Caracas — Ante la fuerte depreciación del bolívar alrededor de 81% durante el último año, la dolarización transaccional en Venezuela ha marcado un nuevo proceso económico en el país, donde incluso Nicolás Maduro se aferra a anuncios de incrementos en la moneda extranjera, antes prohibida en sus discursos políticos.
El pragmatismo ha sido el factor a resaltar en esta nueva postura asumida por la administración chavista, de acuerdo a analistas como Alejandro Grisanti, economista y exdirector de la firma Ecoanalítica, quien adjudica el calificativo a un gobierno negado a dolarizar la economía, aun cuando se ha visto obligado a ceder en restricciones para el uso de la divisa estadounidense.
Cuando Venezuela sufrió un colapso eléctrico a principios de 2019 con apagones generales durante días en todo el país, los consumidores recurrieron a pagos con dólares en efectivo como única alternativa. Los videos de compra de bolsas de hielo con billetes de 1 dólar se hicieron frecuentes, y se convirtieron en un ícono de una dolarización por necesidad.
Sin embargo, el gobierno venezolano a pesar de que ha flexibilizado normativas para transacciones en divisas, no ha permitido que sea esta la principal moneda en el país, y con cada paso que pareciera dar hacia ese camino, da otro en retroceso con medidas como el Impuesto a las Grandes Transacciones Financieras (IGTF), buscando incentivar el uso del bolívar.
Y fue con esta misma herramienta que pudo alcanzar el objetivo y reducir los pagos en divisas -a los que se les adjudica una alícuota especial entre 3% y 20% con el IGTF-, logrando una disminución de 20 puntos para los pagos en moneda extranjera en Caracas entre mayo y junio del año pasado, en comparación con el mismo período de 2021, de acuerdo a un estudio de Ecoanalítica.
“La dolarización en Venezuela a este momento es reversible”, explica Grisanti en conversación con Bloomberg Línea, y hace referencia precisamente a un nivel de dolarización transaccional que aún no alcanza el financiero con medidas como las implementadas en El Salvador, Panamá o Ecuador con cámaras de compensación en dólares o el dólar como moneda de curso legal.
“Cuando el régimen se acerca a indexar estos bonos en dólares, lo hace por absolutamente pragmatismo. El Gobierno ha dado señales muy claras de que no quiere dolarizar la economía, ha obstruido o no ha hecho medidas que fuesen necesarias para dolarizar la economía o para poder dolarizar el sistema financiero, entonces para mí es muy claro que este es un gobierno que reacciona con mucho pragmatismo, que deja que se den transacciones financieras en dólares pero que cuando se siente fuerte, echa para atrás”, comenta Grisanti.
A su juicio, el hecho de que sea incorporada la moneda verde en el discurso oficial como una normalización de su uso, evidencia más bien las “incongruencias” expresadas por el mandatario venezolano. “Este es un gobierno que dice y se desdice de manera muy fácil, y creo que al final posiblemente pasemos dos o tres meses con los bonos indexados, pero si el gobierno empieza a tener otras realidades de gasto u otras prioridades de gasto, va a desdolarizar y va a dejar de pagar estos bonos que venía pagando calculados en dólares”.
Y es algo que precisamente fue confirmado con la publicación del decreto de aumento de cestaticket y bono contra la guerra económica, que una vez oficializado en Gaceta Oficial, se encontraba expresado en bolívares y si bien hubo la mención a la indexación, esta dependería del criterio mensual del Ejecutivo con respecto a la tasa de cambio registrada por el Banco Central de Venezuela (BCV).
Para el experto económico es bastante clara la intención de la administración de Maduro. Considera que a pesar de que es reversible el proceso de dolarización por el punto en que se encuentra, el uso de ambas monedas les resulta práctico mientras la brecha salarial entre el sector privado y el público se distancia e incrementa la desigualdad.