Bloomberg Línea — Ir a la tienda por un kilo de arroz y cambiarlo por unos cuantos gramos de café es una transacción que califica como trueque. La escalada, sin embargo, de este método de pago en Paraíso de Chabasquén, ubicada en la región centrooccidental venezolana, ha tentado a sus habitantes a impulsar su legalización como moneda local.
La depreciación del bolívar cercana al 80% en los últimos 2 años, sumada a la escasez de efectivo tanto del billete nacional como de divisas que se vive en el interior del país, ha impulsado a comerciantes y habitantes de zonas recónditas a reinventar los procesos de compra y venta.
Fue así como en esta localidad de 20.500 habitantes, ubicada en el estado Portuguesa, los carteles con el tipo de cambio oficial autorizado por el Banco Central de Venezuela (BCV) desplegados en las vitrinas de abastos y otros locales comerciales, comenzaron a ser sustituidos por la también variante cotización del café.
Sus residentes calculan que la decisión se impuso alrededor de hace 10 años, cuando Nicolás Maduro asumía el gobierno central. No era una formalidad entonces, pero sí un método alternativo para apaciguar el caos económico en cuánto al pago de los artículos.
Los caficultores fueron los primeros en dar el salto. Se dedicaron a intercambiar quintales de café de tipo pergamino -un producto resultante de lavar el fruto y quitarle todas las capas externas antes de ponerlo a secar-, por fertilizantes, instrumentos para la cosecha o incluso otros productos.
El incremento de su valor así como la profundización de la crisis económica en Venezuela con una inflación anualizada de 471% fue propiciando mayores transacciones. Un quintal que consta de 46 kilos estimado entre US$140 y US$160, resulta realmente provechoso para la adquisición de una compra integral de productos de primera necesidad.
De los 3.000 productores de café en la zona, hay quienes incluso utilizan cosechas enteras o futuras para la adquisición de un inmueble o vehículo. Rafael Montaña es uno de ellos. Logró adquirir su vehículo bajo esta modalidad de pago.
“Acá la mayoría de las transacciones se hacen con café, tanto en Chabasquén como en los sectores aledaños al municipio Monseñor José Vicente de Unda. Es el principal rubro económico, se utiliza para el día a día, llegar a cualquier comercio y haces compras grandes o pequeñas, y es una cultura que se viene estableciendo desde que faltó el efectivo o las agencias bancarias para acceder a ello”, comenta en conversación con Bloomberg Línea.
La cotización del café y su alta demanda dentro del país ha hecho que la Cámara de Comercio en la región considere su legalización como moneda local. Emmanuel López, representante de la institución asegura a BBL que están en proceso de acuerdos para establecer mesas técnicas que permitan avanzar en la propuesta para su discusión con el gobierno venezolano.
“Queremos presentarlo al Estado para el visto bueno, ellos están conscientes del café que está entrando de forma indebida al país y cómo ello ha afectado a los productores nacionales, y han tomado sus medidas. Pero nos gustaría que nuestro café tuviese legalidad jurídica”, dice en contacto telefónico haciendo referencia a la venta en la industria, que si bien se mantiene, no resulta tan beneficioso por la caída de los precios frente a las importaciones.
Su valor es similar al del dólar, e incluso es aplicada como una “moneda de resguardo”. Muchos de los habitantes que no se dedican a la producción han optado por adquirirlo cuando su valor es bajo, y luego esperar algún repunte en la cotización que se rige por la Bolsa de Nueva York para las categorías de café especial.
“Eso fue liberado de cierto tiempo para acá en medio de la crisis económica y la falta de entidades que atendiera de forma oportuna el costo de la comercialización. El ministro, al momento de empezar la cosecha, daba un valor por los lavados para intentar proteger al productor, pero la realidad es que se está tomando el valor de la Bolsa de Nueva York y cuando son cafés especiales entran en temas subasta y por sus puntuaciones y su valoración pasa mucho más allá del precio de la bolsa”, agrega López.
A su juicio, convertir el café en una moneda de curso legal en estas localidades no impedirá que su comercialización al resto del país se mantenga, aún y cuando la rentabilidad de sus traslados a otros estados ha disminuido.
Reconoce que los intercambios de café conocidos como trueques igualmente podrían experimentar modificaciones, incorporando otros productos o artículos propios en las transacciones. Esto como parte de las distorsiones económicas en el país y la ausencia de ajustes para evitarlo.