Cómo cuidar las relaciones laborales y evitar conflictos en un mundo online

El escritor español Ferran Ramon-Cortés, autor de “A 1.778 km de distancia”, da las claves sobre cómo mejorar la comunicación en el entorno virtual de la era de la hiperconexión

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Barcelona, España — Tres años después que la pandemia revolucionara la manera de trabajar, ya hay sobrada evidencia de que el mundo online afecta a las relaciones, puede dejarnos exhaustos e incluso acarrear una pérdida de empatía. Paradójicamente, estamos más conectados a nuestro entorno, pero nos cuesta conectar con el mundo. Sin embargo, hay algunas claves para cuidar las relaciones, profesionales o personales, en este mundo hiperconectado, como cuenta a Bloomberg Línea el experto en comunicación y escritor español Ferran Ramon-Cortés, autor de “A 1.778 km de distancia”.

Los problemas

Tras la revolución digital propulsada por los confinamientos, el escritor, que se consideraba “uno de los talibanes de la presencialidad”, tuvo que reconocer que la “comunicación online funciona”. Aunque no sin algunos desafíos.

Tras una reunión online, puede que terminemos más cansados, quizás menos motivados. Es que en el modo remoto no captamos ni la mitad de las pistas emocionales, los tonos y el lenguaje no verbal que nos permiten identificar las reacciones de la otra persona, explica el académico. “El subconsciente, al que no llegan estas señales emocionales, deja de estimularse y se desconecta, surgiendo las sensaciones de cansancio y aburrimiento.”

Todo ello deriva en posibles errores de interpretación y el peligro de que el “feedback” se interprete de manera más dura de lo que tal vez se intente transmitir. “Todo se mueve más rápido, la percepción es de dureza y hay poco margen de maniobra para la reacción”, dice. “Nos faltan un montón de gestos que son la clave de nuestra mutua interpretación.”

Otro punto común en las relaciones online es la pérdida de recuerdo de las experiencias. “Si no hay emoción, el hipocampo entiende que algo no se debe almacenar en la memoria y, por lo tanto, no hay recuerdo”, observa.

Adaptación ante la falta de opción

Trabajar de manera remota no es sólo una elección de los empleados para conciliar la vida laboral con la familiar, tener más flexibilidad horaria y ahorrarse los desplazamientos. Para algunas empresas, esta es la única opción.

Aunque ya está comprobado que es posible mantener altos niveles de eficiencia y productividad, en el sistema de trabajo virtual se crean desgastes debido a factores como:

  • La hiperconexión: “es como si el supuesto privilegio de trabajar en casa exigiera pagar el precio de estar siempre disponibles y dispuestos a no parar nunca”, comenta e escritor
  • La generación de silos estancos: el hecho de no coincidir presencialmente conduce a la pérdida de la idea de colaboración y el trabajo en equipo, encerrándonos en una “silos”
  • La asimetría de la información: al no estar todos juntos regularmente en el mismo espacio de trabajo, “es difícil recordar a quién hemos dicho algo y a quien no”, un desequilibrio que puede generar problemas en las relaciones
  • El dolor por el aislamiento: la reducción del entorno personal y la soledad del teletrabajo han creado esta nueva patología

Entonces ¿cómo mejorar las relaciones online?

El autor menciona que, para intentar reforzar los lazos humanos de los equipos, muchas empresas están rediseñando espacios comunes para llevar a las personas “a otro tipo de conversación”. Él también observa que hay que fomentar “una proporción sana de presencialidad”.

Pero ¿qué pasa si la empresa opera de forma 100% online? “Hay que crear espacios comunes de ocio, aunque sean en remoto”. Según él, algunas empresas compensan la falta de presencialidad y estimulan la espontaneidad promocionando desayunos “en los que no se permite el uso del móvil y tampoco hablar de trabajo”, cuenta Ferran Ramon-Cortés.

Abrir en las reuniones con un “check-in emocional”, espacio de comunicación para que la gente se exprese, es otra táctica que se está multiplicando entre las corporaciones online. En las videoconferencias más largas, permitir que grupos menores generen ideas antes de que vuelvan a las plenarias también ayuda a avivar el sentido colaborativo del equipo.

Para mejorar la comunicación entre los profesionales en el entorno virtual, Ramon-Cortés dice que es imprescindible definir acuerdos explícitos para la comunicación (”qué va por chat, qué va por email, para que los mensajes no se multipliquen”), limitar los correos y los chats para no abrumar, priorizar reuniones de corta duración y más interactivas y ser explícitos emocionalmente (”las señales transmitidas tienen que ser evidentes”).

Otra regla esencial, conforme el escritor, es jamás resolver temas emocionales por mensajería. “Para evitar que se escalen los conflictos, en estas situaciones hay que recuperar las llamadas.”

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