Lanzamiento de Starship inaugura una nueva era para la economía espacial

Por

Bloomberg Opinión — Durante décadas, los buscadores de oro han soñado con las riquezas que podrían obtenerse de la explotación minera de la Luna y los asteroides. Starship, el nuevo cohete de SpaceX, no llegó al espacio durante su vuelo de prueba de este jueves, pero despegó de la torre de lanzamiento y ascendió durante casi cuatro minutos antes de ser “terminado” en pleno vuelo. En lo que respecta a los vuelos de prueba, se trata de un éxito que pronto conducirá a nuevos destinos y oportunidades. El enorme cohete, diseñado para repostar en el espacio, contribuirá al despegue de una industria dedicada a la extracción de combustible de la Luna. A medida que bajen los costos, el espacio se ampliará para atraer mineros, científicos y aventureros por igual.

Los sueños de exploración extraterrestre se remontan, al menos, a 1898, cuando un relato corto mostraba un asteroide que se explotaba en busca de oro. A lo largo del siglo siguiente, narradores y novelistas repitieron y perfeccionaron la historia de los recursos del espacio profundo. Sin embargo, hubo que esperar hasta finales de la década de 1970 para que científicos e ingenieros estudiaran seriamente la posibilidad de hacerlo realidad. ¿Su conclusión hace medio siglo? A corto plazo, no es posible.

Eso no impidió que los científicos, y más tarde los empresarios, se interesaran por la materia de la que está hecho el universo. Desde la década de 1960, robots y humanos han recogido y devuelto cientos de kilos de rocas y suelo lunar (sobre todo durante los alunizajes del Apolo), con un costo de cientos de miles de millones de dólares. Más recientemente, Japón gastó cientos de millones de dólares en recoger y devolver menos de una onza de material procedente de dos asteroides.

Ninguna de estas misiones pretendía ser un caso de negocio. Pero en conjunto demostraron que la infraestructura existente para extraer recursos espaciales no era especialmente rentable.

SpaceX cambió las matemáticas. La introducción de sus cohetes reutilizables en la década de 2010 redujo el costo de llegar al espacio a tan solo US$1.200 por libra de carga útil, una reducción del 96% respecto al precio anterior de US$30.000 por libra en el transbordador espacial. Y eso contribuyó a un aumento del interés y la financiación de la minería espacial. Aunque el modelo resultó ser bastante diferente del soñado por los novelistas.

En una conversación reciente, George Sowers, profesor del programa de Recursos Espaciales de la Escuela de Minas de Colorado, me dijo: “No es rentable traer metales preciosos a la Tierra”. En cambio, Sowers y un número creciente de agencias y empresas espaciales creen que se ganará dinero extrayendo agua de la Luna y transformándola en hidrógeno y oxígeno para alimentar un cohete.

Antes de incorporarse al mundo académico, Sower fue científico jefe de United Launch Alliance LLC, la empresa conjunta de Lockheed Martin Corp. y Boeing Co. que diseña y lanza cohetes para la NASA, el Departamento de Defensa y otros organismos. Allí, él y su equipo desarrollaron un concepto de depósito de combustible en órbita que los cohetes podrían utilizar para repostar de camino a la Luna y otros destinos. Según él, el ahorro de costos podría ser espectacular: repostar un cohete lanzado desde la Tierra con destino a la Luna reduciría los costes tres veces. “Y si vuelves de la Luna y puedes repostar en su superficie con propulsante lunar, la reducción de costos se multiplica por 70″, afirma.

Resulta que ese propulsor lunar puede extraerse del agua antigua congelada en la Luna. Sowers y sus colegas han publicado estudios financiados por la NASA sobre cómo podría hacerse con la tecnología existente adaptada a las condiciones lunares. Y lo que es igual de importante, Sowers ha publicado estudios que demuestran que la extracción de agua lunar puede ser rentable si hay suficiente demanda en el mercado.

¿Quién es ese mercado? Elon Musk y Starship, para empezar. El cohete está diseñado y fabricado por SpaceX como un sistema de transporte espacial totalmente reutilizable para viajar más allá de la órbita terrestre y cumplir el sueño de Musk de colonizar Marte. La NASA, por su parte, aporta fondos para desarrollar un módulo de aterrizaje Starship que depositará humanos en la Luna para su programa lunar Artemis.

Hasta ahora, Starship ha llegado a la órbita terrestre baja, pero llegará mucho, mucho más lejos si puede repostar en órbita. Para ello será necesario fabricar más Starships configuradas como buques cisterna (un proyecto que también cuenta con el apoyo de la NASA). Y esos buques cisterna están al caer: La NASA cuenta con la Starship para llevar a los estadounidenses a la Luna antes del final de la década. A largo plazo, el plan es que esos estadounidenses establezcan una base. Y entre las primeras tareas de cualquier base estará una operación de minería y procesamiento que produzca combustible para abaratar la salida de los humanos de la Luna.

Sowers calcula que se podría tardar una década en establecer una operación minera similar a las que él ha defendido. Puede parecer un plazo poco realista para un mercado que aún no se ha materializado. Pero hay que tener en cuenta que la nueva economía espacial se mueve con rapidez. En 2010, SpaceX acababa de empezar a volar cargas útiles comerciales con su cohete Falcon 9; en 2022, la empresa realizaba una media de un lanzamiento cada seis días y un tercio de todos los lanzamientos del mundo. En el proceso, redujo el costo de llegar al espacio e impulsó una nueva economía espacial.

No sólo SpaceX se interesará por los propulsores lunares. Otras empresas espaciales privadas, como Blue Origin LLC, fundada por Jeff Bezos, han manifestado su interés por la extracción de agua lunar. Y China, que no ha ocultado sus ambiciones lunares, está planeando futuras misiones a zonas de la Luna que se cree que son ricas en agua. Con el tiempo, esos lugares podrían ayudar a China a crear su propio puesto de avanzada lunar rentable.

Por ahora, Starship es la primera en tomar la iniciativa. Los próximos vuelos de prueba pondrán a prueba su todavía misterioso sistema de reabastecimiento en el espacio. Si todo funciona, la Luna será el próximo destino, y luego Marte y más allá. Para los mineros espaciales, suministrar agua a estos exploradores puede no ser tan atractivo como extraer diamantes de los asteroides. Pero, a diferencia de esa perspectiva más fantasiosa, el agua tiene un interés comercial. Una vez demostrado, el cielo es el límite.

Esta nota no refleja necesariamente la opinión del consejo editorial o de Bloomberg lp y sus propietarios.