España, la punta de lanza del reglamento europeo para la inteligencia artificial

La Secretaria de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial del gobierno, Carme Artigas, habla a Bloomberg Línea de los planes y retos del país en el mundo digital ahora que presidirá el Consejo de la UE

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Barcelona, España — España asumirá un papel clave en el escenario internacional a partir del segundo semestre: presidirá el Consejo de la Unión Europea. Esta presidencia, algo que no sucede desde hace 13 años, será muy distinta a las otras cuatro ocasiones en las que ejerció este rol. En un momento disruptivo para la sociedad y las tecnologías, el país ibérico va a liderar todo el desarrollo del primer reglamento de la Inteligencia Artificial (IA) a nivel global.

Una de las principales artífices en España de esta transformación en el mundo digital (a la regulación de la IA se le suma la recién aprobada Ley de las Startups) es la catalana Carme Artigas, desde 2020 la Secretaria de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial, órgano dependiente del Ministerio de Asuntos Económicos.

Artigas, que apenas había pasado un mes de su estreno en el cargo cuando llegó el Covid y el consecuente confinamiento, ha visto una transformación sin precedentes en el país, y en el mundo, desde que asumió. En una entrevista con Bloomberg Línea, la emprendedora y experta en datos explica los planes de España y de Europa para el nuevo marco regulatorio de la IA, cuyo objetivo es garantizar la ética y los derechos fundamentales de los ciudadanos ante la irrupción de estas tecnologías.

También habla, entre otros temas, de cómo España se está articulando para atraer el talento y la innovación, además de los esfuerzos para desarrollar una industria de Inteligencia Artificial en lengua española y aumentar el diálogo del país con América Latina.

⇒ A continuación, la entrevista completa con Carme Artigas, cuyo contenido fue editado por motivos de extensión y claridad:

España asume en el segundo semestre la presidencia del Consejo de la Unión Europea y tendrá un papel clave en la digitalización de todo el continente. Esto en un momento crucial para cerrar expedientes legislativos como el Reglamento de la Inteligencia Artificial (IA). ¿Qué rol tendrá España en este proceso?

La presidencia europea nos pilla en el mejor momento posible: cuando ya llevamos dos años y medio con una hoja de ruta transformadora para España en ámbitos que van desde las infraestructuras tecnológicas y digitales a la transformación del modelo económico productivo, el desarrollo de la sociedad de digital y las apuestas a largo plazo en la Inteligencia Artificial, la computación cuántica o la neurotecnología.

A España, por lo tanto, le toca liderar todo lo que va a ser el desarrollo legislativo en ámbitos muy concretos e inmediatos, como el reglamento europeo de Inteligencia Artificial (IA) y el Cyber Resilience Act, y calculamos, por la evolución que nos transmite la actual presidencia sueca, que ellos no terminarán el desarrollo normativo de la Ley de Datos. Son expedientes que nosotros tendremos que desarrollar en nuestra presidencia, varios reglamentos que son claves para para definir las nuevas normas del juego en este entorno digital, la relación con las grandes plataformas, la protección de datos y de los derechos personales, todos los retos éticos que supone la Inteligencia Artificial.

El mundo se está dando cuenta de la incursión y la rapidez de la IA y como el ser humano se tiene que adaptar a estas tecnologías - nos tenemos que asegurar que ese desarrollo tecnológico no se da a cualquier precio y mucho menos al precio de tener que renunciar a derechos y libertades fundamentales.

La Unión Europea prepara el primer reglamento de una tecnología, con el fin de garantizar la ética y los derechos fundamentales del ciudadano. ¿En qué situación se encuentra y en qué consiste esta propuesta?

Ahora estamos en los trílogos: la Comisión Europea, el Parlamento Europeo y el Consejo de Europa tienen que consensuar una opinión común. A España le nos tocará terminar todas las negociaciones de los trílogos para tener ya el reglamento final.

El reglamento europeo no regula la Inteligencia Artificial, regula los usos de riesgo de las aplicaciones que utilizan la IA. Por lo tanto, intenta alcanzar un equilibrio entre regular los riesgos, pero no matar la innovación. Es una buena ley en el sentido de evitar el impacto del desarrollo de la Inteligencia Artificial sobre los derechos y las libertades.

Por ejemplo, enfocar en la discriminación que los algoritmos pueden hacer en los colectivos y las personas: los requisitos de lo que son las implantaciones de IA de alto riesgo deben estar sometidos a normas técnicas y guías de implementación.

¿Estas normas técnicas y prácticas no pueden atar a la industria?

Por eso no regulamos la tecnología, regulamos sólo los aspectos de alto riesgo de esa tecnología. Por ejemplo, las aplicaciones para los menores, o aquellas que tengan que ver con el uso médico, con el uso de datos críticos, los datos biométricos, el reconocimiento facial de manera indiscriminada en espacios públicos, que es un atentado claro a la libertad… La idea es regular todo aquello donde existe la posibilidad de sesgar o de discriminar a las personas. Partimos de unos principios y valores europeos, donde a diferencia de Estados Unidos o de China, pensamos que los datos no deben estar ni en manos de las empresas y tampoco de los gobiernos, los ciudadanos son los que tienen que poner sus límites.

Por ejemplo, España es el primer país del mundo en introducir en una ley con el concepto de transparencia algorítmica entre empresas y trabajadores [la ‘Ley Rider’, que introduce el derecho de conocer los parámetros o reglas en los que se apoyan los algoritmos para tomar decisiones], tengo que entender los parámetros en que me están juzgando.

Nosotros en la Carta de Derechos Digitales vamos más allá y decimos que se deben reclamar nuevos derechos, como el derecho a no ser discriminado por un algoritmo, el derecho a una segunda opinión humana (si a mí me deniegan un tratamiento médico o un crédito por un algoritmo, yo debo tener la posibilidad de que alguien, un humano, me explique por qué).

Ahora, con toda la emergencia de Inteligencia Artificial generativa, nos estamos preguntando sí por ley deberíamos exigir una marca de agua de todo aquello que está desarrollado por un algoritmo, en lugar de un ser humano, para saber si esta grabación corresponde a una persona real o a un ser artificial, un deep fake. Para esto están estas leyes, para proteger la potencial discriminación, el uso o abuso de estas herramientas de Inteligencia Artificial.

La ley entonces ataca el problema, ¿pero resulta eficaz en la mitigación de los sesgos en la inteligencia artificial?

Claro, por supuesto. Estamos evitando los sesgos, incluso, cuando los propios datos de entrenamiento no son representativos, se pueden inyectar datos sintéticos para corregir esta representatividad de los datos, para que no se reproduzca a futuro los sesgos del pasado.

¿Y salvaguardas para garantizar la empleabilidad de los ciudadanos? ¿Hay algo en marcha?

Ante esta disrupción tecnológica, cada gobierno deberá hacer sus políticas públicas para ver cómo gestiona esta transición. Nosotros no pretendemos salvaguardar el puesto de trabajo, pero tenemos a valorar a las personas y a su empleabilidad, asegurarnos que están capacitadas para los empleos del futuro, para eso tenemos nuestro Plan Nacional de Competencias.

¿Cuánto se está invirtiendo, a nivel español, en las competencias digitales para evitar que se profundicen las desigualdades sociales?

Tenemos € 3.750 millones para invertir hasta el 2026 en la transformación de la educación primaria y secundaria, en toda la reforma de la formación profesional, también en las carreras, másters y doctorados científicos. Con las universidades acabamos de lanzar las cátedras de Inteligencia Artificial y de Ciberseguridad, 32 cátedras que movilizan € 50 millones, y luego las formaciones no regladas a las pymes, a los desempleados, para que renueven sus competencias digitales.

Antes del 2025, el 80% de la población española deberá tener habilidades digitales básicas. Necesitamos un plan de choque a corto plazo porque el mercado demanda unos perfiles que aún no están, por eso hemos lanzado una estrategia para formar a toda una generación de españoles, desde lo más jóvenes a los más mayores.

Además de participar del reglamento para la IA, España aprobó en diciembre del año pasado una ley para las startups, de la cual también eres una de las artífices. ¿Ha cambiado algo en el ecosistema de las startups españoles desde la aprobación de la nueva ley?

Sí, ha sido aprobado por nuestra Secretaría de Estado. Es una ley pionera, única con estas características en toda Europa, que cambia para siempre las normas del juego y convierte España en un país muy atractivo para la inversión, el emprendimiento y para el talento.

¿No hay ningún otro país europeo con una ley de esta naturaleza?

Puede haber incentivos fiscales concretos, pero una ley orgánica propia para las startups sólo existe en España.

¿Y qué ha cambiado desde entonces en el ecosistema de startups?

La percepción de que España está jugando la primera Liga Mundial para atraer la inversión y el emprendimiento. Muchos de los centros de investigación punteros se están instalando en nuestro país, en estos últimos tres años hubo más de 890 inversiones internacionales directas en España en los casi 20 centros de I+D de altísima competencia, desde chips, diseño, Inteligencia Artificial…

También han cambiado las herramientas para que los emprendedores sean competitivos a escala global, desde la visa para los nómadas digitales hasta el tratamiento fiscal de las stock options, que por fin reconoce este mecanismo con unas ventajas fiscales muy claras para que las startups puedan retener el talento.

¿Qué incremento hubo desde la aprobación de la ley (diciembre de 2022), para que tengamos una idea de la magnitud?

Una vez aprobada la ley tenemos hasta el final de abril para ponerla en marcha, porque requiere cambios importantes dentro de la propia administración para que se apliquen los sellos y todas las ventajas fiscales. En dos, tres meses hemos recibido 2.000 solicitudes para la certificación de startups.

¿España despega entonces como un hub importante en el ecosistema europeo de las startups?

España ya es el cuarto país de Europa con mayor número de startups: terminamos el año pasado con 14.000 startups, pero el problema era eliminar las barreras de entrada a la creación de startups. Yo misma cree una en el 2006, por lo tanto, sé cuáles son las dificultades de las empresas. La ley permite que se cree una empresa por 1 €, con tarifas registrales máximas de € 100 y que el trámite para su certificación se gestione 100% online.

El otro problema a solucionar tiene que ver con las scaleups, que están en una etapa más avanzada de crecimiento. ¿Qué necesitamos para que estas empresas, cuando necesiten escalar, no se vayan de España, no se malvendan un fondo Internacional, no se vayan a Estados Unidos, sino que se queden en nuestro país, que encuentren aquí todo el capital necesario para crecer y convertirse en unicornios desde Europa? Eso es lo que queremos resolver.

Para eso lanzamos el fondo Next Tech, dedicado a empresas del ámbito del Deep Tech [que desarrollan ofertas basadas en innovaciones de ingeniería o en descubrimientos y avances científicos] que necesitan rondas de inversión de crecimiento.

Es un fondo de fondos que nació con € 2.000 millones de recursos públicos y otros € 2.000 millones de capital privado para que se pueda financiar el crecimiento de las empresas tecnológicas de nuestro país. Ya hemos invertido € 1.330 millones y recién se ha aprobado una ampliación a € 8.000 millones en capital público-privado, convirtiendo el Fondo Next Tech en el segundo mayor de Europa de estas características [por detrás de Alemania].

¿Qué se está armando con respeto a los los permisos de residencia para los nómadas digitales?

España fue el cuarto destino del mundo preferido para teletrabajar durante la pandemia. Lo que vemos es una gran oportunidad para que este talento recabe en nuestro país. En lugar de la visa de turistas, que caduca a los tres meses, les damos un permiso de trabajo y de residencia de un año, que puede ser ampliado hasta tres, y un tratamiento de fiscal de no residentes.

En un momento donde existe una batalla global por el talento, pensamos que estas medidas crean ecosistema, que ese talento también transfiere talento y conocimiento al territorio y que esto es la antesala para que esas empresas puedan echar raíces e instalarse aquí como residentes.

Queremos eliminar esta dicotomía de que España es un país donde se vive bien, pero se trabaja mal, como era hasta ahora. Creo que España es el país donde ya se puede vivir bien y trabajar bien.

¿Crees que, con todas estas medidas y el regreso a la presidencia del Consejo de la UE, España puede cambiar algo en la influencia de Europa en América Latina?

España en este momento está liderando ya muchos debates de primera línea a nivel internacional, desde el debate sobre los derechos digitales que lo hemos impulsado nosotros, el debate sobre la Inteligencia Artificial ética que estamos ejecutando con el liderazgo del piloto regulatorio, todos los temas vinculados a IA y sostenibilidad. Además, hemos creado el Plan Nacional de Algoritmos Verdes, donde ponemos el foco también en que los algoritmos de la IA deben ser eficientes desde su punto de vista energético, que herramientas como el blockchain o los lenguajes de modelos masivos no son sostenibles.

Estamos realmente recuperando este liderazgo desde Europa, y a través de España, con Latinoamérica. El mes pasado estuve en Colombia, donde hemos firmado el acuerdo UE-ALC, de la Unión Europea con los países de América Latina y el Caribe, para hacer una alianza digital para su desarrollo tecnológico, empezando por la conectividad, pero siguiendo con las habilidades digitales.

También tenemos un proyecto emblemático para la nueva economía de la lengua, dedicando € 1.100 millones para desarrollar una industria de Inteligencia Artificial en lengua española. Es decir, toda la IA se desarrolla más rápidamente en inglés o en chino y cuando hablamos de eliminar los sesgos, necesitamos también eliminar los sesgos lingüísticos en español. Estamos trabajando en este proyecto estratégico de la lengua para que haya un mercado potencial de 600 millones de personas, donde España y Latinoamérica unen esfuerzos para crear una industria líder.

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