Bloomberg — Las apuestas de los inversionistas en los mercados emergentes se están modificando. Están adquiriendo más valores de Latinoamérica y liquidando otros de Europa, Medio Oriente y África (EMEA, por sus siglas en inglés), sobre todo gracias a una conjunción de agresivas políticas de tasas y mejores previsiones de crecimiento económico.
Las acciones de Latinoamérica se encaminan hacia su tercer mes de subidas, lo que supone su mejor racha en más de un año. Por su parte, la renta variable de la región EMEA está a un paso de experimentar la mayor pérdida mensual desde el pasado mes de septiembre, situándose en su nivel relativo más bajo de los últimos trece años, tras alcanzar niveles que no se vieron durante la crisis de la deuda de la zona del euro. Asimismo, el indicador MSCI Emerging Markets no ha experimentado casi cambios en estos últimos 6 meses.
Los estrategas apuntan a una variedad de aspectos que apoyan a los valores de Latinoamérica, que van desde las rigurosas políticas de control de la inflación hasta el recuperado empuje de la industria manufacturera mexicana.
A esto contribuyen también las valoraciones y las expectativas de ganancias. El índice de referencia regional se sitúa en una proporción a futuro de precio/beneficio de 8,3 veces, lo que representa un 15% de rebaja frente a los valores emergentes de la región EMEA. Las perspectivas de beneficios suben un 4% en la región para este año, en tanto que en los valores de EMEA registran pocas variaciones.
Hasnain Malik, estratega de Tellimer en Dubai, cita una serie de cuestiones en juego:
“Política de tasas de interés muy por delante de la inflación en Brasil; entusiasmo por el nearshoring en la manufactura de México; distancia frente a la guerra de Rusia y Ucrania; desempeño deficiente de Sudáfrica por la división del partido gobernante y la incapacidad de reforma; caída de los precios del petróleo que afecta a Oriente Medio; la eliminación de los índices latinoamericanos de Argentina, donde las dificultades económicas son crónicas”.
En última instancia, los inversionistas de capital buscan regiones de mercados emergentes que muestren resiliencia y preparación en esta era de condiciones monetarias más estrictas. Pero hasta que la Reserva Federal haga un giro dovish explícito, las naciones en desarrollo seguirán siendo vulnerables a una venta masiva de pánico, independientemente de sus valoraciones más baratas y un crecimiento económico más rápido.
Brasil
Una de las políticas monetarias más duras han ubicado al país en la cúspide de un ciclo de flexibilización que es impensable para la mayoría de los mercados emergentes. El crecimiento de los precios al consumidor, en 4,18% anual, es solo un tercio de lo que era hace un año y el Gobierno proyecta un 2% de crecimiento económico este año. Las autoridades también están trabajando en la revisión de las exenciones de impuestos para abordar el déficit presupuestario. El índice de referencia bursátil de Brasil se encamina a un avance mensual del 5,7%, el mejor desde agosto.
México
La frontera compartida con Estados Unidos ha ayudado a que México sea uno de los favoritos para los inversionistas este año, con la esperanza del llamado nearshoring, a medida que las empresas estadounidenses buscan salir de China y acercar la fabricación a EE.UU. Eso, y las políticas monetarias y fiscales agresivas del país lo posicionan mejor para la turbulencia que se avecina. Un repunte en las acciones mexicanas agregó US$22.000 millones en valor de mercado en los últimos tres años, y aunque los avances se detuvieron en mayo debido a preocupaciones de valoración, los inversionistas siguen optimistas sobre las perspectivas del país.
Lea más en Bloomberg.com