Bloomberg — Un atentado dirigido contra el primer ministro japonés, Fumio Kishida, arrojará más incertidumbre al momento electoral y también al movimiento del Banco de Japón (BoJ). Durante un campaña electoral el sábado en oeste de Japón, Kishida tuvo que abandonar un discurso cuando le arrojaron un pequeño artefacto explosivo.
La reacción inicial de los inversores al atentado fue moderada, con un repunte de las acciones de las empresas de seguridad japonesas como única señal de impacto entre los inversores hasta el momento. El índice Nikkei cerro con un 0,07% de ganancias, a los 28.514 puntos.
El calendario electoral, a su vez, añade dudas a las apuestas sobre cuándo comenzará el nuevo gobernador del Banco de Japón, Kazuo Ueda, a endurecer la política monetaria ultra flexible del país. Mientras que dos tercios de los observadores del banco central encuestados por Bloomberg el mes pasado esperaban un cambio en junio, unas elecciones aumentarían la presión para mantener la política sin cambios y evitar cualquier posible perturbación del mercado.
La suerte política de Fumio Kishida, había mejorado últimamente. Una visita sorpresa a Ucrania el mes pasado - junto con un acuerdo histórico para mejorar los lazos con Corea del Sur - provocó un aumento de la popularidad de Kishida, con un índice de aprobación en las encuestas en su punto más alto desde agosto. Animado por un buen resultado en las elecciones locales de principios de mes, en Tokio se especula con la posibilidad de que el líder, de 65 años, convoque pronto una votación nacional anticipada.
La cuestión ahora es si Kishida puede mantener el impulso positivo tras el atentado, que se produjo sólo nueve meses después del asesinato del ex líder Shinzo Abe. Una encuesta realizada por la cadena de televisión ANN durante el fin de semana sugería que podría recibir un gran impulso, con el índice de aprobación del gabinete de Kishida subiendo más de 10 puntos porcentuales.
Pero no es seguro que se mantenga: el asesinato de Abe acabó perjudicando al gobernante Partido Liberal Democrático al poner de relieve sus vínculos con la Iglesia de la Unificación, y su agresor incluso atrajo cierto apoyo público.
“Todo depende de los motivos del presunto criminal”, afirma Mieko Nakabayashi, profesor de la Universidad de Waseda y ex legislador del opositor Partido Democrático de Japón. “Si está directamente relacionado con la Iglesia de la Unificación, generalmente se asume que el PLD se verá afectado negativamente”.
Poco se sabe del atacante que hizo estallar el artefacto explosivo en un puerto de la prefectura occidental de Wakayama, donde Kishida tenía previsto hacer campaña para los candidatos a las elecciones parciales. La policía detuvo a un hombre de 24 años tras el incidente, en el que un agente resultó herido leve. Los medios de comunicación informaron de que un segundo artefacto no llegó a detonar.
El sábado, Kishida insistió en continuar con su apretada agenda de discursos antes de las cinco elecciones parciales del 23 de abril, que suponen una importante prueba de si es el momento adecuado para convocar elecciones nacionales. Aplazar la votación ahora supondría arriesgarse a que la popularidad volviera a caer antes de una contienda por el liderazgo del PLD en septiembre de 2024.
Un aspecto potencialmente negativo para Kishida es que el atentado vuelve a poner inmediatamente el foco de atención en la política interior en lugar de en sus éxitos en el exterior. Ya está eclipsando una reunión de ministros de Asuntos Exteriores del Grupo de los Siete que se celebra del domingo al martes, en la que se establecerá la agenda de una cumbre de líderes que tendrá lugar en Hiroshima el mes que viene.
Esta reunión, en la que el Presidente de Ucrania, Volodomyr Zelenskiy, se dirigirá virtualmente al Presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y a los demás líderes del G-7, mejorará la imagen de Kishida como estadista, lo que podría aumentar aún más su popularidad.
Otros factores que empujan a Kishida hacia unas elecciones anticipadas son la rebaja prevista del estatus de Covid-19 en mayo, así como la vuelta a una relativa calma en los mercados tras el nerviosismo del sector bancario. Perder la oportunidad de celebrar elecciones conlleva otro gran riesgo para Kishida: la posibilidad de una economía más débil en el futuro.
El 31 de marzo, Bloomberg Economics recortó su previsión de crecimiento del PIB para Japón en 2023 al 0,8%, frente al 1,1% anterior. Afirmó que la economía del país “podría tener un año difícil” a medida que la apreciación del yen y la menor demanda en EE.UU. y Europa afecten a las exportaciones.
Y aunque Ueda ha sonado ligeramente más moderado de lo que muchos observadores del BoJ esperaban desde que asumió el cargo de gobernador el 9 de abril, la cuestión es cuándo endurecerá la política monetaria, y no si lo hará.
Todo esto significa que Kishida tiene mucho en juego en la investigación policial del atentado. Aunque podría haber resultado gravemente herido o algo peor, su destino político puede depender en última instancia de los motivos del hombre que quería hacerle daño.
Kishida no da muestras de echarse atrás. “Un acto de violencia de este tipo contra el núcleo de la democracia es absolutamente imperdonable”, declaró a la prensa el domingo. “Es vital que veamos las elecciones hasta el final”.
--Con la colaboración de Jon Herskovitz
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