Bloomberg — El lanzamiento de prueba de la nave espacial Starship de SpaceX desde el sur de Texas provocó un incendio de 3,5 acres y esparció escombros sobre cientos de acres de terrenos combinados propiedad de la empresa y de parques estatales, dijo una agencia federal.
El lanzamiento del cohete el 20 de abril dañó gravemente la plataforma de lanzamiento, enviando hormigón, acero y otros objetos a miles de metros de altura, dijo el miércoles la división de Texas del Servicio de Pesca y Vida Silvestre de EE.UU. en un comunicado enviado por correo electrónico. El incendio en los terrenos del parque estatal al sur de la plataforma de lanzamiento fue extinguido.
“Aunque no se documentaron restos en las tierras propiedad del refugio, el personal documentó aproximadamente 156 hectáreas de restos en las instalaciones de SpaceX y en el parque estatal de Boca Chica”, dijo la agencia, añadiendo que una “nube de hormigón pulverizado” depositó material hasta 6,5 millas al noroeste de la plataforma de lanzamiento. No se han hallado indicios de aves o animales muertos.
SpaceX no respondió inmediatamente a una solicitud de comentarios.
La empresa de Elon Musk, conocida formalmente como Space Exploration Technologies Corp., lanzó el sistema de cohetes de espacio profundo de nueva generación en su primer gran vuelo de prueba desde las instalaciones de la empresa Starbase en Boca Chica, Texas. Aunque el cohete superó con éxito su torre de lanzamiento y ascendió hasta una altitud de 39 kilómetros, el vehículo acabó descontrolándose y SpaceX dijo que se vio obligada a hacerlo estallar en el cielo por seguridad pública.
Tras el vuelo, las noticias y las publicaciones en las redes sociales sugirieron que las partículas de la plataforma de lanzamiento habían llegado a la cercana ciudad de Port Isabel. Fotos y videos de la plataforma de lanzamiento mostraban tanques dañados y un cráter bajo el soporte de lanzamiento, donde los potentes motores Raptor de la Starship probablemente habían destrozado el hormigón circundante.
Los daños aparentes en la plataforma de lanzamiento podrían complicar las esperanzas de Musk de volver a lanzar Starship en los próximos meses. Aunque la ley federal concede a las empresas espaciales comerciales un amplio margen de maniobra, si alguno de los restos se considerara una amenaza para el público, podría dar lugar a cambios. Independientemente de las conclusiones sobre los daños, SpaceX tendrá que reparar su centro de lanzamiento para volver a volar.
Musk tuiteó la semana pasada que SpaceX había empezado a construir “una enorme placa de acero refrigerada por agua” bajo el soporte de lanzamiento para reducir el impacto de los motores de la Starship, pero que no había estado lista a tiempo. En el mismo post, afirmó que aún esperaba estar listo para el lanzamiento en uno o dos meses.
Horas después del lanzamiento, la Administración Federal de Aviación anunció que supervisaría una investigación del percance. “La vuelta al vuelo del vehículo Starship/Super Heavy se basa en que la FAA determine que cualquier sistema, proceso o procedimiento relacionado con el percance no afecta a la seguridad pública”, dijo la FAA en un comunicado enviado por correo electrónico la semana pasada.
Los restos arrojados por el lanzamiento activaron un Plan de Respuesta a Anomalías que formaba parte de la aprobación del lanzamiento de SpaceX por parte de la FAA, dijo la agencia en un correo electrónico el miércoles. La empresa debe llevar a cabo un estudio de la vegetación y la fauna tras el lanzamiento, retirar los restos de los hábitats sensibles y presentar informes a diversas agencias federales.
La agencia es legalmente responsable de proteger la propiedad pública y privada de daños durante los lanzamientos, e hizo que las mitigaciones medioambientales formaran parte de la licencia.
“La FAA se asegurará de que SpaceX cumpla todas las medidas de mitigación exigidas”, declaró la agencia.
El Servicio de Pesca y Vida Silvestre, que el año pasado recomendó medidas de mitigación para aliviar el impacto ambiental del lanzamiento, dijo el miércoles que estaba coordinando con la FAA una evaluación del sitio, recomendaciones posteriores al lanzamiento y el cumplimiento de la Ley de Especies en Peligro de Extinción.
--Con la colaboración de Alan Levin y Graham Starr.
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