Bloomberg — Los líderes del Grupo de los Siete (G7) coincidieron en la necesidad de una gobernanza acorde con sus valores en el campo de la inteligencia artificial generativa y expresaron su preocupación por el potencial perturbador de unas tecnologías en rápida expansión.
En lo que denominan el “Proceso de Hiroshima”, los gobiernos se disponen a celebrar debates a nivel de gabinete sobre esta cuestión y presentar los resultados a finales de año, según afirmaron los líderes en una declaración en la cumbre del G-7 celebrada el viernes.
Con el fin de garantizar que el desarrollo de la IA se centre en el ser humano y sea fiable, el primer ministro japonés, Fumio Kishida, solicitó la cooperación para lograr un flujo de datos transfronterizo seguro y prometió contribuir económicamente a este esfuerzo. El llamamiento a una mayor regulación se hace eco de las peticiones de los líderes de la industria y los gobiernos de todo el mundo después de que el ChatGPT de OpenAI desencadenara una carrera entre las empresas para desarrollar la tecnología más rápidamente.
El temor es que los avances -que pueden producir textos con autoridad y sonido humano, y generar imágenes y vídeos-, si se dejan progresar sin control, podrían ser una poderosa herramienta de desinformación y perturbación política. Sam Altman, director ejecutivo de OpenAI, junto con el responsable de privacidad de International Business Machine Corp., pidieron esta semana a los senadores estadounidenses que regularan más enérgicamente la IA.
Por su parte, la Organización Mundial de la Salud afirmó esta semana en un comunicado que adoptar la IA demasiado rápido entraña el riesgo de que se produzcan errores médicos, lo que podría erosionar la confianza en la tecnología y retrasar su adopción.
El Primer Ministro del Reino Unido, Rishi Sunak, quiere elaborar una política para gestionar los riesgos y beneficios de la IA, y ha invitado a Altman y a otras personas al Reino Unido. La Unión Europea está dando un paso hacia la regulación de las herramientas de IA, exigiendo a las empresas que se aseguren de que los usuarios saben cuándo están interactuando con ella y prohibiendo su uso en tiempo real para identificar a personas en público. Altman ha afirmado que vería con buenos ojos la creación de una nueva autoridad reguladora para que Estados Unidos mantenga su liderazgo en este campo.
El Gobierno japonés tiende a preferir supervisar la IA con directrices más suaves que con leyes reguladoras estrictas, como las de la UE.
“Lo importante es que, en última instancia, el Gobierno actúe con mano dura si se produce un problema grave”, afirma Hiroki Habuka, asociado principal del Centro Wadhwani de IA y Tecnologías Avanzadas. “Pero, si la ley es demasiado detallada, no podrá seguir el ritmo de los cambios tecnológicos”.
Establecer una norma internacional para regular la IA generativa en este momento será todo un reto, ya que incluso entre los países del G-7 hay diferentes valores considerados apropiados en la sociedad, dijo.
Será importante implicar al mayor número posible de países en el debate para regular la IA, incluidas las naciones con menores ingresos, dijo Kyoko Yoshinaga, investigadora principal del Institute for Technology Law & Policy del Georgetown University Law Center.
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