Bloomberg — El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, quiere mejorar la relación de su país con Pekín para reorientar el orden político mundial, posiblemente impulsando los planes chinos de contrarrestar décadas de preeminencia estadounidense en los asuntos mundiales.
“Nuestros intereses en la relación con China no son sólo comerciales”, declaró Lula durante una reunión con Zhao Leji, presidente del Comité Permanente de la Asamblea Nacional Popular de China, celebrada el viernes en Pekín. “Tenemos intereses políticos y tenemos intereses en construir una nueva geopolítica para que podamos cambiar la gobernanza mundial dando más representación a las Naciones Unidas”.
El viaje del dirigente brasileño a China se presentó, en términos generales, como una oportunidad para reforzar los lazos económicos y comerciales entre ambas naciones. Mientras tanto, es probable que la guerra de Rusia en Ucrania ocupe un lugar central en la reunión bilateral del viernes entre Lula y el presidente chino, Xi Jinping, ya que ambos líderes buscan un mayor papel diplomático en los esfuerzos mundiales por restablecer la paz.
Pero las ambiciones políticas y económicas globales de Lula también han ocupado un lugar destacado en el viaje. El jueves, pidió la creación de una moneda alternativa para sustituir al dólar en las transacciones de comercio exterior entre las naciones BRICS, un bloque que, junto con China y Brasil, incluye a Rusia, India y Sudáfrica.
También tenía previsto presionar a China para que respaldara el deseo de Brasil de conseguir un puesto permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU, y el viernes afirmó que parte del cambio de la estructura de gobernanza mundial pasaría por la reforma de las Naciones Unidas.
“Las Naciones Unidas deben tener la fuerza necesaria para coordinar el equilibrio que el mundo necesita para que la gente viva en paz”, declaró en Pekín.
Es probable que estos comentarios levanten ampollas en Estados Unidos, que es el segundo socio comercial de Brasil, después de China. Lula visitó la Casa Blanca en febrero y ha tratado de estrechar las relaciones con ambas naciones, aun cuando la rivalidad económica y geopolítica mundial entre ellas se intensifica.
La visita de Lula a unas instalaciones de Huawei Technologies en Shanghai el jueves también podría irritar a Estados Unidos, que ha sancionado a la empresa tecnológica por motivos de seguridad nacional. El ministro de Asuntos Exteriores, Mauro Vieira, declaró a la prensa antes del viaje a China que la visita de Huawei no debía considerarse una provocación en Estados Unidos. Lula defendió la parada el viernes, diciendo que pretendía demostrar que Brasil “no tiene prejuicios contra el pueblo chino”.
“Nadie va a prohibir a Brasil que mejore su relación con China”, afirmó.
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