Bloomberg — El Grupo de los Siete (G-7) puso en marcha un nuevo mecanismo conjunto para contrarrestar la coerción económica, una medida dirigida en gran medida a la percepción de acciones hostiles por parte de China.
La Plataforma de Coordinación del G-7 sobre Coerción Económica “abordará el creciente y pernicioso uso de medidas económicas coercitivas para interferir en los asuntos soberanos de otros Estados”, afirmó el gobierno británico en un comunicado. Añadió que China había utilizado su poder económico para “coaccionar a países como Australia y Lituania por disputas políticas”.
Bloomberg informó anteriormente de que las naciones del G-7 pretendían enviar una señal a Pekín este mes anunciando un esfuerzo conjunto para contrarrestar la “coerción económica”, aunque los Estados miembros luchan por ponerse de acuerdo en algo más que una amplia declaración de intenciones.
El Primer Ministro británico, Rishi Sunak, inaugurará el sábado una sesión sobre seguridad económica en la cumbre de Hiroshima (Japón). El mecanismo conjunto permitiría a los países del G-7 coordinarse en ámbitos como las restricciones al comercio y la inversión, los boicots y las amenazas como los ciberataques, pero no supondrá una respuesta automática a los casos de coacción.
“Debemos ser conscientes del creciente desafío al que nos enfrentamos”, afirmó Sunak. “China está inmersa en una contienda económica concertada y estratégica”.
“Y cuando Rusia armó los suministros energéticos de Europa, fue una señal de lo que puede ocurrir cuando confiamos demasiado en Estados que no comparten nuestros valores”, añadió.
Aunque los Estados miembros querían coordinar mejor sus respuestas a las prácticas económicas de China, la aprobación de medidas tangibles resultó más complicada, según personas familiarizadas con las discusiones. Los funcionarios discutieron sobre la dureza de sus mensajes a China, en particular sobre las herramientas específicas que podrían desplegarse contra ella. Aunque los países intentan diversificar sus cadenas de suministro, muchos de ellos, incluidos los países del G-7, siguen vinculados económicamente a China.
China ha rechazado las acusaciones de coerción económica y ha acusado a Estados Unidos de intimidar a las naciones e iniciar guerras comerciales en un informe sobre “diplomacia coercitiva” publicado esta semana.
- Con la colaboración de Alberto Nardelli y Jenny Leonard