Concesionario Ferrari Caracas y un escandaloso regreso a Venezuela en medio de los señalamientos

Hay más de 100 Ferraris en Venezuela. ¿Quién compra estos lujosos carros en medio de un país con una hiperinflación? Entrevista con el dueño de la franquicia en el país

Concesionario Ferrari en Caracas reabierto en 2021 / Foto Raylí Luján
08 de mayo, 2023 | 09:13 AM

Caracas — En su primera visita a Caracas, un turista enamorado de los automóviles se topó con lo que parecía un espejismo: un showroom de Ferrari a través de enormes vidrieras en la urbanización Las Mercedes, conocida como la zona rosa de la capital venezolana.

“¿Eso es lo que creo?”, le preguntó a su amiga convertida en guía turística, quien le confirmó lo que solo había visto en redes sociales. La bandera del fabricante de lujosos deportivos había sido izada otra vez en Venezuela, pese a una de las temporadas más críticas en la nación suramericana.

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El joven que prefirió no ser identificado por motivos de seguridad ha trabajado durante la última década en la restauración de uno de estos clásicos, que tiene en la familia 35 años, y el que llegó desde Venezuela por la frontera con Cúcuta.

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Y es que ya para ese entonces, 1988, la fábrica de Maranello contaba con más de 30 años instalada en la capital venezolana, la que le abrió las puertas en el continente americano así como ocurrió con una exclusiva boutique de la casa Dior en Caracas a principios de los 50.

Eso pasaba en Venezuela, y fue precisamente en lo que pensó Marco, el segundo dueño del dealer Ferrari en el país, al recibir la antorcha de Carlos Kauffman -uno de los primeros ocho autorizados en el mundo- en 1993, previo a una nueva autorización de importaciones de autos.

Concesionario de Ferrari en el barrio Las Mercedes de Caracas.Photographer: Fabiola Ferrero for Bloomberg Markets

El italiano con más de 40 años en Venezuela supo que no perdería el trayecto y la historia alcanzada hasta ese entonces, emulando esta misma visión en 2019 cuando la fábrica en Italia notificó sobre retirarse completamente o reabrir el concesionario que haría compañía al taller que nunca cerró.

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También reconoció los riesgos: los sencillos, los difíciles y los imposibles de controlar. Ya en diciembre de 2007 había experimentado una suspensión de operaciones como consecuencia del bloqueo de importaciones en Venezuela, que aunque le permitió abrirse hacia otros mercados en América Latina mientras el escenario mejoraba, no dejaba de preocuparle.

“Si Venezuela pudo tenerlo todo, ¿por qué no podría volver a tenerlo?”, comenta ahora en conversación con Bloomberg Línea, recordando las carreras que se hicieron alguna vez en Los Próceres, al oeste de la ciudadm y las que están en planes de retomarse junto a una escuela de manejo, que espera pueda operar entre San Carlos, Turagua y Puerto Ordaz, en el interior.

“Esto es una pasión y va más allá de los carros”, dice Carlos Alberto Silva, gerente de ventas de la tienda en Caracas, al hacer referencia a la historia del visitante turístico, adoptado emotivamente por la casa.

Lo presencia además en los clientes tradicionales que han dejado generaciones, los que ahora visitan el showroom dispuesto en Las Mercedes desde 2021. “Siguen siendo los mismos, y por supuesto hay nuevos también, pero la misma fábrica nos pide revisar el perfil”, dice en medio de la polémica por la desigualdad en el país que experimentó un leve repunte el año pasado, beneficiando a algunos pocos.

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El concesionario Ferrari no solo fue objeto de críticas por su reapertura en un estrepitoso contexto económico, también lo fue por su supuesta vinculación con sectores oficialistas, ligados a la reciente trama de corrupción en la estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa).

Su propietario y equipo administrativo se desligan del caso. Aseguran que la veracidad puede ser contrastada con la transparencia en sus documentaciones y la información pública que se maneja sobre ellos.

Bajo la propiedad de Maranello Motorsports han asumido el pago de aranceles regulares y alícuotas especiales por la importación de los costosos vehículos, que pueden representar hasta el 50% de su precio original de acuerdo a los requerimientos del Servicio Nacional Integrado de Administración Aduanera y Tributaria (Seniat).

“Los precios varían dependiendo del componente de impuestos locales, y las condiciones de venta se rigen según las modalidades más utilizadas en el comercio internacional”, explica Claudia Pita, marketing manager de Ferrari Caracas, al ser consultada por los métodos de pago a los que deben recurrir frente a las restricciones cambiarias que aún se mantienen en Venezuela.

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En el concesionario de Caracas, el cliente puede diseñar el vehículo a su gusto / Foto Raylí Luján

La exclusividad de los vehículos de alta gama que ha marcado una notoria y reconocida comunidad de fanáticos y acreedores con certificación y autenticidad, impide, a juicio de Silva, que se le sumen nuevas personalidades con dinero de dudosa procedencia o mal habido.

“¿Para qué vender a alguien que no cuadra con los demás? Sería un problema que se le venda un carro a alguien con dinero mal habido, un problema para la comunidad de Ferrari. Es una cuestión de experiencia. ¿Alguien con dinero fácil va a apreciar algo tan exclusivo?, y no por lo costoso, por lo exclusivo. Preferirán comprar otra cosa”, agrega.

Los diseños elaborados en la tienda de Caracas, de la mano del cliente, son en su mayoría para modelos de colección. Algunos los trasladan en grúas hasta sus residencias, otros prefieron manejarlos hasta el interior del país y regresar de la misma forma para el mantenimiento requerido.

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Son al menos 100 vehículos Ferrari en el país actualmente, con modelos desde 1956. El número anual de ventas es reservado por la compañía con sede en Maranello, precisamente por la complejidad que existe en América Latina para dar con las cifras específicas.

Más que un crecimiento en Venezuela, las expectativas están puestas en mantenerse, sorteando plazos de producción con lapsos entre 6 y 24 meses para la llegada de pedidos desde Italia, que si bien no representan un número relevante, cumple con los requirimientos de la fábrica y su limitada producción.