La inclusión financiera ha progresado mucho en América Latina desde COVID. A su vez, todavía hay hoy en la región 21% de consumidores desbancarizados, con un número desproporcionadamente alto de mujeres, consumidores de bajos ingresos y habitantes de áreas rurales. En su último informe, realizado conjuntamente con Americas Market Intelligence (AMI), Mastercard publica “El estado de la inclusión financiera después de COVID-19 en América Latina y el Caribe: nuevas oportunidades para el ecosistema de pagos”, que contiene perspectivas y lecciones para la industria y propuestas para que los proveedores contribuyan a fortalecer la inclusión financiera de la región.
El estudio consolida los resultados de encuestas realizadas a más de 2800 consumidores y 25 entrevistas a empresas de servicios financieros en siete países de América Latina (Argentina, Brasil, Colombia, El Salvador, Guatemala, México, Perú) y analiza los cambios en el comportamiento del consumidor desde su primer reporte de 2020.
La inclusión financiera es esencial para reducir la pobreza y para impulsar el crecimiento económico en América Latina. Para lograr este objetivo, nuestros datos más recientes sugieren que los proveedores de pagos deben priorizar la personalización, el crédito, la educación financiera, la conveniencia y las alianzas. Aprovechando las tecnologías emergentes y aliándose con las instituciones financieras tradicionales y las fintechs, los proveedores de pagos pueden crear un poderoso ecosistema que ofrezca mejores servicios a los consumidores. No hay un momento más indicado que este para que los actores del ecosistema trabajen juntos, y se concentren en sus fortalezas y en compartir sus mejores prácticas, para hacer realidad una inclusión financiera robusta en América Latina.
De aquí en más, para fortalecer una economía sostenible donde todos puedan prosperar se requiere que los actores del ecosistema se concentren en las siguientes áreas:
1. Priorizar la personalización.
Los proveedores tienen que ofrecer soluciones a medida para segmentos específicos, como mujeres, habitantes de zonas rurales, pequeños comercios, trabajadores independientes, vendedores de comercio electrónico, estudiantes y usuarios frecuentes de pagos digitales. El desarrollo de nuevos productos debe poner el foco en la personalización, la modificación, la adaptación y el apoyo al crecimiento. Para poner en práctica estos aprendizajes, se requiere entender cabalmente la vida económica y financiera de los usuarios. La banca abierta, combinada con herramientas como la Administración de Finanzas Personales y otras funciones que permiten a los consumidores controlar y administrar su dinero más cómodamente, aportará valor a este objetivo.
2. Centrar el desarrollo de productos en el crédito.
Los consumidores están listos para evolucionar, para ir más allá de las cuentas digitales y las transferencias de dinero gratuitas. El crédito lo hace posible al expandir el poder adquisitivo de las familias y aumentar su resiliencia en momentos de crisis. Los proveedores de pagos deben priorizar la fluidez y la intuitividad, alternando calificación, contextualización y otros factores que mejoren el acceso al crédito.
3. Reconceptualizar “educación financiera”.
Definir “educación financiera” como el simple acto de brindar información a las personas sobre las funciones de los productos no es suficiente. Para llegar a las poblaciones desbancarizadas y desatendidas de América Latina, es importante corregir algunos errores de concepto instalados. Los proveedores de pagos deben priorizar el asesoramiento y la interacción, la confianza digital, la educación invisible “dentro de la aplicación” -por ejemplo- y otros factores que mejoren la educación financiera.
4. Potenciar la conveniencia y crear incentivos.
La “conveniencia” encabeza la lista de razones citadas a favor de la adopción y el uso de pagos digitales. Los proveedores de pagos deben seguir potenciando la conveniencia y eliminando los puntos problemáticos de la vida diaria de las personas. Distintos grupos de consumidores experimentan problemas distintos, y es esencial entender de qué manera los servicios financieros pueden resolverlos. Los proveedores de pagos deben priorizar el ahorro de tiempo, el abordaje sistemático, los productos anti-cíclicos y otros factores que mejoran la conveniencia.
5. Estrechar alianzas.
Las alianzas entre las fintechs y las instituciones financieras tradicionales son críticas para impulsar la inclusión financiera de América Latina. La suma de sus fortalezas es capaz de crear un ecosistema poderoso que ofreza mejores servicios a los consumidores. Los proveedores de pagos deben priorizar aquellas alianzas que les ofrezcan servicios complementarios, como también aquellas que los ayuden a expandir su base de clientes, mejorar su eficiencia operativa y potenciar sus capacidades tecnológicas.
Para leer más de “El estado de la inclusión financiera después de COVID-19 en América Latina y el Caribe: nuevas oportunidades para el ecosistema de pagos”, descargue el informe aquí.