Bloomberg — Tanto inversionistas como figuras políticas están pendientes de la respuesta que pueda dar el gobierno estadounidense a su techo de endeudamiento y a un posible impago técnico de consecuencias catastróficas. Aquí está lo que hay que vigilar para calibrar el grado de inquietud de los participantes, desde Washington hasta Wall Street, y en qué momento conviene empezar a preocuparse.
Pronósticos de la fecha X
En la base de todos estos vaivenes del mercado se hallan diferentes previsiones sobre cuándo podría la administración agotar su capacidad de autofinanciación, lo que comúnmente se denomina la “fecha X”. El gobierno, al igual que la Oficina Presupuestaria del Congreso, un organismo independiente, ha señalado que la fecha X podría ser en junio. Al mismo tiempo, los especialistas en predicciones de Wall Street se han afanado en calcular las cifras con base en los flujos de tesorería del gobierno y las previsiones en materia de impuestos y gastos, y algunos de ellos se han sumado a las previsiones de las autoridades del gobierno. Algunos otros siguen con sus pronósticos previstos para el final de este verano, pero admiten que las arcas del Tesoro se verán muy debilitadas.
La curva de la deuda
Tradicionalmente, los inversionistas han demandado rentabilidades más altas para los títulos que deben ser reembolsados al poco tiempo de que Estados Unidos haya agotado su capacidad crediticia. Esto hace que la atención se centre en la curva de rendimientos de los bonos, los títulos del Tesoro a más corto plazo, y en las posibles dislocaciones que se produzcan. Las notables fluctuaciones al alza en ciertas partes de la curva suelen indicar una mayor inquietud entre los inversionistas ante la amenaza de impago gubernamental, que en la actualidad es más evidente a comienzos de junio. El gobierno vendió esta semana US$50.000 millones en bonos a un plazo de cuatro semanas, con vencimiento al 6 de junio, a un tipo récord del 5,84%. Es el precio más alto de una subasta de letras del Tesoro desde el año 2000.
El saldo de caja
En definitiva, la habilidad del gobierno estadounidense para hacer frente a sus deudas y compromisos de gasto reside en la disponibilidad de efectivo, de manera que la cantidad existente en su cuenta corriente es fundamental. Esa cantidad oscila día a día en función del gasto, la recaudación de impuestos, la amortización de la deuda y los ingresos procedentes de nuevos créditos. Si se aproxima mucho a 0 para tranquilidad del Departamento del Tesoro, puede suponer un problema.
El Congreso
En última instancia, algunos de los números más importantes de toda esta saga se relacionan con la cantidad de votos que se pueden asegurar en Washington para llegar a un acuerdo. Eso será impulsado, en gran parte, por la voluntad de los principales líderes gubernamentales de llegar a un acuerdo. Lo que sigue es un vistazo a cuán pequeña podría ser la ventana para cerrar la brecha y llegar a un acuerdo.
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