Bloomberg — Durante un trimestre en el que se derrumbaron tres pequeños prestamistas y los mayores bancos de EE.UU. salvaron a otros mientras uno más se acercaba al borde del abismo, Wall Street cosechó ganancias con escasas señales de impacto. Aquí cinco conclusiones de sus resultados del primer trimestre:
La bonanza de las tasas
Las principales entidades crediticias siguieron beneficiándose de las subidas de tasas de la Reserva Federal, las cuales impulsaron los ingresos de sus operaciones de préstamos. JPMorgan Chase & Co. (JPM) registró un aumento del 49% en los ingresos netos por intereses el primer trimestre y elevó a US$81.000 millones su previsión de ingresos para este año, frente a los US$73.000 millones de enero. En Wells Fargo & Co. (WFC), esa línea de ingresos aumentó un 45%, y en Citigroup Inc. (C) un 23%, en comparación con el año anterior.
Los movimientos de tasas que derribaron algunos bancos regionales estadounidenses el mes pasado también brindaron oportunidades a los operadores de Wall Street. Citigroup obtuvo uno de sus mejores resultados de la década en operaciones de renta fija, al tiempo que los clientes reaccionaron a las mayores tasas, mientras que Bank of America Corp. (BAC) obtuvo un inesperado beneficio de US$3.400 millones en operaciones de renta fija, divisas y materias primas (el mayor de la década), lo que contribuyó a que sus beneficios superaran las estimaciones.
Depósitos
Después de que una oleada de retiros de depósitos por parte de clientes contribuyera a la desaparición de Silicon Valley Bank, Signature Bank, Silvergate Capital Corp. y amenazara la estabilidad de First Republic Bank, los inversores estuvieron muy atentos a las actualizaciones sobre los flujos de dinero hacia los seis grandes bancos del país norteamericano.
Inmediatamente después de las turbulencias, JPMorgan registró unos US$50.000 millones en entradas, según declaró durante la presentación de resultados, aunque el director financiero Jeremy Barnum señaló que los nuevos depósitos pueden ser “algo huidizos”.
Citigroup registró entradas por valor de unos US$30.000 millones desde el 7 de marzo hasta finales de mes, según declaró su CEO, Mark Mason. Las entradas procedentes de corporaciones y empresas medianas durante la agitación serán probablemente “pegajosas”, añadió.
Bank of America, que se negó a facilitar una cifra concreta, dijo que los depósitos en cuenta corriente ya estaban aumentando y siguieron haciéndolo a partir del 10 de marzo. El banco captó más de US$15.000 millones en nuevos depósitos en plena crisis, ya que los clientes, temerosos del efecto contagio, buscaron refugio en las entidades consideradas demasiado grandes para colapsar, según informó Bloomberg anteriormente.
Los grandes bancos están teniendo que pagar un poco más de interés para mantener sus depósitos en medio de una migración más amplia hacia alternativas de mayor rendimiento, como los fondos del mercado monetario. Wells Fargo, que declaró que los depósitos habían bajado un 2% trimestral y un 8% interanual, dijo que el costo medio de los depósitos había subido 80 puntos básicos respecto al mismo periodo del año pasado.
Deterioro del crédito
Con unos niveles de inflación únicos en una generación y su consecuente impacto en los ahorros, los estadounidenses empiezan de nuevo a retrasarse en los pagos.
Los cuatro mayores prestamistas estadounidenses (JPMorgan, Bank of America, Citigroup y Wells Fargo) cancelaron en conjunto US$3.400 millones de en créditos dudosos al consumo en los tres primeros meses del año, un 73% más que un año antes. Esto, combinado con reservas adicionales, elevó las provisiones de las cuatro instituciones a niveles no vistos desde los primeros días de la pandemia del Covid-19.
Citigroup, que duplicó con creces sus provisiones para insolvencias, hasta US$2.000 millones, declaró que esperaba una normalización de las pérdidas por tarjetas de crédito a finales de este año y principios del próximo. Wells Fargo añadió US$643 millones a su provisión para pérdidas crediticias, siendo los préstamos inmobiliarios comerciales y de oficinas los principales impulsores del aumento.
JPMorgan dijo que su provisión para pérdidas crediticias reflejaba “cancelaciones netas de US$1.100 millones y una constitución neta de reservas de US$1.100 millones”. Aun así, los ejecutivos del banco dijeron que no están tomando medidas drásticas en respuesta. Más bien, la empresa está centrada en afinar su cartera inmobiliaria, ya que los inversores se preocupan cada vez más por el aumento de las pérdidas en los préstamos para oficinas.
“Yo no utilizaría la palabra crisis crediticia”, dijo el CEO Jamie Dimon durante la presentación de resultados. “Obviamente, va a haber un poco de endurecimiento y la mayor parte de él será en torno a ciertas cosas inmobiliarias”.
En Goldman Sachs Group Inc (GS), la división de soluciones de plataforma, que incluye la floreciente actividad de tarjetas de crédito de la empresa, vio dispararse las provisiones hasta los US$265 millones en el trimestre. El gigante de Wall Street achacó en parte este aumento al incremento de las cancelaciones netas de su cartera de tarjetas de crédito.
Perspectivas económicas
A pesar de separar más fondos para deudas en problemas, los ejecutivos restaron importancia a la preocupación por una inminente crisis crediticia.
“Aún no hemos visto ninguna grieta en esa cartera”, Alastair Borthwick, director financiero de Bank of America. “El consumidor está en plena forma”.
Dimon afirmó que, en general, la economía estadounidense sigue gozando de buena salud, con consumidores que siguen gastando con balances sólidos y empresas en buena forma. Aun así, invocó su analogía meteorológica favorita para describir la incertidumbre macroeconómica que se avecina.
“Las nubes de tormenta que hemos estado observando durante el último año siguen en el horizonte, y la agitación del sector bancario se suma a estos riesgos”, dijo, añadiendo después que EE.UU. acabará sufriendo una recesión.
“Seguimos siendo prudentes sobre las perspectivas económicas”, declaró David Solomon, CEO de Goldman Sachs, añadiendo que la empresa está bien preparada si la economía se debilita aún más.
Crisis de First Republic
Con algunos indicios de que lo peor de la crisis ha remitido, James Gorman, CEO de Morgan Stanley, subrayó lo diferente que es la crisis bancaria regional de la de 2008 y que no es “ni remotamente” comparable.
Todos los grandes bancos participaron en un extraordinario esfuerzo de US$30.000 millones para rescatar al First Republic Bank, la última empresa que se enfrentaba al pánico de los depositantes. Los ejecutivos de los bancos pregonaron cómo habían podido ayudar a apuntalar la institución en dificultades.
“Nos alegra haber estado en una posición fuerte para ayudar a sostener el sistema financiero estadounidense durante los recientes acontecimientos que afectaron al sector bancario”, declaró Charlie Scharf, CEO de Wells Fargo.
Su banco contribuyó con US$5.000 millones al esfuerzo, que implica que cada empresa aparque dinero en First Republic durante al menos 120 días.
“Todos nosotros hicimos lo correcto”, dijo Dimon durante la llamada de resultados del banco.
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