Bloomberg Línea — Uno de los retos más latentes para los gobiernos y las ciudades es avanzar hacia una sociedad que piense más en el medio ambiente y que busque cumplir, en su mayoría, los Objetivos de Desarrollo Sostenible fijados por la Organización de Naciones Unidas (ONU) hacia 2030.
Y es que, según la ONU, dos terceras partes de las personas 10.000 millones de personas que habitarán el planeta hacia 2050, vivirán en zonas urbanas. Es así como se ha popularizado un modelo que algunas países europeos ya están implementando: las ‘ciudades de 15 minutos’, un concepto concebido por el urbanista colombo-francés, Carlos Moreno Gómez.
Este tipo de ciudades buscan, en esencia, que las urbes sean más sostenibles y saludables, cubriendo todas las necesidades básicas de una población a máximo 15 minutos caminando o en bicicleta. Esto implica accedo a alimentos, educación, salud, trabajo, comercio, parques, ocio y más.
Hasta el momento, París es una de las ciudades que más le ha apostado a este modelo, pues Moreno es asesor de la alcaldesa Anne Hidalgo. Pero también Seúl, Corea del Sur, apuesta incluso a tener ‘ciudades de 10 minutos’. Y Barcelona, España, trabaja en las ‘supermanzanas’, bajo otros lineamientos, pero con un objetivo similar.
¿Qué implicaciones tiene crear ‘ciudades de 15 minutos’ en América Latina?
La lucha contra el cambio climático ha dado mayor relevancia a este modelo, que al generar menores desplazamientos en vehículos en las ciudades, contribuye a disminuir las emisiones de CO2 y aumenta la calidad de vida.
Sin embargo, Sofía García, urbanista peruana, explicó a Bloomberg Línea que este concepto no puede ser “una fórmula única y rígida, implica más bien un marco de pensamiento distinto sobre nuestra relación con la ciudad y el territorio”, explicando que debe primar la calidad de vida y la disminución de la huella de carbono.
“Se trata de repensar cómo ocupamos el territorio para que los servicios estén antes de que llegue la vivienda. Es muy simple y al mismo tiempo tan lejano a lo que vivimos los latinoamericanos. Lamentablemente en Latinoamérica, la vivienda ha llegado antes que los servicios, la principal expansión de nuestras ciudades el siglo pasado se dio de manera orgánica, informal y sin planificación”, añadió García, sobre la viabilidad de este modelo en la región.
Actualmente, unas 16 urbes en el mundo, especialmente europeas y asiáticas, están implementando este modelo o uno similar, con distancias entre lo 10 y los 20 minutos. En París, la alcaldesa Hidalgo se ha enfocado en que las escuelas sean las ‘capitales’ de cada barrio.
Shanghái también está detrás de sus propios objetivos, con ‘perímetros comunitarios de 15 minutos’, modelo que a futuro podría replicarse en 50 ciudades chinas.
Para Edwin Chiriví, gerente de Camacol Bogotá y Cundinamarca, en este concepto es muy importante el urbanismo y la planeación. “La posibilidad de desarrollarlas (en América Latina) va a pasar por muchos factores, entre ellos la preexistencia de una infraestructura que permita tales desarrollos y la reubicación y la relocalización de servicios integrales en las ciudades que favorezcan ese proceso”, en conversación con Bloomberg Línea.
Aunque el modelo es deseable y soñado, García precisa que se requiere de planeación a largo plazo, continuidad en política pública y “mucha paciencia” para lograr este tipo de ciudades, en una región en donde los mercados de suelo son imperfectos y por lo tanto hay muy poca regulación, razón por la que “las personas más pobres terminan siempre viviendo más alejadas de los núcleos de oportunidades”.
Los pasos para que LatAm avance a las ‘ciudades de 15 minutos’
En su concepción, Moreno defendía que las ‘ciudades de 15 minutos’ deben tener vivienda digna, acceso a trabajo, comercio de proximidad, servicios de salud física y mental, educación y cultura, y un espacio público donde el peatón sea prioridad.
“Es importante reconocer las tipologías de las ciudades, independientemente del país. La naturaleza cambiante, las diferentes escalas de las ciudades y la infraestructura disponible, deben ser reconocidos como punto inicial para pensar en la aplicación de estos modelos de ordenamiento y planificación de ciudad. Claramente en ciudades de menor tamaño, la viabilidad de planificarlas y desarrollarlas con esta visión es mucho más factible”, dijo Chiriví.
Entre tanto, García precisó que las ‘ciudades de 15 minutos’ necesitan densidad. Lastimosamente, en América Latina esto ha cambiado y puso como ejemplo a la Ciudad de México, que en los años 70 tenía una densidad de 16.000 habitantes por kilómetro cuadrado (km2), similar a la densidad de Barcelona en su momento; sin embargo, en la actualidad está en alrededor de 6.000-8.000 habitantes por km2.
Por último, dijo que la regulación pública es clave, como por ejemplo, pensar que la densificación se debe acompañar de otros usos, como incluir normativas que incentiven o exijan que un edificio de vivienda necesita que la planta baja sea de servicios comerciales y esto crea “barrios vivos a diferentes horas del día”, no como los barrios mono usos que son solo residenciales o comerciales.