en un informe reciente que la principal frustración con respecto a la salida a bolsa de Raízen es, de hecho, el nivel actual de productividad agrícola de la empresa, aunque mantienen la visión positiva a largo plazo.
“Vemos a Raízen como probablemente la empresa brasileña mejor preparada para aprovechar la actual tendencia mundial de transición energética”, escribieron. No obstante, ponderaron las preocupaciones de los inversores sobre el riesgo de ejecutar ese plan.
El informe también destacó que la empresa cuenta con algunos factores que podrían ser catalizadores importantes para el rendimiento de la acción a corto plazo, en particular “la captura de valor en las ganancias de productividad agrícola; la asignación de capital y las desinversiones”.
Mussa, por su parte, ponderó además que los costes han crecido en un contexto de tipos de interés más altos. Por otro lado, la subida de los precios ha favorecido a la empresa.
“La tesis de la OPI es mucho más sólida que antes, con nuestra tecnología más consolidada y el mercado favorable a pesar del periodo turbulento”, afirmó.
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