Autoridades de EE.UU. investigan rol de Goldman Sachs en fallido acuerdo de SVB

La imposibilidad de cerrar un acuerdo por parte de Goldman y una corrida bancaria a raíz de ello terminó condenando a Silicon Valley Bank

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Agencias gubernamentales de EE.UU. están investigando el papel de Goldman Sachs Group Inc. (GS) en el fallido intento de Silicon Valley Bank de recaudar fondos en marzo, un hecho que ayudó a catalizar el tumulto en el sector bancario del país norteamericano.

Según un documento regulatorio, Goldman Sachs está cooperando con la investigación y proporcionando información sobre su papel en el banco ahora colapsado.

En marzo, Silicon Valley Bank descargó una cartera de US$24.000 millones a Goldman Sachs con pérdidas y pidió ayuda a la empresa para recaudar más de US$2.200 millones para cubrir el déficit. Goldman Sachs no logró cerrar el acuerdo, y una corrida bancaria a raíz de ello terminó condenando a Silicon Valley Bank.

El colapso de Silicon Valley Bank, que abastecía a la industria tecnológica de Silicon Valley, se convirtió rápidamente en un problema para los bancos regionales, ya que los inversores cuestionaron la estabilidad a nivel general. Las consecuencias se extendieron a Europa, provocando un desplome de las acciones de Credit Suisse Group AG que condujo a una fusión precipitada con su rival UBS Group AG (UBS), orquestada por el Gobierno suizo.

Legisladores de California, encabezados por el candidato al Senado Adam Schiff, habían estado presionando para que se abriera una investigación federal sobre el papel de Goldman Sachs en el colapso del Silicon Valley Bank. Los 20 miembros demócratas de la Cámara habían pedido al Departamento de Justicia, a la Comisión del Mercado de Bolas y Valores y a la Federal Deposit Insurance Corp. (FDIC) que investigaran la implicación de la firma con sede en Nueva York. Un representante de Goldman Sachs declinó hacer comentarios.

El papel de Goldman

El colapso de SVB comenzó con el riesgo de que Moody’s Investors Service recortara su calificación crediticia, lo que le habría llevado al borde de la categoría de bono basura. En respuesta, SVB recurrió a Goldman para que le ayudara a obtener capital fresco. Goldman compró una parte de la cartera de inversiones de SVB con la intención de venderla. Esto supuso para SVB una pérdida de US$1.800 millones, y Goldman se embolsó comisiones por la venta de la cartera de nuevo en el mercado a un precio más alto.

El 8 de marzo, Goldman presentó a los inversores un plan para ayudar a tapar ese agujero, y algo más, reuniendo US$2.250 millones en capital de General Atlantic y otros inversores.

Bancos e inversores rivales han acusado a Goldman, en privado y en público, de no haber conseguido el capital con antelación y de haber asustado al mercado. En opinión de los banqueros, iban a contrarreloj para desactivar la amenaza de Moody’s. Eso no les dejó tiempo suficiente para sondear el mercado, conseguir la financiación y presentar una operación bien montada.

Los clientes de SVB se apresuraron a retirar sus depósitos del banco, preocupados por su estabilidad. El 9 de marzo, los clientes intentaron retirar US$42.000 millones de depósitos del SVB, aproximadamente una cuarta parte de sus depósitos a finales de año.

La espiral de caos obligó a Goldman a archivar la oferta, y al final de la semana los reguladores habían embargado la empresa californiana, que en ese momento era la segunda mayor quiebra bancaria de la historia de Estados Unidos. Con la incautación de First Republic a principios de esta semana, el SVB retrocedió al tercer puesto de la lista.

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