Los precios de los alimentos vienen subiendo fuerte a nivel mundial y Latinoamérica y el Caribe, lejos de ser una excepción, fue el lugar del mundo donde hubo mayor inflación en este rubro. Esto se desprende de un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) con base en datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por su sigla en inglés).
A partir de 2018, Latinoamérica y Caribe experimentaron un aumento significativo en la inflación de alimentos debido al alza en los precios de los insumos agrícolas y la depreciación de las monedas locales. Sin embargo, la situación empeoró aún más en marzo de 2022, cuando estalló el conflicto entre Ucrania y Rusia. En ese momento, la inflación de alimentos en la región se disparó al 30,4%, lo que representó un aumento del 11% en comparación con el mes anterior y un alarmante aumento del 55% en comparación con el mismo mes del año anterior.
La tasa de inflación promedio de alimentos en la región alcanzó un preocupante 43,9% en septiembre de 2022, superando significativamente la tasa del 30% registrada en Asia, que es la segunda región con la mayor inflación alimentaria a nivel mundial.
Cabe señalar que buena parte de este valor se debe a que están contenidos los números de Venezuela y Argentina, dos de los tres países con más inflación en el mundo.
Los más pobres, los que más gastan
Según el Panorama Regional 2023, basado en datos de los bancos centrales nacionales de países seleccionados en Latinoamérica y el Caribe, se observa que los grupos de quintiles de ingresos más bajos destinan entre el 22% y el 50% de su presupuesto en alimentos, mientras que los quintiles de ingresos más altos, excepto México, gastan menos del 17%.
Sin embargo, las altas tasas de inflación están disminuyendo el poder adquisitivo de los hogares, especialmente en los quintiles de ingresos más bajos, donde una parte significativa del presupuesto se destina a alimentos. Esto pone en riesgo la seguridad alimentaria y la capacidad de acceder a alimentos nutritivos para estos sectores de la población.
La brutal paradoja
De acuerdo con un artículo publicado por el diario El País de España, América Latina es una región que netamente exporta alimentos, representando el 14% de la producción mundial de productos agrícolas y pesqueros. Por ende es particularmente paradójico que sea la región donde el alza es más desenfrenada
Brasil y Argentina han adoptado tecnologías transgénicas para aumentar la producción de sus cultivos, mientras que en México, los empresarios del sector del aguacate han realizado inversiones significativas en campañas publicitarias en el extranjero para promover sus productos.
Según un informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), la región exporta anualmente productos por un valor de US$ 160.000 millones, siendo que el 87% de esta cifra se destina a otras regiones del mundo, mientras que solo el 13% restante se consume en los países productores de la región.
Hambre en el mundo y en Latinoamérica
Según la FAO, el número de personas que padecen hambre en el mundo aumentó hasta alcanzar los 828 millones en 2021, lo que supone un aumento de unos 46 millones desde 2020 y de 150 millones desde el brote de la pandemia de la enfermedad por coronavirus.
En tanto, de acuerdo con el Panorama regional de la seguridad alimentaria y nutricional 2021 de UNICEF, en tan solo un año—y en el contexto de la pandemia de COVID-19—el número de personas que viven con hambre en Latinoamérica y el Caribe aumentó en 13,8 millones, alcanzando un total de 59,7 millones de personas.