Bloomberg Línea — La revolución agricultural en América del Norte tiene dos polos: el de Saskatchewan, Canadá, y la región del Bajío, en México, dice el CEO de Above Food, un gigante alimentario especializado en la producción de proteína a base de plantas.
De acuerdo con Lionel Kambeitz, hay una oportunidad para crear un puente agrícola entre México y Canadá, reforzando la seguridad alimentaria entre los dos países y, a pesar de las evidentes diferencias entre las industrias de ambos países, ve semejanzas entre las respectivas culturas agroindustriales.
“Hay una semejanza cultural en la agricultura de ambos países”, dijo Kambeitz en entrevista con Bloomberg Línea. “Los dos países van alineados culturalmente en este rubro”.
Entre algunos factores que Kambeitz menciona es que ni Canadá ni México son dependientes de los organismos modificados genéricamente (GMO, por sus siglas en inglés), una práctica muy común en el país que se interpone entre ambos (Estados Unidos).
“Canadá es un país cuya agricultura no depende de los GMO, existe acá, pero no dependemos de ello y México, por supuesto, no depende de esos productos”, dijo el ejecutivo en referencia a la prohibición explícita por parte del gobierno mexicano a ese tipo de agricultura.
Kambeitz sigue un discurso que parece contradecir algunas realidades, como las enraizadas en la propiedad de la tierra que, por lo menos en México, ha tenido varias transiciones, desde los latifundios previos a la Revolución Mexicana a la repartición agraria que floreció en millones de hectáreas ejidales, a la realidad actual con una mezcla de ejidos y extensiones agrícolas en manos de privados.
Los parecidos entre la agricultura de Canadá y la de México en realidad distan mucho entre sí. La de México es una práctica que, debido a cuestiones del clima, permite a muchos productores tener varias cosechas al año.
El mayor ejemplo de ello es el del aguacate. A decir de Álvaro Luque, CEO de Avocados from Mexico, los aguacateros del centro de México pueden tener por lo menos cuatro cosechas del fruto al año, siendo esto la base de la historia de éxito de la agroindustria mexicana.
En contraste, en la provincia de Saskatchewan, Canadá, los agricultores sólo tienen 265 días al año para hacer rendir sus tierras ya que, como indica Kambeitz, “tenemos 100 días de helada anual, pero a cambio de ello tenemos 17 horas de sol al día (...) y eso nos da mucha luz porque, ¿qué es una planta sino una especie de panel solar? Eso nos da suficiente tiempo para producir y cosechar”.
Otra diferencia es el tamaño de las unidades productivas, como los ranchos. En Canadá, de acuerdo con información de Our World in Data, el tamaño promedio de los ranchos es de 275 hectáreas. Si bien no se incluyen datos para México, una visión a otros países de Latinoamérica como Brasil o Colombia deriva en 73 y 25 hectáreas, una cifra que puede ponderarse para México.
En México vemos una revolución
A pesar de estos indicadores, Kambeiz dice que Above Food ve en México una revolución agrícola de la que la firma quiere tomar parte.
No es sólo un tiro al azar. México se ha convertido en una especie de granero en cuanto a agronegocios. En 2022, el valor total de la agricultura de México representó casi 4% del producto interno bruto. En cuanto al intercambio comercial con Estados Unidos, el principal socio del país, México exportó en 2022 US$44.202 millones e importó US$28.985 millones, para un total en la balanza de US$73.137 millones y un superávit para México de US$15.266 millones, el mayor de la historia.
La relación en los agronegocios con Canadá es menor, pero significativa. De acuerdo con Agriculture Canada, el país exporta un promedio de US$2.100 millones a México. La cuna de Above Foods, Saskatchewan, es relevante, ya que esta provincia en sí podría estar alcanzando exportaciones por US$1.000 millones en 2023, siendo productos agrícolas el 97%. Esto incluye productos como aceite y semillas de canola, trigo y trigo duro, y otros granos, dice un reporte del gobierno de Sakatchewan.
De acuerdo con Kambeitz, esta mezcla incluye el alpiste. La humilde semilla que alimenta a los canarios es uno de los productos que más importa México de Canadá.
“Con orgullo decimos que somos el mayor exportador de alpiste del mundo y México es el mayor importador. Ahí vendemos 35.000 toneladas de alpiste al año”, dice el ejecutivo.
Above Food es una firma que por generaciones se ha dedicado al negocio de las proteínas a base de plantas, un nicho que a decir de Kambeitz acerca a Canadá con México, tierra ancestral de granos como el maíz y con una cultura proteínica de fuentes alternativas, desde el mismo aguacate a productos como el amaranto, la chía, el frijol o los insectos.
En lo que Kambeitz visualiza como una cadena de producción regional, Above Food cosecharía sus productos en Canadá y los empaquetaría en México, donde ha visto, dice, firmas de procesamiento de alimentos de clase mundial.
“Algunos de los procesos finales que estamos buscando se harán localmente y, a continuación, el envasado, hay algunas empresas de envasado de muy alta tecnología en México que se estamos buscando”, afirmó.
Nearshoring puede ser un escudo
Aunque la práctica del nearshoring se ha visto más en relación a manufacturas y procesos industriales complejos, en el terreno agrícola el tema también pasa por acercar las cadenas productivas. En este sentido, el CEO de Above Food refiere que un acercamiento entre industrias regionales es fundamental para enfrentar disrupciones globales, como la pandemia del Covid o la guerra que Rusia desató contra Ucrania, dos potencias mundiales en alimentos.
“Queremos mantener la capacidad de alimentar al continente”, dice Kambeitz.
Para ello, el corredor alimentario entre México y Canadá, pasando por EE.UU. es fundamental. La región tiene mecanismos muy definidos de revisión, facturación y seguimiento a la producción, ya sea de granos, hortalizas y frutos, a proteína animal.
“Este fenómeno del nearshoring es más claro en los agronegocios, ya lo vemos, desde hace tiempo, y es claro como el cristal, sembramos y cosechamos algo en Regina, lo transportamos por tren varios miles de kilómetros, lo procesamos en México y lo tenemos a la venta en múltiples mercados, no es fácil que suceda en otros lugares y tenemos que sacar ventaja de este corredor alimentario”, dice el directivo.
Retos de la cadena
Por más integración regional que hay entre México y Canadá, sobre todo a raíz del extinto NAFTA (Tratado de Libre Comercio de América del Norte) y el actual T-MEC (Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá), la realidad señala que un gigante se interpone entre las dos naciones norteamericanas. Kambeitz, un granjero que enlaza sus raíces en Ucrania, luego Alemania y luego la tierra ancestral canadiense, dice que hay un reto enorme para enlazar los dos países y este pasa por el tren.
“Hay una gran oportunidad ahora que Canadian Pacific compró a Kansas City Southern para crear un tren 100% norteamericano”, dice Kambeitz. Esto es en referencia a la fusión entre los dos gigantes ferroviarios cuya huella alcanza a México.
“Un puente alimentario entre Canadá y México requiere que sigamos invirtiendo en infraestructura logística”, dice Kambeitz. “Hay una deficiencia actual, tener mayor capacidad en México para manejar trenes con 100 vagones cada uno (...) será difícil, pero la seguridad alimentaria regional lo exige”.
Una OPI con sabor a México
A principios de mayo, Above Food anunció la firma de un convenio con Bite Acquisition Food Corp. para buscar una salida a bolsa en el NYSE. Bite es una firma tipo SPAC que dirige el financiero mexicano Alberto Ardura, un exbanquero de inversión con años de experiencia en Merril Lynch y Deutsche Bank.
De acuerdo con Kambeitz, la decisión de aliarse con Bite no sólo tiene que ver con una eventual OPI (añadiendo recursos para invertir), sino en que el acuerdo incluye una alianza con Lexington Capital y Grupo Vida, dos firmas con fundamentos en México en los sectores de los bienes raíces agroindustriales y la producción de cereales.
“Una de las cosas cob Bite es que no sólo nos dieron la oportunidad de descubrir las familias de alimentos y las culturas alimentarias de las familias que están en el negocio agrícola en México, sino que nos acercaron su amplio conocimiento de los mercados de capital”, dijo Kambeitz.
La salida a bolsa está programada para el otoño de este año (probablemente en septiembre) para mover un negocio que, por ahora, está valuado en unos US$300 millones.